Pese a la infamia telefónica, López Obrador se mantiene inalcanzable
El Congreso de la Unión, ahora, surge como ‘el platillo más apetecible’
Américo crece por efecto Morena; y defecto priista sacrifica a Guevara
El rector universitario no sufre ni acongoja, aunque quieren ‘eliminarlo’
Mesas de solución de Almaraz Smer, fortalecen su proyecto electoral
Es prácticamente imposible que en las urnas se revierta la tendencia del voto que hasta hoy por amplio margen favorece a Andrés Manuel López Obrador.
Sobre todo porque estamos a tres semanas de la jornada comicial y sus pares no han crecido lo suficiente –según advierten las encuestas–, con todo y la estrategia telefónica para desprestigiarlo, promovida desde la penumbra.
Esto sin embargo, no significa que el tabasqueño pudiera obtener el poder absoluto que persigue, pues los grupos de interés invertirían, en lo sucesivo, en la compra de voluntades pa’ imponer legisladores federales con el claro objetivo de equilibrar fuerzas.
Más cuando tácitamente han aceptado el posicionamiento del ‘Peje’ y modificado su posición –sólo de dientes hacia afuera–, pero sólo en el caso de la contienda presidencial.
De ahí que no le extrañe que a partir de hoy, y hasta el cierre de las campañas (día 27 del mes que cursamos), los candidatos a senadores y diputados federales –contrarios a Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)–, más obligados que de motu proprio, redoblen esfuerzos para superar en las urnas a los abanderados impuestos por ‘El Peje’, aunque, bien sé, hay excepciones.
La estrategia fue advertida por él mismo hace ya varias semanas, al pedir, mediante un video que se vote en una misma ‘línea’ por saber que de llegar (él) a la jefatura del Poder Ejecutivo Federal, pero teniendo en contra al Congreso de la Unión, no podría cumplir su oferta.
Y esto exhibe su sensibilidad política, como su temor al fracaso.
Lamentablemente, también, Andrés Manuel en su pecado llevaría la penitencia, pues el grueso de los 300 candidatos de Morena a diputados federales y 64 a senadores, son ‘cartuchos muy quemados’; y pocos son los que dignificarían el quehacer político.
Eso mismo me hace suponer que fuera de la contienda presidencial el membrete Morena, en todo el país, no alcanzará la mayoría, para bajo su control tener a las dos cámaras, impidiéndole, así, ejercer un poder omnímodo como tanto busca.
En fin, todas las mediciones ubican a López Obrador como sucesor de Enrique Peña Nieto; allá en el extranjero se le da como ganador de la lid; los grupos de interés económico ahora hablan de acuerdos y no hay, hasta el momento, indicios que lleven a contemplar su fracaso.
Riesgo abstencionista
No hay un solo experto en asuntos electorales que atine a explicar hasta dónde podrían los ciudadanos indecisos incidir en la votación, aun cuando se habla de un porcentaje mayor al registrado en las encuestas acerca de quiénes ya saben por quién sufragar, al menos en el caso de la contienda presidencial.
En total hablamos más/menos de 20 millones de ciudadanos.
Lo más extraño del caso, para los analistas, es que generalmente se confunde el número de indecisos con los abstencionistas (alrededor de 40 millones de ciudadanos), quienes por regla no acuden a cumplir con esta obligación.
De ahí que Ricardo Anaya Cortés, José Antonio Meade Kuribreña y hasta el jocoso ‘Bronco’ (Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón) apuesten al voto de los indecisos para, según
ellos, derrotar al mentado ‘Peje’.
¿Les alcanzará?
No lo creo, pero sí estoy convencido de que el espectro del abstencionismo asoma en este proceso casi con la misma intensidad que en las cuatro contiendas sexenales más recientes.
Espectro de cuidado
Sobre el abstencionismo se ha escrito mucho, cierto, pero son pocas las instituciones, incluidos los partidos políticos, que han profundizado en su análisis.
Menos suman quienes se preocupan en desterrarlo de los procesos electorales, merced al desconocimiento que tienen de este fenómeno, o, porque simple y llanamente, no les interesa despertar la participación de las mayorías.
