CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- En Tamaulipas han perdido la vida 129 elementos de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) que combatían a los grupos delincuenciales; esta cantidad corresponde al 24 por ciento de los elementos castrenses caídos en el país.
Es decir, uno de cada cuatro militares asesinados, han muerto en Tamaulipas.
El 61 por ciento de los activos fallecieron durante la administración anterior y 27 por ciento en el periodo de Eugenio Hernández.
De acuerdo con el reporte de personal caído en la campaña contra el narcotráfico y la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, 535 militares de diferentes grados fueron asesinados del uno de diciembre de 2006 al 7 de marzo de 2018 en territorio mexicano.
Las muertes más recientes ocurrieron la noche del martes en Coyuca de Catalán, Guerrero. Los soldados recibieron una denuncia anónima sobre la presencia de personas armadas a inmediaciones del rancho “El Pozo”. Al acudir fueron emboscados; tres militares murieron y tres más resultaron heridos.
Además de Tamaulipas los estados donde más han caído mujeres y hombres de la milicia mexicana son: 69 en Sinaloa, 58 en Michoacan, 54 en Guerrero, 33 en Nuevo León, 32 en Chihuahua, 25 en Jalisco, 25 en Sonora, 21 en Durango y 19 Veracruz. Solamente en 8 entidades no se registraron fallecimientos de este tipo.
A partir de las centenas de fallecimientos de soldados, el titular de la Sedena, Salvador Cienfuegos, ha hecho pronunciamientos públicos para condenar los ataques y enaltecer el trabajo de las Fuerzas Armadas que suplen a las corporaciones estatales y locales.
«En esta importante tarea, mujeres y hombres de armas lamentablemente han perdido la vida o sufrido graves heridas, todos en cumplimiento de su deber, todos en búsqueda de un mejor porvenir. Ellos son nuestros héroes actuales y merecen ser recordados y admirados», expresó en una ceremonia para familiares de caídos.
Golpes a Sedena
“Haremos que prevalezca el derecho por encima de la violencia, haremos retroceder a la delincuencia. No permitiremos que los criminales sigan obstruyendo el camino de México a un futuro de mayor prosperidad y desarrollo. Lo vamos a hacer por nosotros y por los que vienen, por nuestros hijos; lo vamos a hacer porque es nuestro deber y también porque queremos entrañablemente a México”, dijo el entonces presidente de México, Felipe Calderón, el 11 de diciembre de 2006.
Ese día, el mandatario panista declaró el inicio de la Guerra contra el Narcotráfico, con el envío de 7 mil soldados para combatir al crimen organizado en Michoacán. Las fuerzas armadas solo participaban en acciones específicas y los encargados de la seguridad eran las policías estatales y la cooperación federal.
Los soldados salieron a la calle con la orden de combatir a muerte a la delincuencia organizada. Un mes después de la declaración de guerra, el primer sargento caído fue
asesinado a balazos en Nuevo Laredo. Los enfrentamientos entre los delincuentes en los bastiones criminales tamaulipecos se reprodujeron. Los líderes que heredaron el control de las ciudades empezaron a morir o ser detenidos. Nadie imaginó lo que comenzaría en 2010.
El primer y el último militar asesinados por ataques del crimen durante el sexenio del panista Calderón, sucedieron en Tamaulipas. Entre los dos hombres hay otros 76 nombres, que suman 78 golpes delincuenciales a la Sedena. La violencia contra el personal militar ha permanecido en la administración de Enrique Peña Nieto.
Un mes después de tomar protesta, el 2 de enero de 2013, un soldado en labores de Policía Militar en Hidalgo, Tamaulipas, fue la víctima número uno del nuevo gobierno federal.
Son varios los hechos que arrojaron más muertos militares en territorio tamaulipeco. El primero ocurrió el 27 de febrero de 2007 en Aldama. La aeronave que dirigían dos pilotos aviadores junto a un teniente se desplomó; todos murieron. Tres años con 4 meses después, el 17 de junio de 2010, un grupo armado mató a dos fusileros paracaidistas y un teniente de Infantería en Miguel Alemán.
Agosto de 2010 fue un mes trágico; 6 elementos de la Sedena murieron en 3 hechos, dos fueron agresiones de grupos armados y el restante un accidente automovilístico. Para noviembre un grupo de 4 cabos de Infantería murieron bajo el fuego de los delincuentes, según indica el reporte elaborado por la dependencia mexicana.
Ya en curso el sexenio priista, el uno de junio de 2013 fallecieron un par de cabos y otro de soldados a causa de un percance vehicular en Abasolo. En los 30 días posteriores en Reynosa murieron 5 militares; 4 por motivos similares y uno por disparos de fusiles. Ésta ciudad fronteriza se consolidó como campo de fatal en 2013; el 3 de agosto otro ataque armado terminó con la vida de 5 integrantes de un pelotón.
El 11 de enero de 2017 en Nuevo Laredo, elementos de batallón de Fuerzas Especiales fueron agredidos. En el hecho fallecieron un sargento segundo y dos cabos. Tres meses después en la misma ciudad murió por balas de grueso calibre un soldado del regimiento de caballería motorizado. San Fernando y Valle Hermoso también han sido municipios mortales para los soldados, han caído 1 y 2 elementos, respectivamente.
Durante el primer periodo de Peña Nieto las últimas muertes de militares han sido en Nuevo Laredo, Camargo, Ciudad Mier, Miguel Alemán, Valle Hermoso, Río Bravo, Reynosa, Abasolo, Matamoros, Nuevo Ciudad Guerrero, San Fernando, Güémez e Hidalgo.
CIFRAS
24%
de las muertes de militares han ocurrido en Tamaulipas
61%
de las muertes ocurrieron en la anterior administración estatal
535
militares han sido asesinados en el país desde el 2006
129
militares asesinados en Tamaulipas
69
militares asesinados en Sinaloa
58
militares asesinados en Michoacán