Ayer, la esfera oficial retornó a sus labores habituales razón, por la cual hubo actividad en las cuarenta y tres alcaldías de Tamaulipas, entre estas, la del pueblo de mis mayores, donde encontramos en su despacho al edil Héctor de la Torre Valenzuela, quien por cierto, nos atendió y respondió a nuestro breve cuestionamiento que puede suscribirse en catorce palabras: Todo estuvo muy bien, hubo bastante turismo y lo mejor, la gente se divirtió.
Creo que teníamos algunos años, que no se contemplaba esto.
Efectivamente, pues oiga usted, el amplio estacionamiento que ofrece el balneario La Peñita, estaba repleto de vehículos y, lo mismo ocurrió en el poblado Ignacio Zaragoza y, allá por el rumbo del ejido El Peñón, donde nace el río Sabinas, sin olvidarnos del Real de Guadalupe.
Todo estuvo, dicho en una sola palabra, formidable.
Por cierto, el alcalde llerense celebró su cumpleaños con una excelente comida a base de mariscos, allá por el río Guayalejo y donde la raza le cantó Las Mañanitas.
A propósito, Héctor se reelige como presidente municipal.
Por cierto, hubo poco consumo de cerveza y al preguntar a varias personas del por qué esto, la respuesta fue única: “No hay dinero y tampoco trabajo”.
Efectivamente, el billete y la moneda, como que escasea.
Ni hablar, habrá que esperar tiempos mejores.
Lo anterior nos hizo recordar los años de bonanza, cuando en Llera teníamos una Planta de Cítricos, un Banco de Crédito Rural y una sucursal del Banco Nacional de México.
La Unión Regional Ganadera, era muestra del gran progreso que se vivía en Llera.
Pero el presidente Carlos Salinas de Gortari, decidió dejarnos sin esos recursos.
Vendió la planta y, por inercia, se vino abajo el potencial citrícola que era el pueblo de mis mayores.
Hoy, las huertas limoneras se ven solas y los centros industriales desaparecieron de un día para otro.
Alguien dice que tanto la planta de cítricos, como el inmueble que habitó el Banco de Crédito Rural, pertenecen a una conocida familia de por estos rumbos, pero es fecha que no se confirma, debido a que nadie de sus nuevos dueños da la cara y, el gobierno federal, prefiere callar y hacerse de la vista gorda.
Insistimos.
Sería formidable que cada fin de semana, la autoridad municipal del pueblo de mis mayores, fuera pensando en la posibilidad de efectuar festivales artísticos frente al palacio municipal y, si estos los hiciera en forma de concurso, resultaría mejor, pues le daría el toque alegre a nuestra plaza, que no es por nada, pero es una de las mejores
en Tamaulipas.
Don Héctor, tiene la palabra.
Finalmente, vaya la invitación para todas aquellas personas que leen estos comentarios, a fin de que cada fin de semana se animen a visitar los centros turísticos que tiene y le dan vida al pueblo de mis mayores, en la inteligencia que no se van a arrepentir, por lo tanto, no lo piensen dos veces y déjese caer con toda la familia.
Por ejemplo, el pasado sábado y domingo desde la petrolera Ciudad de Madero, Tamaulipas, se dejó venir la Familia Milán Torres, quienes cambiaron las olas del Golfo para venirse a sumergir dentro de las frescas y cristalinas aguas del Río Guayalejo y, tanto les gustó el paseo, que van a volver dentro de quince días e incluso, van a invitar más gente, al grado que proyectan contratar el servicio de un autobús. ¿Qué tal?
HASTA MAÑANA Y ¡BUENA SUERTE!