CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Con las obras de remodelación de la Avenida Francisco I. Madero, surgió a la luz y para asombro de muchos, un vestigio de la época colonial, el cual fue clave para el desarrollo de la Villa de Aguayo, donde se administraba agua para más de 150 familias fundadoras.
Por ello el Instituto Nacional de Antropología e Historia ordenó la preservación de la acequia con más de 250 años de antigüedad que ahora será exhibida como figura de museo en la vía pública con vidrio reforzado e iluminación especial, dijo Francisco Javier Ramos Aguirre, cronista de la ciudad.
“Entre 1780 o 1790 estas acequias ya existían, al menos una de ellas; que proveía agua a la Villa de Aguayo; era agua potable, para uso doméstico y riego de muchas fincas y quintas de la época”. Con ello se beneficiaba a 150 familias que se establecieron en lo que hoy es Victoria.
Estas acequias además de usarse para tomar y regar, algunas personas la usaban para bañarse, en sus ratos de asueto, debido a que alrededor existían varios árboles frutales, pero décadas después se prohibió bañarse.
De acuerdo al mapa del año 1895 donde se aprecia el primer cuadro de la ciudad que estaba integrado por manzanas, residencias, la plaza del Ocho, la del Genio, que actualmente sería la Primero de Mayo y al sur de la ciudad el río San Marcos pueden apreciarse las acequias del 17, así como otras más al poniente.
“Se aprecian dos acequias, una de ellas estaba en la Alameda y venía desde Tamatán, baja por este sector, pasa por el Paseo Méndez y finalmente deriva en dos que pasan por la Avenida Francisco I. Madero”.
El departamento del cronista platica que el ingeniero Alejandro Prieto, quien fue gobernador de Tamaulipas en esa época y el poeta Manuel José Ottón dejaron descripciones de las acequias en documentos y poemas que ensalzaban sus aguas cristalinas.
Éstas originalmente eran dos riachuelos que recorrían las avenidas Francisco I. Madero, una por el lado poniente y otra en el oriente hasta llegar a la calle Aldama, hoy conocida como Alberto Carrera Torres, debido a que la primera se recorrió una cuadra.
Platica el cronista que las acequias son el primer referente de la dotación de agua para el servicio de la ciudad, primero de la Villa de Aguayo, las cuales originalmente estaban bordeadas de forma artesanal, como sólo una brecha entre la tierra, que llevaban el agua natural por gravedad y luego se utilizó la piedra.
Algunas de las quintas que se alimentan del agua eran la Quinta del Olvido, Quinta Badillo, De los Terán, Cuéllar que era del gobernador Rómulo Cuéllar, “debido a que ese sector era el jardín de ciudad Victoria, con una vocación directamente ecológica por su cercanía al río San Marcos”.
“La primera acequia dejó de funcionar a principios de los años cincuenta y la otra, a principio del ciclo 20, por los años de 1910, debido a que inició la modernización y entrada del agua entubada por lo que sólo quedó una, que recuerdan los victorenses mayores”.
La última acequia fue tapada en los años 50 en el gobierno de Raúl Garate, que para entonces había estado el ingeniero Marte R. Gómez quien introdujo el sistema de pavimentación y agua potable, lo cual les quitó su función y solamente quedaron como un adorno.
“El valor histórico es su permanencia en la época colonial y su aporte al desarrollo al proveer de agua a la población y el valor sentimental y espiritual en las personas”.
INAH al rescate
Existen tres tramos que fueron intervenidos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia en Tamaulipas debido a su importancia y valor por ser vestigios históricos de la región, los cuales serán rescatados y exhibidos ante todo el público.
A estos tramos se les dará mantenimiento ya que algunos están dañados por el paso del tiempo, para después colocarlos a la vista de todos, en el lugar donde estaban originalmente.
Para ello se protegerá con un vidrio reforzado de alta resistencia e iluminación, así como una leyenda donde se describa su uso en la colonia, importancia para el desarrollo de aquella época y valor histórico.
El primer tramo está localizado entre las calles Juárez y Zaragoza, frente a las oficinas del ITCA; el segundo está entre la Calle Méndez y Ocampo y el siguiente entre Méndez y Doblado.
La acequia que luego se bordeó con piedras reapareció en la calle 17
Así lucía la avenida, poco tiempo después que se taparon las acequias
Los mapas de la época detallaban los canales que surtían de agua a la ciudad
Otra ‘vena’ con agua
Era otro pequeño canal de agua que cruzaba la vía del ferrocarril, la plaza Colón, de sur a norte por la calle 23 y bajaba hacia el norte de la ciudad hasta pasar por la plaza del Genio, la cual se llamó así debido a que estaba cerca de un periódico llamado El Genio, pero después se le llamó plaza del Mercadito y en la actualidad Primero de Mayo.