* El columnista es autor de las novelas: “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo”, además Premio Nacional de Periodismo 2016.
El escribidor sostiene que el PRI empezó a morir hace cincuenta años, cuando aplaudió la represión y justificó la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco acusando a los estudiantes de traición a la patria.
El mundo no podía creer la frialdad con la cual el sátrapa Díaz Ordaz ordenó disparar contra los jóvenes que ni siquiera buscaban cambiar el sistema, sino solución a un pliego petitorio muy lejano como propuesta de rebelión social.
Idealismo puro de la generación cuyos dirigentes maduraron en Lecumberri. El autoritarismo no entendía entonces, ni ahora, que el vuelo de los sueños es infinito, es decir, inalcanzable para aquellos cuya condición humana les impide ver y sentir más allá de sus apetitos elementales.
De manera que el PRI se encuentra en etapa terminal de una larga y penosa enfermedad iniciada hace medio siglo, cuando Alfonso Martínez Domínguez ensangrentó a su partido ofreciéndolo como garantía de inmunidad al genocidio concebido por una mente diabólica.
A principios del 68 había muerto en extraño accidente aéreo, el anterior líder, Carlos Alberto Madrazo. Un extraordinario militante que logró poner en práctica el esbozo democrático hacia el interior del partido, al que urgía abrirse a las exigencias de una sociedad demandante de espacios y oportunidades políticas.
La “cargada” a favor de la represión y el autoritarismo se multiplicó vergonzosamente en el congreso de la Unión. La hegemonía tricolor fue utilizada para condenar a lo más valioso de la república, sea a su juventud que solo aspiraba a ser escuchada recibiendo como respuesta el canto terrorífico de la muerte.
Pero el PRI no cambió. Por el contrario, se hundió cada vez más. Durante el “halconazo” del 10 de junio del 71 que arrojó más muertes juveniles, encontramos de nuevo a Martínez Domínguez como Regente de la ciudad que aun no curaba sus heridas y ya estaba frente a otro crimen colectivo.
Entonces Echeverría tuvo el pretexto exacto para expulsarlo del poder cinco días después. Más tarde, en el 79 López Portillo lo rehabilitaría en Nuevo León, pero esa es otra historia.
En el 71 el PRI seguía aplaudiendo los actos de gobierno, así fueran los más infames. Por ello fue tomado por los neoliberales a partir de Miguel de la Madrid, por eso también surgió la corriente democrática que originó la izquierda nacionalista que simboliza López Obrador. Y por ello también perdió las elecciones presidenciales frente al PAN dos sexenios consecutivos y ahora con MORENA.
NO APTO PARA VIVIR
No es extraño lo que sucede al tricolor porque desde hace cincuenta años empezó a cavar su tumba, aunque apresurando su virtual desaparición utilizando la inmoralidad como bandera de sus más caros propósitos.
Es de creer que el PRI ya no es apto para el operativo de salvamento que intentan realizar algunos de sus militantes. Lo raro es que no se dieron cuenta durante tantos años de simulación. Y no es apto porque resulta imposible renunciar a su pasado. Y es que la historia del PRI es como aquella popular dama cuya traviesa mirada evitan la mayor parte
de los varones del pueblo.
El PRI es enorme telaraña donde fueron atrapados quienes creyeron en su vida eterna. Son los mismos que ahora intentan salir de esa madeja de tentaciones impulsadas por la inercia de la ambición. Sin embargo ahí ya nada más queda el engañoso brillo de lo que fue y seguramente no volverá a ser.
Usted dirá que a pesar de todo no es un partido fracasado porque obtuvo lo que quiso, y tiene razón pero los excesos matan más pronto, u lo que es lo mismo: lo que empieza, termina y cuanto antes, mejor, como es el caso que nos ocupa.
SUCEDE QUE
El “virtual” presidente electo asegura que ha sido una “vileza” la multa de 197 millones impuesta por el INE a MORENA. En este sentido AMLO ha hecho públicos varios documentos que prueban el error del señalado organismo. Aun faltan evidencias pero todo hace suponer que el INE no se saldrá con la suya.
Dado el rigor de la venganza, pa´ mí que el señorito Lorenzo Córdova y su séquito no sobrevivirán por mucho tiempo en sus cargos de 400 mil pesos mensuales. Por eso de los escrúpulos, si es que hay, si no, psss no.
Mientras tanto, un poco tarde pero el líder del SNTE Juan Díaz de la Torre ya se dio cuenta que la reforma educativa contiene “inconsistencias” sobre todo en cuanto a la evaluación que ha servido de pretexto para despedir a infinidad de maestros.
A nivel local, ahora resulta que le empiezan a encontrar “asegunes” a Xicoténcatl González Uresti, el alcalde electo de la capital del estado. Le digo, pa’ vergüenzas no gana uno.
Y hasta la próxima.