Durante las últimas semanas y con mayor fuerza, con el día de la elección cada vez más cercano, algunos candidatos a senadores, diputados federales o a alcaldes, urgidos de popularidad y de reclutar simpatizantes, gritan, exigen y reclaman con todas sus fuerzas que se organicen debates y que todos los aspirantes participen, aunque no estén de acuerdo.
Para ellos es una tragedia que ni el INE ni elIETAM hayan considerado como obligatorias estas pasarelas que se reservaron única y exclusivamente para quienes aspiran a ser presidentes de la República.
Su reclamo ha sido escuchado pero no atendido. El árbitro electoral les dijo que está bien, que hagan sus debates pero que busquen otro patrocinador u organizador porque al final de cuentas la ley no obliga.
A la luz de las tristes experiencias, de los últimos debates que hemos presenciado, no queda más que aplaudirle a los organismos electorales que no hayan caído en el garlito de los candidatos que ya viéndose perdedores buscan que alguien les ayude a granjearse simpatizantes.
Y es que ya fue suficiente con el show de los cuatro aspirantes presidenciales que si algo lograron en sus encuentros fue acabar de decepcionar al electorado mexicano, plenamente convencido ahora de la mediocridad, la soberbia y la impertinencia que son el denominador común de los cuatro personajes que están obsesionados en sacrificarse por la patria durante los próximos seis años.
En un ejercicio de imaginación, resulta difícil adivinar si el debate fuera en Tampico, por ejemplo, quién sería el intérprete de “Riquin, riquin, Canallín”, esa frase tan profunda que sintetiza los alcances del puntero Andrés Manuel López Obrador.
¿A quién le acomodaría mejor, a Chucho Nader o a la profesora Magda? No nos atrevemos a dilucidarlo.
¿Y en Victoria qué tal? ¿Quién entre Óscar, Xico o Gattás desempeñaría mejor ese papel?
Una réplica aldeana de Meade o de Anaya seguramente que desbordaría el vaso de la paciencia y del mal humor de los tamaulipecos.
Y sospechamos que hay de sobra émulos de El Bronco que es preferible se sigan guardando en el ostracismo.
Francamente es mejor quedarnos con la duda sobre los alcances de los candidatos a senadores, a diputados federales o alcaldes.
Sin necesidad de debatir algunos de ellos ya han dejado constancia de sus debilidades y miserias, de su soberbia y de su ignorancia.
Bien por el INE y el IETAM que nos salvaron de una versión local de ese vergonzoso espectáculo que ya vimos dos veces y del cual todavía tendremos otro episodio más.
Bien por los candidatos que se negaron a participar en esa función circense donde los chistes se tejen con cargo a las desgracias del país.
Y qué pena por los que siguen esperando los debates. Ni modo, aunque les cueste, deberán tomar la calle para cazar votantes… no les queda de otra.
Otro caído
Dicen los que saben que la candidatura de Tino Lee para la diputación federal por el Distrito 07 nació chueca.
Por eso su campaña nunca arrancó del todo, ante la zozobra constante de que ocurriera lo que finalmente pasó: el PRD deberá elegir a un candidato que sí sea perredista para representar al Frente.
Ahora viene lo bueno, que los del Sol Azteca, enfrentados como están en una auténtica guerra tribal, se pongan de acuerdo para lanzar un contendiente digno.