Según encuestas, López Obrador le saca más ventaja a Anaya Cortés
Los candidatos a legisladores de Morena, sin embargo, no han crecido
Almaraz Smer, Ale Cárdenas y Guevara Cobos, convencen en Victoria
Campaña contra dengue, zika y chikungunya, bien amerita su atención
Tamaulipas aún no logra medallas en el Olimpiada Nacional ¿por qué?
El posicionamiento político-electoral de Andrés Manuel López Obrador le ofrece, según las encuestas, una ventaja más considerable con respecto a su contrincante más cercano (Ricardo Anaya Cortés) a sólo 41 días de la jornada comicial.
Consulta Mitofsky en su más reciente medición, refiere que entre el tabasqueño y el queretano, hay 16.5 puntos de diferencia (por lo menos) ‘efectivos’ y/o 12.1 ‘brutos’, lo que hace suponer que, hasta el momento, el mentado ‘Peje’ se mantiene inalcanzable.
No ocurre lo mismo, por supuesto, con los candidatos al Congreso de la Unión, de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), pues cada día que transcurre aparecen más involucrados en acciones ilícitas; y eso precisamente le restaría dividendos al candidato presidencial.
En lo corto, salvo Américo Villarreal Anaya (candidato al Senado) y uno que otro aspirante a los ayuntamientos (de la frontera norte y del sur del estado) han trabajado fecundamente, mientras el resto aún pretende colgarse medallas ajenas, sin reparar en que el veredicto ciudadano los llevaría al fracaso por tenerlos bien identificados por su oportunismo y lo, que es peor, su tendencia a la traición.
De ahí que en Tamaulipas asome el voto cruzado.
Igual que otras entidades de la República Mexicana.
Y eso le restaría poder a López Obrador, en caso de ganar, porque suponiendo (sin conceder) que resultara airoso, el Congreso de la Unión le sería contrario e impediría el establecimiento de un régimen autoritario (aunque disfrazado con la palabra democrático) para concretar lo que en campaña suele divulgar.
En fin, Usted tiene la última palabra.
Visita infructuosa
La breve presencia de René Juárez Cisneros en Tamaulipas no significó más allá que una simple visita de cortesía, para darse a conocer como el nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) priista.
Sobre todo cuando su agenda sólo contempló dos actos públicos en las cabeceras municipales de Casas y Victoria, donde se supone ‘ningún problema’ tendría el tricolor para sacar avante la elección (respecto a los tres órdenes de Gobierno).
Empero, por sus antecedentes políticos truculentos, quizás éste fue, tan sólo, un pretexto para darles fuerte jalón de orejas al dirigente estatal (Sergio Guajardo Maldonado) y a los candidatos a legisladores federales por, en su generalidad, no hacer crecer a José Antonio Meade Kuribreña en su proyecto presidencial.
O, tal vez –también existe la posibilidad–, de hacerles creer que van por el camino correcto, ‘aleccionado’ por Miguel Ángel Osorio Chong –el protector del mentado ‘Negro’–, para entregar al membrete albiazul todo el control de esta plaza.
Del político guerrerense todo puede esperarse.
Ya ve Usted que allá en 2005 él mismo operó para que el perredista Carlos Zeferino Torreblanca Galindo lo sucediera en el cargo, tras haber (René) sido acusado de malversar recursos públicos para beneficiar una constructora de su propiedad cuyo prestanombres fue, precisamente, su relevo en la gubernatura, según acusó, entonces, Fernando Hinterholzer Diestel (uno de los colaboradores más cercanos a Juárez Cisneros).
Y, por cierto, no hay que olvidar que su patrón, Osorio Chong, fue el operador del Gobierno federal en Tamaulipas durante su ejercicio, como titular del ‘Palacio de Covián’, llevando al PRI al derrumbe político por su pleito con Manlio Fabio Beltrones Rivera y Luis Videgaray Caso.
