Son las 7:30 de la mañana en la Ciudad de México, la temperatura de 12 grados se siente entre la multitud de reporteros que aguardan en la sede nacional de CONAGUA, lugar donde se ha instalado la casilla donde votará Andrés Manuel López Obrador, quien, puntual, llega a bordo de un austero automóvil blanco saludando con la sencillez que lo caracteriza.
Una vez que votó y respondió preguntas a la prensa, partió por Insurgentes Sur para dirigirse a su casa de campaña en la Colonia Roma; para entonces, millones de mexicanos
salíamos de casa para votar. Así daba inicio a la jornada comicial y, finalmente, antes de las 7 de la noche y como era de esperarse, el hombre que por tercera vez buscó la presidencia de México, ganó y, no como cualquier candidato, sino como un líder que supo conquistar al votante cansado de la corrupción.
Ahora bien, la Odisea de Andrés Manuel es muy similar a la del rey de Ítaca Odiseo, el personaje que Homero describiera en el siglo VIII A.C. en “La Iliada” y “La Odisea”, obras donde relató los últimos 50 días de la Guerra de Troya, evento en el que, tras la muerte de Aquiles, Odiseo tomó el mando del ejército griego para combatir a los troyanos, solo que sus rivales desestimaron que su mayor recurso era la mente, pues, ella le permitió crear al famoso Caballo de Troya, y con esa estrategia infalible se llevó la victoria.
Una vez concluida la Guerra de Troya, Odiseo se planteó regresar al reino de Ítaca, sin embargo, jamás se imaginó que para volver a reunirse con su esposa Penélope y Telémaco su hijo, debería superar la verdadera odisea por otros 10 años más.
Así como Homero contó que en aquella travesía, su héroe mató con inteligencia al poderoso cíclope Polifemo, hoy la historia nos relata como Andrés Manuel también derrotó a quienes desde la iniciativa privada le asignaron desde el 2006 la etiqueta de “peligro para México”.
Si Odiseo se apartó de los lotófagos que lo incitaban a comer lotos alucinógenos para que perdiera la memoria, hoy la historia nos relata cómo el hombre de Macuspana se apartó de aquellos que le asesoraron encarar con frases de odio a los integrantes de Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, en lugar de ello, optó por invitarlos a trabajar en equipo y sin corrupción por el bien de México, para ellos mandó un mensaje, “el odio no es lo mío”.
Si el rey de Ítaca aguantó los ataques de caníbales gigantes enviados por el rey Anfítrite hasta salir avante, hoy la historia nos relata como el hombre nacido en Tabasco toleró, superó y respondió con maestría las declaraciones de odio emitidas por Vicente Fox, Diego Fernández de Cevallos, Javier Lozano y Aurelio Nuño, para ellos solo dijo
“serénense no va a haber venganza, solo justicia”.
Y finalmente, si Odiseo renunció a la eternidad prometida por la Ninfa Calipso a cambio de abandonar a su familia y vivir con ella, hoy la historia nos muestra a un Andrés Manuel consciente del principio constitucional que impide la relección del cargo presidencial, y ha dicho que se ajustará al periodo de seis años señalado por la misma.
Un día después de la elección, escuchamos a un Andrés Manuel más puesto en su papel de presidente electo que de candidato, y eso es bueno, dio su primera entrevista para el programa de Televisa “Despierta con Loret de Mola”, en el cual, dio la mayor muestra de civilidad, pues asumió que trabajará en equipo con el Presidente Peña durante los meses de transición, afirmó que lo hará para garantizar la estabilidad económica, política y social del país, es decir, por amor a México.
Si a Odiseo lo protegieron Zeus y Atenea durante su periplo de diez años, hoy se sabe que a Andrés Manuel lo arroparon durante esta odisea de 12 años millones de ciudadanos que añoraban un México sin corrupción, de paz y con crecimiento económico, mismos que lo colocan ya con la histórica cifra del 53% de preferencias electorales, nivel que sólo alcanzaban algunos candidatos priístas en sus mejores épocas
Hoy, el presidente electo camina rumbo al 1 de diciembre acompañado de un selecto grupo de talentos en diversas disciplinas, son los hombres y mujeres que encabezarán los esfuerzos de diversas áreas de gobierno, y en su sendero escucha la frase de Odiseo: “Si alguna vez platicaran mi historia, cuenten que caminé entre gigantes, cuenten que viví en los tiempos de Héctor, domador de caballos, cuenten que viví en los tiempos de Aquiles”.
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