Si consideramos el nivel que venían mostrando desde que inició la campaña, no podía esperarse más de los candidatos presidenciales.
Pero no deja de resultar incómodo que apenas se conociera el asesinato de Héctor González Antonio, se agarraran del tema para hacer proselitismo.
Meade y Anaya usaron su Twitter para condenar el asesinato y enviar condolencias, y López Obrador guardó silencio, pero su escudera Tatiana Clouthier publicó un mensaje en la misma red social que causó mucha molestia en el gremio: “Ante el asesinato del periodista en Tamaulipas no queda más que claridad que el camino es la #Paz que propone @lopezobrador_”.
Que haya llamado a votar por un candidato en medio de esta tragedia ya es bastante cuestionable, pero más desagradable resulta el tono distante con el que se refiere a un comunicador que perdió la vida cumpliendo con su labor, por cierto, muy importante para el desarrollo democrático del país.
Ayer, José Antonio Meade visitó Tamaulipas y encabezó tres eventos masivos, en Victoria, Altamira y Tampico.
En los tres, como parte de un guión, inició sus mensajes enviando condolencias a la familia de Héctor y condenando su asesinato.
Sólo él y su equipo sabrán la verdadera motivación de haber incluido el tema en sus discursos, pero lo que sí quedó a la vista de todos, fue la falta de propuestas concretas para poner fin de una vez por todas -no sólo el ataque contra los periodistas- sino contra al ciudadanía en general que de alguna u otra manera, ha sido víctima de la violencia que aqueja a Tamaulipas.
Exactamente lo mismo podría decirse en los casos de Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya. ¿Qué van a hacer para transitar de las enérgicas condenas a una reducción real de homicidios?
¿Cómo van a mejorar las condiciones laborales de miles de periodistas cuyo trabajo cotidiano hoy se ha vuelto de alto riesgo?
Hasta ahora, ninguno lo ha explicado a cabalidad.
La libertad de expresión no parece un tema preponderante en sus campañas, y en el caso de la seguridad, sus programas aparecen repletos de refritos, ocurrencias y lugares comunes.
El panorama desalentador en torno al hostigamiento contra los periodistas, se agrava si consideramos que la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión parece actuar en cámara lenta.
De los últimos tres asesinatos de comunicadores en México, se sabe poco o nada. Hasta la fecha, se desconoce por ejemplo si su muerte estuvo relacionada con la actividad que desempeñaban.
Ayer, el Procurador de Tamaulipas adelantó que hay avances en la investigación y que darán con la verdad.
Ojalá así sea, que la justicia no tarde en llegar.