Como fuere, ya en privado, el apenas hace 20 días ungido dirigente nacional del PRI, les leyó la cartilla a los candidatos al Senado (Yahleel Abdala Carmona y Luis Alejandro Guevara Cobos) así como a los nueve abanderados a la Cámara baja –Juan de Dios Juanes Carrizales, Benito Sáenz Barella, Copitzi Yesenia Hernández García, Anto Adán Marte Tláloc Tovar García, Alejandra Cárdenas Castillejos, Florentino Aarón Sáenz Cobos, Griselda Carrillo Reyes, Helvia Holguera Altamirano y Gustavo Rico de Saro–, y, hasta eso, sin conocer la problemática que el PRI enfrenta aquí en el estado.
Entonces, ¿qué valor tuvo su presencia?
¿Acaso ignora –deduzco que sí–, que aquí en esta tierra cueruda el tricolor ha mordido polvo en las tres últimas contiendas presidenciales. Y en dos en las justas senatoriales?
Con relación a los espacios en el Palacio Legislativo de San Lázaro, Juárez Cisneros debe conocer las estadísticas.
Pero le hizo ‘tío Lolo’.
En fin…
Almaraz, favorito
En la lid electoral de hace un par de años Óscar de Jesús Almaraz Smer fue electo presidente municipal de Victoria, tras realizar una campaña de penetración real. Y esto me lleva a suponer que ahora, en su estrategia reeleccionista, no descuidaría los flancos aprovechados (en el 2016) por Xicoténcatl González Uresti, quien amenazó seriamente (por la votación emitida) impedirle acceder al poder.
El trabajo de Óscar (como presidente municipal) aquí en Victoria ha sido tan fecundo que el conglomerado está dispuesto a otra vez a jugársela con él (según observo), pese a la andanada que sus pares en esta contienda avivan al través de las redes sociales, la prensa y en reuniones ‘secretas’ tratando de posicionarse (ellos) y descalificarlo por haber colaborado profesionalmente en otros regímenes.
Cierto es que, hace un par de años, por un escaso margen superó a su contendiente más cercano –quien por cierto ahora no juega–, pero de ahí, a querer (hoy) aprovechar el entonces desconcierto de los votantes, hay un mar de diferencia.
Basta acudir a un recorrido de Óscar por las colonias –y compararlo con sus rivales ocasionales–, para confirmar la diferencia, ya que él está en la jugada mientras los otros a duras penas salen a la calle, ‘por temor a las altas temperaturas’.
Y esto, precisamente, me hace suponer que por más que crezca ‘un fenómeno antipriista’ (en la capital del estado) no alcanzaría a mermar el posicionamiento de Almaraz, por ser un hombre que da resultados.
‘Broncojaladas’
Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón no sólo propone cortarle las manos a quienes cometen robo –¡perdóname madre, si él llega a ser presidente porque me robaste el corazón!–, sino azotarlos –¡vieja ya no te quiero, y menos por haberme robado también el corazón!–, o hasta decretar pena de muerte –¡las odio!–, a quien robe… ¡hasta los sentimientos!
El mentado ‘Bronco’ insiste en su propuesta primitiva para desterrar así la descomposición social. E, incluso, va más allá al sugerir que todos los niños y jóvenes reciban instrucción militar. Y que el Ejército se ocupe de vigilar a quienes atiendan el ejercicio público.
¿O sea, militarizarlo?
¡Vaya posición fascista!
Problema priista
La participación de José Antonio Meade Kuribreña en este proceso lleva a suponer que ante el derrumbe del PRI, al señor de Los Pinos no le quedó más remedio que aceptar la sugerencia de su alter ego, Luis Videgaray Caso, para tratar de conservar la Presidencias de la República, que por haberla despojado a los políticos de cepa mucho le han costado al país.
Cuando los tecnócratas arribaron a la Presidencia de la República en 1982, con Miguel de la Madrid Hurtado, la clase política priista quedó relegada de toda decisión partidista. Y peor le fue a raíz del fraude electoral del ‘88, que operó Manuel Bartlett Díaz –hoy ‘flamante’ senador por el PT–, para darle paso al neoliberalismo sembrado por Carlos Salinas de Gortari.
Hacia la segunda mitad de su administración, el ‘señor de Agualeguas’ (Nuevo León) lograría lo que ninguno de sus antecesores: la unificación del pueblo mexicano… pero en contra.
