MÉXICO. “Parece que la igualdad fomenta la estabilidad. Así pues, la igualdad en los ingresos de hombres y mujeres puede llevarles a seguir unidos por más tiempo”, explica Ishizuka en un artículo publicado en Demography.
Algunos estudios anteriores sugerían que la igualdad en las relaciones, en especial a la hora de repartir las tareas de casa, promueve la felicidad y favorece la satisfacción en las relaciones sexuales.
Además, el hecho de que un miembro de la pareja gane bastante más que le otro puede afectar a las dinámicas de poder de la relación y provocar una falta de satisfacción. “Tradicionalmente se han entendido las diferencias de poder en las relaciones como que la persona con más dinero tenía más poder”, cuenta la psicoterapeuta Marlin Potash a CNN. “Entonces, la persona con menos ingresos puede acabar teniendo la sensación de que sus deseos y necesidades no son tan importantes”.
Por este motivo, Ishizuka apunta en su artículo que la “igualdad puede conducir a un aumento de compromiso o cooperación entre parejas, ya que están aportando recursos económicos similares a la relación”.
Para extraer sus conclusiones, el investigador analizó información procedente de la Encuesta de Ingresos de la Oficina del Censo estadounidense y del Programa de Participación desde 1996 hasta 2003. Asimismo, estudió los datos de la Encuesta Actual de Población de la Oficina del Censo, que incluye 60.000 hogares estadounidenses.
Sus estudios también revelaron que las familias con ingresos altos tienen más probabilidades de contraer matrimonio.
Según la Cornell University, el estudio de Ishizuka confirma la teoría de que las parejas tienden más a casarse cuando alcanzan un cierto nivel de ingresos. “Cuando las parejas alcanzan unos ingresos que les dan cierta prosperidad económica, son más propensas a contraer matrimonio. Quieren tener una casa, un coche y suficientes ahorros como para poder celebrar una boda a lo grande. Además, qui
En general, en Occidente ha aumentado la edad media para contraer matrimonio y este hecho refleja, en parte, que a la gente le cuesta más conseguir un empleo estable y, por tanto, un salario.
Nora Spinks, del Vanier Institute of Family, explica a Toronto Star que esto también puede deberse a otros factores que llevaban a las personas a contraer matrimonio antes y que ahora han cambiado, como las creencias religiosas, las necesidades económicas y la desaprobación social del sexo fuera del matrimonio.
La psicóloga y experta en relaciones Antonia Hall resalta la importancia del cambio de actitud respecto al matrimonio: “Muchos millennials se han criado con tasas cada vez mayores de divorcio y familias separadas, por lo que no perciben el matrimonio como la única forma de relación para ellos”. “A ello hay que sumar los altos costes de la educación y la deuda: los millennials se sienten menos seguros a nivel financiero, por lo que suscribir un contrato vinculante con su pareja les resulta menos atractivo”, añade la experta.
CON INFORMACION DE’HuffPost.