MÉXICO.- La evolución de los estilos de vida y de hábitos también afectan a las mascotas, y en los últimos años, la obesidad es uno de los trastornos que más se ha incrementado, convirtiéndose en uno de los padecimientos más frecuentes en perros y gatos.
Actualmente, 56 por ciento de los perros y 60 por ciento de los gatos presentan sobrepeso u obesidad, lo que les genera problemas en huesos, articulares, cardiacos y respiratorios, además de que la aplicación de anestesia se vuelve más riesgosa cuando requieren de una cirugía.
Pueden también desarrollar otras patologías como enfermedades del tracto urinario o piedras, y se disminuye la expectativa de vida de la mascota, subrayó Armin Frehoff, especialista en temas de obesidad para Royal Canin.
Hoy en día, las mascotas tienden a ganar peso porque los humanos acostumbran mostrar su amor a través de la comida y es frecuente que sean consentidas con comida disponible todo el tiempo o al complementar su alimentación con comida casera.
Dijo que existen algunas razas genéticamente predispuestas al sobrepeso como: cocker, labrador retriever, pug, collie y dachshund, pero en general se deben llevar al veterinario para que les recomiende el mejor alimento para cada raza.
Un cachorro de raza pequeña sobrealimentado producirá demasiadas células adiposas (grasas) que de adulto lo predispondrán al sobrepeso, advirtió.
Los perros y gatos se clasifican con sobrepeso cuando su peso corporal es mayor en 10 por ciento a su “peso ideal” y obeso cuando excede 20 por ciento. Por ejemplo, si el peso ideal de un perro es de 10 kilos y pesa 11, ya se estaría considerado con sobrepeso y si llega a los 12 kilos, ya es un perro con obesidad.
Esto puede parecer poco si se trata de comparar con el peso humano, pero en los gatos y perros es muy diferente, ya que si un gato pesa cuatro kilos, y sube uno, ese kilogramo sería equivalente a 16 kilos nuestros. Mientras que un perro que pesa 10 kilos, el subir un kilo representaría siete kilos de humano.
El especialista recomendó crear una rutina de alimentación en la que se ofrezca la ración adecuada al tamaño y estilo de vida, distribuida por lo menos dos veces al día, así como evitar darle sobras de la mesa o comida casera adicional a sus croquetas.
Asimismo, aconsejó darle premios bajos en calorías, crear una rutina de ejercicios para aumentar el esfuerzo físico de la mascota y una sesión de caricias, pues los perros y gatos tienen una “hormona del amor” que se libera tan pronto como son acariciados.
Además, rascarse, ser cepillados y dormir en la habitación los hará más felices y reducirá el estrés y la ansiedad, con lo que evitará que pida más comida.