MÉXICO. Laura era una joven madre de familia, tenía un hijo, estudiaba la preparatoria y ayudaba en los gastos a su madre; todo parecía estar en orden en su vida hasta que sufrió una agresión por parte de su expareja sentimental.
La joven de 21 años fue secuestrada por el padre de su hijo y posteriormente violada durante los dos días que permaneció cautiva de su expareja.
Laura escapo por un panteón ubicado en la parte trasera del lugar dónde la retenían gracias a un descuido del atacante lo que le permitió interponer una denuncia ante las autoridades de San Pablo Chimalpa al sur de la CDMX.
La Fiscalía para Atención de Delitos Sexuales de la Ciudad de México recibió la denuncia de Laura por lo que un equipo de especialistas comenzó a investigar la agresión.
De acuerdo a Sulma Campos Mata, fiscal de la CDMX entrevistada por Excélsior, el hombre no la dejaba pararse al baño por lo que ella tenía que hacer sus necesidades fisiológicas en donde estuviera en ese momento.
Durante ocho meses, la fiscalía buscó pruebas contra el agresor pero todo cambió cuando Laura se suicidó al colgarse de una viga de su cuarto debido a la fuerte depresión que le provocó el ataque.
A pesar de que la víctima falleció, la investigación se mantuvo activa debido a que se pudo extraer la información necesaria de Laura para poder incriminar a su violador.
Posteriormente la madre de Laura identificó a la expareja de su hija que la atacó a quién la fiscalía le siguió el rastro; tras la pista, las autoridades lograron detener y encarcelar al sujeto.
Actualmente y gracias a una ley federal, el Ministerio Público busca una pena máxima para el atacante de 50 a 100 años de prisión.
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