Después de la peor catástrofe electoral que haya sufrido el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Tamaulipas, Sergio Guajardo Maldonado, deberá decir adiós a la presidencia del comité estatal una vez que los tribunales dictaminen las sentencias definitivas sobre quejas e impugnaciones interpuestas (tramo final del proceso).
Se debe recordar que el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI notificó a mediados de diciembre del año pasado que Sergio Guajardo se quedaría como dirigente del priismo tamaulipeco para afrontar la totalidad del proceso electoral, luego de haber sido electo para concluir el periodo de Rafael González Benavides, quien abandonó el barco tras el desastre en las urnas de 2016 para irse a cobrar con toda tranquilidad sus quincenas como diputado local.
Cierto, existe la posibilidad de que el actual presidente de lo que queda del partido tricolor de Tamaulipas se mantenga en la dirigencia para supervisar el proceso interno para elegir un nuevo liderazgo conforme a una convocatoria que cite a asamblea y votación.
No obstante, lo más seguro (y lo más sano) es que Sergio Guajardo se despedirá (entre abucheos del graderío) tras la llegada de un nuevo Delegado enviado por el CEN del Revolucionario Institucional, encabezado ahora por Claudia Ruiz Massieu, amiga y comadre de la tampiqueña Paloma Guillén Vicente.
La renovación de la dirigencia estatal del PRI se realizará en un contexto nunca antes visto: una crisis política de mayor profundidad que la registrada después de la pérdida de la gubernatura de Tamaulipas y de la mayoría del Congreso del Estado.
En esa ocasión, en junio de 2016, el priismo pudo mantener tres municipios importantes en el escenario tamaulipeco: Tampico, con Magda Peraza; Ciudad Victoria, con Óscar Almaraz; y Matamoros, con Chuchín de la Garza. Además, ganó plazas representativas como Río Bravo y Aldama.
Ahora, el PRI perdió todas esas alcaldías, la caída más dolorosa para los priistas de la entidad. En las contiendas por las senadurías y las diputaciones federales nunca tuvieron oportunidad alguna. El tercer lugar lo tenían reservado. Sólo pudo llevarse el triunfo en 6 municipios pequeños.
La ruina política del priismo de Tamaulipas también representa su quiebra económica. De entrada, por ley, por la baja votación alcanzada, sus prerrogativas económicas van a reducirse de forma drástica.
Con la sensible reducción de los recursos económicos que recibe de acuerdo con la normatividad que regula la actividad de los partidos políticos, el PRI tamaulipeco ya no contará con dinero suficiente para mantener a los comités locales.
Sin alcaldes de filiación tricolor y sin ‘padrinos’ (empresarios que antes apostaban por el priismo), el Revolucionario Institucional parece enfilarse a su extinción o, por lo menos, a sobrevivir -en estado vegetativo- como un ‘mini-partido’, tal como le sucede en la Ciudad de México.
A pesar de ese escenario catastrófico, existen priistas que levantan la mano para ocupar la presidencia del partido en Tamaulipas. ¿Valentía o masoquismo? ¿Audacia o ingenuidad?.
Bajo la lógica política, esos priistas saben lo que quieren: poder. Sí, un poder reducido, limitado, quebrantado, pero, a fin de cuentas, poder. Un micro-poder suficiente para articular alianzas, acuerdos y negociaciones con los partidos hegemónicos del nuevo escenario político estatal (y nacional).
¿Quiénes son los priistas que tienen toda la intención de buscar la presidencia del PRI en Tamaulipas? Son tres. La terna está compuesta por los siguientes nombres:
– Edgar Melhem Salinas. Actual diputado federal (puesto que ha desempeñado en dos ocasiones, en ambas llegó por la vía de la mayoría relativa, es decir, ganó en las urnas). Fue delegado federal de la Secretaría de Desarrollo Social. Es un operador político nato. Tiene capacidad y conocimiento.
– Yahleel Abdala Carmona. También diputada federal. Compitió por la senaduría y aunque desde el inicio sabía que estaba ‘en chino’ ganar, nunca perdió el ánimo y dejó una buena impresión. Su capacidad de oratoria quedó demostrada. Al recorrer el estado en la pasada campaña, logró que la militancia priista de toda la entidad la conociera.
– Alejandro Etienne Llano. Ex alcalde de Ciudad Victoria y actual diputado local, jefe de la pequeña bancada tricolor en el Congreso del Estado. Abogado de capacidad y profesionalismo incuestionable, en su contra estará la percepción (negativa) de que es una ficha política del ex gobernador Egidio Torre Cantú.
Esos son los priistas que quieren la devaluada presidencia estatal del PRI. Habrá quienes anoten el nombre de Enrique Cárdenas del Avellano, pero se sabe que el exdiputado federal no quiere entrarle al ruedo. Lo más probable es que se convierta en un factor para definir quién será el nuevo dirigente de lo que queda del priismo tamaulipeco.
Adrián Oseguera en la CDMX
Quien anda en la Ciudad de México sosteniendo reuniones con quienes tomarán decisiones del próximo gobierno federal lopezobradorista es el alcalde electo de Ciudad Madero, Adrián Oseguera Kernion.
Por otra parte, el morenista ya está afinando la integración del equipo de trabajo que lo acompañará en el proceso de entrega-recepción de la administración maderense.
Una vez que anuncie la conformación de ese equipo se observará quiénes se enfilarán a ocupar los cargos directivos de su gestión. Para estos puestos, se tomará muy en cuenta a los organismos empresariales y a las asociaciones de profesionistas.
La meta de Adrián Oseguera es encabezar un gobierno que estará muy cerca de la gente, una gestión que tomará muchas decisiones a nivel territorial, directamente en las colonias. Además, contará con un gran aliado: Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México.