* El columnista es autor de las novelas: “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo”, además Premio Nacional de Periodismo 2016.
A cinco días de concluir la campaña presidencial la ventaja de AMLO es irreversible e igual sucede en el resto de los candidatos de MORENA que aspiran a formar parte del Congreso de la Unión. Este hecho para unos significa resignación, no así para la mayoría que mantiene la esperanza del cambio esperado.
Entre los primeros habrá que contar a quienes integran el sector empresarial, desde luego a los más encumbrados, que por tradición se han repartido el gran pastel llamado México.
Ellos, los de la élite capitalista sorprenden publicitando encuestas donde ratifican lo que es público, sea el seguro arribo del tabasqueño a Palacio Nacional. Y viera que lo hacen sin sentimiento de culpa, atenidos a que cuentan con los medios e instrumentos de producción para que el país no se detenga.
Las declaraciones de sus líderes son harto interesantes porque desde ya buscan acomodarse en cualquier rinconcito de la historia por escribirse. Han dicho que “trabajarán” con quien logre en forma democrática la presidencia de la república. Y ya sabemos que el mensaje tiene destinatario.
Resignado el sector empresarial digo, cuando pareciera que se despide del actual régimen para treparse en la nueva aventura como única y última opción para seguir haciendo negocio con la marca “México”.
Usted dirá que “no les queda” después de que por años combatieron contra AMLO y todo lo que representa. Ahora será diferente (eso esperamos) por lo que su vocación empresarial de hacer riqueza solo están en vías de adecuarla sacrificando apenas lo que convenga.
LA HORA DE LA TRAICIÓN
La élite capitalista sabe que es un momento crucial y actúa en consecuencia procurando alejarse del régimen que se va. El ejemplo es un tanto grotesco, pero hace años el escribidor escuchaba la confidencia de un político ya fallecido. El hombre comentaba que ante el cambio de régimen estatal platicó con el gobernador que concluía su sexenio
(que además era su compadre), más o menos en estos términos:
“Pues nada mi hermano que ha llegado la hora de la traición…vengo a despedirme porque me están llamando para ocupar otro cargo en el régimen que empieza y pos tengo que marcar distancia”.
La respuesta no pudo ser otra que la del político acostumbrado a estas situaciones:
-“Ni modo, que chingaos le vamos a hacer, así es esto. Te deseo la mejor de las suertes compadre y tan amigos como siempre”.
Un abrazo final y sin rencores.
Pudiera ser la situación entre quien encabeza el gobierno federal y la clase empresarial que ante lo irremediable como que dobla las manos (o afloja el cuerpo y coopera, que no es lo mismo pero es igual), en el afán de que sus privilegios, sobre todo fiscales, permanezcan o si se los reduce AMLO “que nomás sea poquito”.
AMLO EN TAMAULIPAS
El abanderado de MORENA llegará a la entidad cargado de energía nacional. Por estos andurriales clausurará parcialmente su campaña para enfilarse al gran cierre en el estadio Azteca el 27 del presente.
La hazaña de AMLO en Tamaulipas es haber posicionado no solo a su partido sino a los candidatos cobijados bajo la bandera de MORENA. La mayoría por cierto, carentes de los méritos suficientes para hacerlos acreedores a tal distinción. Aunque ya es tarde pero de tales “milagros” AMLO debiera cuestionar tanto a José Antonio Leal Doria como a Enrique Torres Mendoza “dirigentes” que aparecen como “ganones colaterales” de las circunstancias que privan en la política nacional.
El asunto es que la influencia de AMLO arrastra a un buen de candidatos que sin campañas ni gastos que lo ameriten se alzan como probables triunfadores en diversas regiones colocándose MORENA cuando menos, en la segunda posición “dándole cuello” al PRI.
López Obrador visita Tamaulipas por última vez como candidato y con la convicción de haber vencido todas las adversidades impulsadas desde el poder político y económico. Y ni modo que sea invento.
Y hasta la próxima.