En su oportunidad, el ideólogo Jesús Reyes Heroles (qepd) acusó:
“La abstención electoral no es un fenómeno peculiar de nuestro país sino un fenómeno universal, que, en cierta medida, señala la crisis de los partidos políticos en el mundo.
Sobre todo en las naciones de régimen democrático… los jóvenes no votan, en muchos casos, porque no creen que a través del voto puedan resolverse los que consideran problemas centrales y esenciales; porque creen que los partidos políticos son instrumentos de domesticación de la juventud, de incorporación de ésta a lo que llaman sistema establecido”.
Bajo este mismo contexto se puede deducir que el abstencionista no sólo se priva a sí mismo de ejercitar un derecho, sino que priva a todo un país, una entidad o un distrito de esa prerrogativa.
Y les quita un elemento decisivo para su avance político.
Hay que tomar en cuenta, también, otros factores que contribuyen al abstencionismo. Como es la negativa de algunos candidatos sin importar el partido, a que se conozca su ideario político, y al hecho de que ante la falta de información adecuada, los ciudadanos ignoren las propuestas de todos y cada uno de los contendientes en cualquier proceso electoral.
Apatía doméstica
En los nueve distritos que conforman la geografía tamaulipeca, el espectro del abstencionismo amenaza con manifestarse, como siempre, porque la mayoría de los candidatos a senadores y diputados federales gastan más tiempo en agredir a sus pares (y/o en presumir la ventaja que les dan encuestas, muchas veces amañadas), que en desarrollar campañas de proselitismo intensas que les permitan convencer al ciudadano de votar por ellos, con base a propuestas ajenas a la frivolidad.
De ahí que hasta el ciudadano menos avezado hoy esté convencido de que sólo tratan de utilizarlo para conseguir las posiciones anheladas –como se ha hecho costumbre–; y el poco interés que la población asoma para compenetrarse en el real significado de estas elecciones, donde no sólo están en juego dos escaños, nueve curules y el control del Congreso de la Unión –considerando la repartición del pastel–, sino también el futuro del país.
Lo que viene
Ahora bien, ¿qué le espera a Tamaulipas en la jornada electoral de julio próximo?
Obvio: un escenario con alto porcentaje de abstencionismo.
No sólo porque se trata de un proceso comicial concurrente, sino por existir, además, otras causas que hacen pensar que la abstención preponderante será por malestar y descontento, más que por apatía.
Es decir, una abstención razonada y política.
Para el sociólogo José Antonio Crespo, el abstencionismo es un fenómeno natural porque a la mayor parte de la población no le interesa la política ni ésta va ligada a su quehacer cotidiano.
Sin embargo aclara:
“Aunque en términos de legitimidad es preferible una copiosa asistencia a las urnas, se considera que quien voluntariamente desiste de su derecho a votar, por la razón que sea, automáticamente transfiere ese derecho a quien sí acepta ir a las urnas.
“Es decir, el derecho de los abstencionistas a elegir a sus gobernantes no es conculcado en ese caso, sino voluntariamente transferido a otros. Así, las democracias actuales pueden soportar, tanto en términos operativos como de legitimidad, un alto grado de abstención, siempre y cuando éste no sea abrumador. Difícilmente podría sostenerse en pie una democracia en la que sólo un 5% de la ciudadanía asistiera a las urnas”, dice.
Enseguida puntualiza: “El abstencionismo es hasta cierto punto natural. En realidad la mayoría de los ciudadanos en las democracias tiene pocas motivaciones para asistir a las urnas, incluso cuando el costo de hacerlo es menor. Por un lado, a la gran mayoría de los ciudadanos no les interesa la política como prioridad; otras actividades e intereses ocupan su atención antes que la política. La actividad política se verá, en ciertas condiciones, como un medio necesario y a veces inevitable para promover o defender los intereses ciudadanos en otros ámbitos, como la seguridad pública, el empleo, la educación, el ocio, la sanidad, el crecimiento económico, etcétera…”
Corolario
Como habrá podido observarse, el abstencionismo contiene muchas aristas que dificultan su estudio. Pero ello no impide que podamos alertar a las instituciones involucradas en esta justa electoral, a los candidatos y ciudadanos, para enfrentar este fenómeno que tanto daña a Tamaulipas y a quienes en la entidad vivimos.
