Esta elección que hoy vive Tamaulipas tiene ingredientes novedosos que probablemente son consecuencia de la alternancia pero también de un nuevo fenómeno social.
Por lo menos aunque se advierten todavía ciertos temores o reservas, el ánimo ciudadano desenfadado y claridoso es totalmente diferente al pasivo y temeroso que vivimos en los tiempos del monopartidismo.
Es muy probable que aún cuando persistiera la hegemonía priista la praxis política y el comportamiento del electorado serían totalmente distintos y ya se hubieran rebasado los mecanismos de coacción que entonces funcionaron de manera puntual y eficiente.
Sucede que las redes sociales han operado como canales sin filtros para la expresión ciudadana y han puesto en la intemperie a la clase política que vive cotidianamente bajo el escrutinio de personajes reales o ficticios que saturan los espacios con revelaciones escandalosas y juicios implacables.
Los candidatos a alcaldes, a diputados federales o senadores no contaban con este escenario de turbulencias y los ha tomado desprevenidos y a descubierto. De la noche a la mañana se encontraron literalmente encuerados: todo mundo conoció sus historias negras, ciertas o verdaderas.
No hay manera de mentir ni de ocultar flaquezas y miserias. Se salvan tal vez y en algunos casos quienes más corta tienen la cola pero invariablemente el que postea o twittea tiene para todos, se sabe todo de todos y si no lo inventa.
No sabemos aún el impacto que tendrán en el resultado de las elecciones estos cotidianos y permanentes juicios sumarios pero por lo pronto ya han enervado el humor social.
No hay que decir que esto es totalmente bueno, detrás de este instrumento que ha vuelto vertiginosa la comunicación, hay ejercicios perversos, verdaderas miserias humanas y un reiterado intento de manipulación y de sembrar confusión.
No es un fenómeno local. Ya Mark Zukenberg, el creador de Facebook ha tenido que recorrer el mundo para explicar el lado oscuro de las redes y lo muy poco que se puede hacer para contener los abusos y las mentiras que circulan.
Ni modo, que la clase política se vaya acostumbrando. Que procure por lo menos ocultar sus pecados y debilidades porque en unos cuantos minutos se resquebrajan las famas públicas.
Ya son muchas las que terminarán hechas pedazos cuando termine este proceso electoral el primero de julio.
Las encuestas en Facebook
Quizás con algo de razón, han sido descalificadas por los especialistas en estadística, pero en todo caso sirven como termómetro para medir el ánimo social en las redes sociales.
Y en realidad, si uno les presta un poco de atención se dará cuenta de que sus resultados no distan mucho de las encuestas que se levantan cara a cara o vía telefónica.
En las que tienen que ver con la elección presidencial, por ejemplo, es evidente la ventaja de Andrés Manuel López Obrador y el segundo lugar para Ricardo Anaya. Pero quien que
sí lleva las de perder en el mundo virtual es “Pepe” Meade, a quien en muchos de los casos lo mandan hasta un cuarto lugar ¡por debajo de El Bronco!
Desde luego eso no quiere decir que así sea el resultado del 1 de julio.
Lo que sí se confirma una vez más es que las redes sociales son el terreno más hostil para el PRI. Y eso explicaría la debacle que muchos pronostican para el Revolucionario Institucional.