CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- En contraste con la algarabía que el pasado jueves 10 de mayo se registraba en restaurantes y muchos hogares al celebrarse el Día de la Madre, un grupo de mujeres, madres, hermanas e hijas, dicen no tener nada que festejar, pues en la mesa hay un espacio vacío.
Estas madres llevan su luto por dentro y por fuera,
María Isabel Camacho Torres, extraña el grito alegre de su hijo Rodrigo al llegar a su casa para saludarla antes de salir a trabajar a la huerta, “ya llegué güera”, hace cuatro años que no sabe de él.
Rodrigo Banda Camacho, desapareció del ejido Guadalupe Victoria en Güémez el 4 de febrero del 2014, andaba trabajando en una huerta y de allí se lo llevaron, aunque no saben quién o quiénes pues nadie se comunicó ni pidió rescate.
Interpusieron una denuncia y les tomaron muestras de ADN pero hasta hoy no hay resultados, por lo que, como todas las familias que tienen un desaparecido, han emprendido por su cuenta la búsqueda.
“Nos fuimos a buscarlo a muchas partes, hemos salido mis hijas y yo, hemos visto cosas tan feas, que jamás pensamos ver; entre las huertas metidas, en el monte, en casitas abandonadas”.
Aunque no tienen preparación para realizar indagatorias, el amor y la esperanza de encontrar a su ser querido la mueve a caminar entre el monte y ejidos para dar con Rodrigo.
“Encontramos una casa enorme, del Barretal para dentro, en las huertas, una casa muy bonita pero todo estaba quebrado, lleno de sangre, los pisos, las paredes, todo balaceado, y así como ese lugar, encontramos muchos otros”.
El Barretal, poblado del municipio de Padilla, así como Güémez e Hidalgo, han estado en la disputa de grupos delincuenciales, dejando muertos y desaparecidos desde que se recrudeció la violencia en 2006, pero especialmente a partir del 2010.
Pese a todo lo que ha visto, María Isabel no pierde la esperanza de encontrar a su hijo con vida, pues en casa lo espera su familia, cuatro niñas de 3, 5, 7 y la mayor de 16 años, sus hermanos.
“Tengo fe de que tiene que regresar, él va a regresar, algunos sí han encontrado a sus familiares pero ya fallecidos, pero yo tengo fe, hace poco me encontré a una amiga, su esposo tenía desaparecido cinco años y me dijo que tenía como tres meses que había regresado, vivo”.
En Tamaulipas, de acuerdo con cifras oficiales, hay 5 mil 989 persona desaparecidas o no localizadas, aunque, organismos no gubernamentales y colectivos de desaparecidos, difieren y afirman que la cifra negra es mucho más alta.
“Para una madre como nosotras, con un hijo así, (desaparecido) nada es igual, todo cambió, ella dejó cuatro hijos y no hay nada, me hace falta mi hija”, es lo que dice Eva Basoria Narváez, quien busca a su hija Eva Guadalupe Camacho Basoria, quien desapareció el 31 de agosto del 2011 en Nuevo Laredo.
“Salió de su casa, le dijo a sus hijos que iba a un mandado y ya no regresó, tenía 37 años, es la mayor de mis hijos”, explica la madre que a buscado en varias ciudades y hasta en el Servicio Médico Forense (Semefo) a su hija, sin resultados.
Doña Eva cuenta con pocos recursos para buscar a su hija, a cuestas con una lesión en la columna que en breve le operarán a través del apoyo que le brindan en el Instituto de Atención a Víctimas del Delito, viaja a donde puede para seguir buscando a su hija.
Dice que en Tamaulipas y Nuevo León le tomaron muestras de ADN para compararlas con cuerpos encontrados y que se encuentran en calidad de desconocidos, sin que se tenga respuesta, “las autoridades no me han dicho nada, yo pregunto y nada, en Nuevo Laredo no podemos hacer nada de eso (búsqueda) porque es peligroso y yo sola menos”.
Aunque ha pasado mucho tiempo desde que su hija se fue de casa, quiere aferrarse a que podrá regresar, aunque reconoce que conforme pasan los días, meses y años, es más difícil, “yo no sé, es muy difícil saber porque ya han pasado 6 años y nunca ha habido una respuesta”.
El recorrido de seis cuadras que el 10 de mayo hicieron en Victoria una centena de familiares de desaparecidos fue difícil, tantas madres juntas buscando a sus hijos, pidiendo a las autoridades que no se detengan las búsquedas y recordando a viva voz que hasta el último aliento ellas seguirán buscando, enmudecía a quienes las escuchaban.
María Natividad Banda Hernández tiene siete años y poco más de un mes que busca a su hijo Isidro Zurita banda, quien desapareció el 5 de abril del 2011 en la colonia Nuevo Santander en Victoria.
“Estaba en su casa, se metieron unas personas y se lo llevaron y no hemos sabido nada de él desde entonces”, dice al recordar con tristeza ese día.
A diferencia de Rodrigo en Güémez y Eva Guadalupe en Nuevo Laredo, por Isidro sí pidieron un rescate para dejarlo en libertad, “sí se comunicaron, nos llevaron un papel que querían un rescate, pedían 70 mil pesos y sí los dimos, pagamos, fue una persona a la casa que no conocíamos”, sin embargo, su hijo nunca regresó.
Aunque en esa fecha interpusieron una denuncia, a la fecha no hay resultados; a ella, su esposo y al hijo de Rodrigo les tomaron muestras de ADN, sin que se tenga algún resultado.
Han pasado muchos años desde que secuestraron a su hijo, por lo que esta madre con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos, pide, exige saber algo del paradero de su hijo, aunque ya no lo encuentre como ella espera.
“Sí tengo mucha fe que lo voy a encontrar, pero si ya no lo encuentro como yo quiero, lo quiero vivo; pero si lo hayo muerto, pues lo recibo, porque ya es mucho tiempo, es demasiado tiempo el silencio; he sabido de muchos que se comunican, pero él no se ha comunicado con nosotros”.
Francisca, otra de las madres que participó en la marcha y busca a su hija Santa Grecia Mildred Ramírez Chávez, encendió una veladora para enviar la luz a sus hijos y los ilumine, en donde quiera que estén, para regresar a casa e hizo un llamado para también cuidar a los que aún están en el hogar.
“En esta lucha, todos somos guerreros, porque luchamos para encontrar a nuestros hijos y pensar negativo no nos va a llevar a nada; hay que agarrarnos de las manos de Dios Yavé, cueste lo que cueste, ganaremos esta lucha”.
Para el presidente del colectivo “Amigos y familiares de desaparecidos en Tamaulipas”, Guillermo Gutiérrez Riestra, quien desde hace cuatro años encabeza esta marcha, la mayoría de los desaparecidos en esta guerra declarada desde el 2006 por el entonces Presidente Felipe Calderón a los grupos de la delincuencia, son inocentes que no tenían nada que ver con la delincuencia y resultaron víctimas colaterales.