Ah, pero ojo: debe quedar en claro que los indecisos son un fenómeno distinto a los abstencionistas.
Así que no hay por qué confundir la amnesia con la magnesia.
Caso estatal
En Tamaulipas, el posicionamiento de Andrés Manuel López Obrador ha crecido por el hartazgo ciudadano. No porque la población comparta sus ideales, pues el terruño con él, sin él y a pesar de él, sigue siendo ‘nicho’ de clanes priistas y panistas.
Obviamente, hoy confrontados entre sí –por uno verse separado del poder público y el otro ejerciéndolo por derecho propio–, pero, al final de cuentas, el estigma izquierdista nomás no lo comparten ambos grupos ni menos sus huestes.
Y, hasta donde aprecio, tampoco la población aquí anidada.
En las tres últimas elecciones presidenciales Acción Nacional (PAN) superó al tricolor; en las dos sexenales más recientes, ganó los escaños senatoriales y ha ocupado alternativamente, en comicios intermedios, las curules federales más codiciadas.
Pero nunca figuró otro membrete con tanta fuerza… como ahora.
En esta ocasión, por tratarse de un ‘gallo’ sin antecedentes políticos propios –aunque hijo de un gobernante +/- aceptable–, Américo Villareal Anaya, surge en el pandero (en fórmula con María Guadalupe Covarrubias); disputándole la posición a Ismael García Cabeza de Vaca, quien es acompañado por María Elena Figueroa Smith; al priista Luis
Alejandro Guevara Cobos –compañero en la aventura de la gordita Yahleel Abdala Carmona–; y a otros aventureros cuyos nombres ni la pena vale citar por su rebatible participación.
Según las encuestas, Ismael puntea, pero Américo está a punto de alcanzarlo, lo que significa un cierre de pronóstico reservado.
El mantense, por su parte, insiste en que el tricolor sigue siendo la mejor opción.
Y lo hace convencido, plenamente, merced a su carrera política que le permite ser el más ducho en estos menesteres, pero, por disciplina, él se alinea.
Distritos
No hay en ninguno de los nueve distritos electorales de Tamaulipas, una tendencia que permita aventurar sobre las tendencias del voto, porque el grueso de los candidatos a
diputados federales poca presencia tienen. Y lo más penoso del caso, es que adolecen de experiencia en el ejercicio.
A la mayoría de candidatos, se les conoce por divulgar en las redes sociales sus nombres y eventualmente sus currículos, pero de ahí a que tengan presencia territorial, hay un mar de diferencia.
Y que conste, me refiero a los abanderados de todos los partidos.
Ellos hacen campaña vía internet a diferencia de Ale Cárdenas, que en el quinto distrito, cotidianamente, va de casa en casa buscando votos y ofertando su labor de gestoría.
En fin, cada cual tendrá respuesta el domingo 1 de julio.
Reynosa
Por más que Maki Esther Ortiz Domínguez demande vía televisión votar por ella para reelegirse como alcaldesa de Reynosa, la población civil no comparte la idea porque hace dos años –cuando ella buscó el voto para ser electa–, prometió devolverle la paz y tranquilidad al conglomerado y, hasta el día mismo de pedir licencia para separarse del cargo y competir por la reelección, no cumplió su palabra.
La localidad fronteriza sigue a merced del hampa; las obras, no han sido concretadas; hay deficiencia en los servicios públicos y, lo peor, es que su cónyuge sigue traficando con blancas y sus colaboradores están librando procesos penales.
¿Entonces cómo ayudarla?
Rector, firme
Circuló hace días, en redes sociales, la versión de que el rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), José Andrés Suárez Fernández, había renunciado al cargo.
¡Cuánta infamia!
Lamentablemente no ha sido esclarecido el origen de esa ‘noticia’ que corrió como reguero de pólvora ante el asombro de la comunidad universitaria que, con el nuevo rector, ha entrado de lleno a una nueva etapa de desarrollo y modernización académica y administrativa.
Hay quienes suponen que atrás de la patraña están ex funcionarios universitarios, que con la llegada de Suárez Fernández vieron truncada su influencia.
Sus nombres son del dominio público.
Pero sí le puedo asegurar que el rector hoy se mantiene más firme que nunca.
E-m@il:
jusam_gg@hotmail.com