Mientras buena parte de la patria tuitera montaba en cólera por el regreso de René Bejarano a las grandes ligas de la administración pública, pasó por completo inadvertido el trasfondo del video (las grabaciones lo persiguen) en el que se le escucha presumir con detalle sus nuevas tareas.
Si uno pone atención a sus palabras, queda bastante claro que “El señor de las ligas” no desempeñará tarea alguna en la nueva Secretaría de Bienestar que remplazará a Sedesol, ni será funcionario en ningún área del gobierno lopezobradorista.
Lo que expone a sus contertulios en realidad tiene mayores alcances que un simple nombramiento desafortunado.
Bejarano en realidad trabaja en el armado de una mega estructura electoral que tendrá la obvia finalidad de ganarlo todo en el próximo proceso.
El entramado morenista se desprenderá -según el propio Bejarano-, de las mentadas coordinaciones generales que operarán en cada entidad; a la par, se nombrarían subcoordinadores para cada uno de los 300 distritos electorales, y -faltaba más- todos serían miembros del denominado Movimiento Nacional por la Esperanza, que regentean Bejarano y su esposa Dolores Padierna, quienes pese a todas las tempestades, han mantenido sin interrupciones su operación política en la Ciudad de México, como lo han hecho desde los tiempos en que Andrés Manuel gobernó la ciudad de México.
A través de esas subcoordinaciones, se bajarían todos los apoyos sociales; es decir, la red bejaranista será superpoderosa, como podrá refrendarlo cualquier experto en operación política, porque tendrá el control total de los recursos que aterricen en las comunidades.
“Tenemos que armar los equipos para armar una estructura electoral”, dice con todas sus letras el ex perredista, por si quedaban dudas del trasfondo clientelar de la tarea que le han encomendado sus jefes políticos, lo cual es un motivo más que suficiente para preocupar y poner a trabajar arduamente desde ahora a quienes jugarán el rol de opositores a partir del 1 de diciembre.
El PRI, que en algún momento tuvo en la bolsa ese poderío territorial, lo dejó ir, se le hizo pedazos, y a juzgar por el desánimo de su propia militancia no lo recuperará, por lo menos en los años que están por venir.
Enfrenta el priismo el más negro de los panoramas: sin liderazgos, sin poder, sin recursos y sin apoyo ciudadano, todo indica que continuará la huida de tricolores hacia el barco de Morena o de Acción Nacional.
Morena como partido oficial u oficialista, competirá por el poder directamente con el PAN, sobre todo en aquellas entidades donde sus gobernadores mantienen el control político, como el caso de Tamaulipas.
La estructura clientelar de Morena enfrentará resistencias en aquellos territorios donde les guste o no, todavía deben compartir el poder.
Así pues, el enésimo escándalo protagonizado por René Bejarano, es mucho más que una apuesta arriesgada del Gobierno que tomará el poder en diciembre. En realidad, se empieza a caer el velo con que pretendían disfrazar las oficinas que remplazarán a las delegaciones federales.
Detrás de esta “innovadora” idea de crear las Coordinaciones Estatales y todo su aparato con el pretexto de cuidar el gasto público y la ejecución de los programas sociales, hay intenciones mucho más terrenales: la búsqueda del control y el avasallamiento de quienes consideran adversarios políticos. La vulgar batalla por los votos.