Tan se dio cuenta de esta animadversión que fabricó la candidatura de un político (Luis Donaldo Colosio Murrieta) para, supuestamente, sucederlo en el cargo, pero al rebelarse éste inesperadamente fue masacrado (marzo 23 de 1994) y sustituido por un personaje grisáceo, pero, al fin, lacayo suyo (Ernesto Zedillo Ponce de León), quien gobernara al país como ‘gerente de una empresa privada’, y no como jefe del Poder Ejecutivo Federal, pues en el estricto ejercicio de su mandato constitucional, fue el ex presidente quien realmente ostentaba el poder, aunque tras bambalinas.
Al entregarle la estafeta a la oposición continuadora del neoliberalismo –en 2000, la recibió Vicente Fox Quesada–, Salinas de Gortari siguió como lo proyectara: mandando en México, pero marginando a la clase política del tricolor, pues su propósito de privilegiar al sector privado (desmantelando al Gobierno federal de todas sus propiedades), no perdió vigencia.
Lo mismo ocurrió en el sexenio de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
Como ahora también, cuando su discípulo Enrique Peña Nieto acaricia el ocaso de su administración y se ve obligado a entregarle la posición a un personaje (José Antonio Meade Kuribreña) identificado, claramente, con su amparador, quien al final de cuentas, sigue moviendo los hilos del teatro en que está convertido el sistema político mexicano.
Dicho en otras palabras la tecnocracia de nueva cuenta ‘afila colmillos’ como lo ha hecho durante las tres últimas décadas, incitada por Salinas de Gortari.
¿Y los políticos que hacen al respecto?
Agachar la cabeza simplemente, aunque en su aventurado afán de ser protagonistas del relevo se hayan prestado al juego de un ‘destape’ masivo como ocurrió con los legisladores, gobernadores y dirigentes sectoriales de tal nomenclatura priista, entre quienes se cuentan: Carlos Aceves del Olmo (CTM), Ismael Hernández Deras (CNC) y Arturo Zamora Jiménez (CNOP).
En fin, como dicen en el rancho: ¿Pa’ qué pegar tanto brinco, si el lodo está puesto para regocijo del puerco?
Divisionismo panista
La dimisión de Margarita Ester Zavala Gómez del Campo como candidata presidencial tanto se esperaba que a nadie sorprendió, fuera de su séquito.
Con ello, la adhesión de los gobernadores y legisladores ‘rebeldes’ del albiceleste al proyecto de José Antonio Meade Kuribreña, se haría pública en los días subsecuentes.
Pero, también, agravaría el divisionismo en el PAN, puesto que los políticos más recalcitrantes del organismo se han unido al proyecto presidencial que impulsa al ex secretario de Hacienda –acusado de ser causante directo del gasolinazo que tanto afecta a la población–, en su juego sucesorio.
Los senadores Javier Lozano Alarcón, Roberto Gil Zuarth, Jorge Luis Lavalle Maury, Salvador Vega Casillas y Ernesto Cordero Arroyo, por citar sólo a unos cuantos, coinciden en que la disputa al final será entre Andrés Manuel López Obrador y el personaje apartidista, por lo que el proyecto de Anaya y sus pares tiende al fracaso.
Inclusive, en éste escenario aparecen los doce gobernadores del PAN que tampoco han dado color, pero el queretano los considera aliados, pese a que ninguno de ellos, públicamente, ha manifestado jugársela con alguno de los hasta hoy mentados.
De cualquier forma no hay que perderlos de vista.
Y no, porque nada les está dado, todavía, considerando que son factor importante del divisionismo y/o el cierre de filas que tanto requiere el PAN y sobre todo, su dirigente nacional, para definir si se suma al proyecto para ir contra el mentado `Peje’, o se adhiere al tabasqueño, bajo la presunción de que postulando un candidato frentista difícilmente ganarían.
Como fuere, Anaya Cortés cada día ve más lejano su triunfo.
Y más cercano el apoyo de sus huestes a favor de López Obrador.
E-m@il
jusam_gg@hotmail.com