Las campañas, con su carga de emociones encontradas ya quedaron atrás; los tamaulipecos decidieron y eligieron y en el recuento de los votos se define cómo cambia y se va armando el nuevo mapa político de Tamaulipas.
Entre los saldos de la jornada hay situaciones interesantes que dan luz e ilustran sobre lo que ya es un hecho y lo que viene en el corto y mediano plazo.
1.- En el cómputo final de las boletas los grandes ganadores son el PAN y el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, con más de 600 mil votos contabilizados hasta ahora, mismos que representan dos senadurías, cuatro de las nueve diputaciones federales y 31 ayuntamientos, entre ellos los más estratégicos: Nuevo Laredo, Reynosa, Río Bravo, San Fernando, Victoria, Mante, Tampico y Altamira.
2.- Como en toda democracia suele suceder, aquí por vez primera la ciudadanía ejerció un voto diferenciado, repartió sus preferencias entre el PAN y Morena y con un malhumorado voto de castigo casi desapareció de la escena local y nacional al PRI, ahora agonizante. Empieza entonces una recomposición política en los 43 municipios que oxigena la praxis política y y que probablemente provoque en el futuro una atmósfera alejada de prácticas gandallas y clientelares.
3.- Esta vez la elección presidencial, a pesar del arrasador efecto López Obrador, no alcanzó a golpear ni siquiera a abollar la gobernabilidad, tampoco provocó el debilitamiento del régimen estatal como ocurrió reiteradamente durante anteriores sexenios. No se exagera ni se miente si se dice que el panismo gobernante amplió y reforzó inclusive sus áreas de influencia y consolidó el control político de Tamaulipas.
4.- Al afianzar Acción Nacional su influencia sobre el electorado y el territorio estatal, frente a una organización aún deshilvanada y en embrión como Morena y un priismo descabezado, decadente y en retirada, se allana el camino para que sin problemas gane la mayoría en el Congreso del Estado, necesarísima para recorrer sin sobresaltos los próximos cuatro años.
5.- Aunque parecía que los ánimos se desbordaban durante las campañas y que en la elección habría barruntos de violencia, nada perturbó la jornada dominguera y los resultados del recuento de votos parecen ser aceptados con cristiana resignación por los protagonistas, sin las turbulencias que se generaban en otros tiempos cada vez que había elecciones.
6.- La administración estatal tiene ahora la atmósfera que se necesita para sacar adelante sus proyectos y programas. Tal vez la única asignatura pendiente es transitar sin sobresaltos lo que resta de la actual administración federal y asegurar una relación cordial con el nuevo Presidente.
Por lo demás, todo indica que no pasará mucho tiempo para que se asimile y se dé vuelta a la página de la temporada electoral. Los pataleos y los cabresteos de algunos de los protagonistas forman parte del juego democrático y se irán desvaneciendo, por lo que se ve, tan pronto como la autoridad termine el escrutinio y acabe de entregar las constancias de mayoría.
Una buena parte de los tamaulipecos permanecen aún estupefactos con el nuevo panorama que se va configurando. Es natural, han sido muchos años de inmovilismo, pero al final de cuentas lo que hoy ocurre algún día tenía que suceder.