Las designaciones de Miguel Ángel Osorio Chong y de Miguel Ángel Mancera como jefes de las bancadas del PRI y del PRD en el Senado podrían ser la base de un frente opositor en el legislativo para contrapesar el poderío presidencial de López Obrador. Y si se suma el PAN, entonces la diferencia 61%-39% en Senado y 54%-46% en diputados sería importante para impedir avasallamientos.
En 1997 la oposición sumó 52.2% de las bancadas en la Cámara y construyó un Frente Opositor que frenó la arbitrariedad priísta de las mayorías absolutas. El día de la instalación del Congreso, el PRI le apostó a reventar la ceremonia, pero el FO logró quitarle al tricolor el control de la cámara baja.
La mayoría morenista de 61% en Senado y de 54% en diputados es de coyuntura y fue producto del efecto AMLO; en las elecciones legislativas del 2021 el PT bajará y el PES no existirá. Morena por sí mismo ganó 37.8% en senado y 42.9% en diputados, menor al 45% promedio del PRI en pasadas legislaturas. Como siempre ocurre, los partidos en el gobierno suelen pagar en las urnas las primeras crisis de expectativas.
La posibilidad de un equilibrio –precario pero posible– entre los poderes ejecutivo y legislativo estará en la configuración de acuerdos entre las bancadas opositoras. Y en el PRI y en el PRD llegaron al Senado dos figuras políticas diferentes. El peso de sus posiciones podría definir el papel de esos dos partidos en las dos cámaras. Osorio fue secretario de Gobernación y precandidato a la presidencia mejor posicionado que el no-priísta neolopezobradorista José Antonio Meade y Mancera impuso la agenda de gobierno de coalición y apuntaló la propuesta de una alianza PRD-PAN que Ricardo Anaya ahogó en sus afanes ególatras.
Si la oposición del 39% en el Senado y el 46% en la Cámara de Diputados logra un frente opositor con una agenda de modernización política –programática, de gobierno de coalición y realmente reformadora– de sistema político/régimen de gobierno/Estado constitucional, la mayoría lopezobradorista estaría obligada a negociar reformas no restauradoras del viejo priísmo.
La mayoría absoluta legislativa de López Obrador le alcanza para reformas de leyes, pero la minoría de un sólido Frente Opositor sería suficiente para revelar retrocesos. El congreso no sirve sólo para aprobar leyes, sino que su espacio parlamentario contribuye a revelar posiciones políticas ocultas. Y, además, un Frente Opositor podría construir una agenda de reformas de modernización política que podrían cuando menos deslegitimar el restauracionismo morenista.
La clave estaría en que Osorio Chong y Mancera lograran llevar al PAN, al PRD y al PRI a un acuerdo programático de reformas desde la minoría, frente al conservadurismo priísta sistémico de Morena y López Obrador.
La agenda de cambio de régimen y de gobierno de coalición del PRD-PAN siguen vigentes y el PRI podría sumar con Osorio Chong un replanteamiento moderno de sus propuestas sociales.
El Frente Opositor PAN-PRD-PRI en el Congreso sería un contrapeso real al poderío caudillista de López Obrador y a Morena sólo como franquicia sin propuesta programática. A veces la mayoría de los votos no es suficiente si los adversarios opositores logran convertir al parlamento en un centro de debates de los intereses nacionales. Y si la oposición es minoría en votos, puede ser mayoría en argumentaciones.
Los contrapesos políticos comienzan como alianzas estratégicas. Si PAN-PRD-PRI llegan con un principio de acuerdo al 1 de septiembre, habrán logrado contener el avasallamiento del 1 de julio.