Cuando todavía se escuchan los ecos de la jornada electoral del pasado primero de julio, parecería que todavía falta mucho tiempo para que comience la siguiente elección en el escenario político estatal, pero no es así.
La renovación del Congreso del Estado se encuentra a la vuelta de la esquina: prácticamente en un mes comienza el proceso electoral constitucional 2018-2019, con la primera sesión del Consejo General del Instituto Electoral de Tamaulipas (IETAM), el segundo domingo de septiembre, o sea, el próximo 9 de septiembre.
De esa forma, arrancará un proceso electoral que tendrá su ‘Día D’ el primer domingo de junio del siguiente año, es decir, el 2 de junio de 2019.
Es una elección intermedia en el plano estatal donde se elegirán los 22 diputados locales de mayoría relativa y 14 más por la vía de la representación proporcional, para sumar un total de 36 que integran el Poder Legislativo de Tamaulipas.
Hay una característica relevante de la elección 2019 en el estado: los diputados locales serán electos por dos años. Vaya, el periodo legislativo será 2019-2021. Este es un proceso electoral de ajuste.
Y una característica adicional que también es importante: los actuales diputados locales tienen la oportunidad constitucional (las condiciones políticas dependen de cada caso personal en su relación con los altos mandos de su partido) de ir por la reelección. ¿Cuántos de los legisladores locales podrán reelegirse?
El proceso para la renovación del Congreso del Estado en 2019 tendrá por tanto esos puntos peculiares: será la única boleta electoral que se deposite en las urnas y los diputados locales -que tienen la oportunidad de ir por su reelección por primera vez en la historia- serán electos por un par de años.
Como toda elección intermedia, se espera una elección de baja participación ciudadana. Esa es la realidad. A los electores no les interesa, sobre todo por la falta de cultura política, la composición del Congreso.
Hasta el momento, como ya se anotó, la integración del Congreso del Estado iba de la mano con las elecciones por las presidencias municipales y, cada seis años, con el proceso por la gubernatura de Tamaulipas. Las contiendas por las alcaldías y, por supuesto, por el cargo de gobernador, despiertan un gran interés en los distintos sectores de la sociedad. Eso es un estímulo de alta intensidad para el día de la votación.
De hecho, el proceso electoral que más interés despierta es la elección por la presidencia de la república, tal como se observó el pasado primero de julio, cuando la participación ciudadana en las urnas rebasó el 65 por ciento del padrón.
En esta ocasión, tras los ajustes para que los procesos electorales federales y estatales se empaten con el objetivo de reducir costos, la elección por las diputaciones locales va sola, por tanto, se contempla una muy baja motivación de los ciudadanos por asistir a las urnas el 2 de junio del próximo año.
Eso es lo que ha sucedido con las elecciones federales intermedias, cuando se eligen a los diputados que forman parte del Congreso de San Lázaro, un proceso electoral que en Tamaulipas va solo sin la compañía de otra elección (como sucede en los estados de Nuevo León, Querétaro o Aguascalientes, entre otros).
Si eso sucede con las elecciones de diputados federales, lo más probable es que pase lo mismo con la elección de los diputados locales en Tamaulipas. Esa es la proyección.
Por tanto, el proceso electoral por la renovación del Congreso del Estado en 2019 será un campo de batalla en la que se confrontarán las estructuras de los principales partidos políticos del escenario tamaulipeco.
En otras palabras, será una férrea disputa electoral entre la maquinaria política del Partido Acción Nacional (que detenta y ejerce el gobierno del estado) y la naciente construcción del Movimiento de Regeneración Nacional (respaldada por la operación del gobierno federal).
El PAN y Morena escenificaron una ardua competencia el pasado primero de junio en las urnas tamaulipecas en el proceso federal, donde el partido lopezobradorista se llevó las dos senadurías y seis de las nueve diputaciones federales.
Sin embargo, la carrera por las presidencias municipales fue ganada de manera amplia y contundente por Acción Nacional, al llevarse 31 de las 43 alcaldías. Morena obtuvo dos triunfos relevantes: los gobiernos de Ciudad Madero y Matamoros.
¿Y el PRI? Si alguien cree que el Revolucionario Institucional ha tocado fondo, se equivoca. El próximo año pinta catastrófico para el priismo tamaulipeco. Lo peor está por venir para los priistas.
Bajo ese contexto, muchos tricolores preferirán -así lo dicta el instinto de supervivencia política- apoyar a la maquinaria estatal panista o colaborar con los morenistas en la construcción de sus estructuras territoriales.
Así las cosas, PAN y Morena ya deben planear a detalle sus tácticas para enfrentar la elección del próximo año en Tamaulipas, cuando se registre la estratégica renovación del Congreso del Estado, una elección que contará con características singulares en un contexto de baja participación ciudadana.
Y PARA CERRAR…
El Partido del Trabajo (PT) quiere recuperar su registro en el estado el próximo año en Tamaulipas. Todo indica que establecerá, una vez más, alianza electoral con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Los petistas prometen hacer ruido en la entidad.