En el PRI de Tamaulipas la mayoría apunta a que desde la CDMX les deben decir quién sucederá a Sergio Guajardo en la dirigencia estatal, pero la noticia para los tricolores cuerudos es que a nivel nacional están igual, porque ayer Rubén Moreira les ‘aventó’ la Secretaría General; es decir, era el segundo de abordo.
Así es mis queridos boes, el ex gobernador Rubén Moreira, igual de impresentable que su hermano Humberto, no se tomó la molestia de abrir la puerta de enfrente y se fue, algo así como las chachas, porque se despidió del cargo que, seguro antes consideró un honroso y afortunado, a través de un twitt.
“Decidí presentar mi renuncia al cargo de Secretario General del CEN de @PRI_Nacional. Abrazo fraterno a la militancia”, escribió el la red social.
¿Qué pasó con el más chavo de los dinosaurios priistas de Coahuila como para que se haya bajado de la balsa priista (barco es otra cosa)?, porque tenemos que recordar que exactamente ayer cumplía un mes en el cargo, mismo al que llegó tras los movimientos ocasionados por otra renuncia, la de René Juárez a la dirigencia nacional.
Creo que hoy o mañana sabremos algunas pistas de lo que pasó, porque debió ser algo grueso, luego de que la dirigente nacional Claudia Ruiz Massieu contestara a la renuncia de Moreira también con un twitazo.
“Respeto la decisión de @rubenmoreiravdz de renunciar al cargo de Secretario General del @PRI_Nacional. Reconozco su trabajo, agradezco su aportación a la vida priista y le reitero mi respaldo en los proyectos que emprenda”, público Ruiz Massieu.
La lectura que se le debe dar a la renuncia y a la contestación de la sobrina de Carlos Salinas, no tiene lugar a mayores interpretaciones: el PRI es un verdadero desgárrate, sin pies ni cabeza.
Por eso en los estados es lo mismo, no saben que hacer, como en Tamaulipas, con la renovación de la dirigencia, porque no hay quien allá en la capital del país les dé indicaciones y los de acá que supuestamente quieren ser apenas si se atreven a levantar la mano en privado.
Porque a pesar de toooodas las columnas que aseguran que César García Coronado es el bueno y que trae padrinote bien ricachón, no he visto una sola foto o reseña de reuniones de este por el Estado.
Pero tampoco de Enrique Cárdenas, o del chavo este que le cargaba la maleta a Baltazar Hinojosa y a Ramiro Ramos, Emilio Grimaldo, es más ni siquiera del tampiqueño Roberto González Barba.
Y es que los del PRI traen en la sangre la obediencia, se les dificulta tomar decisiones solos, el caso es que hoy parecen huérfanos y así pues está más difícil.
A todo esto ¿por qué se fue Moreira?, dicen en las redes que porque en el PRI ya no había queso, alimento preferido de las…
Los otros priistas…
Pero no todos los tricolores andan de capa caída o en la orfandad, porque ayer uno más de los de la tercerísima edad, Ignacio Ovalle Fernández, fue presentado como el encargado de la nueva dependencia federal que creará Andrés Manuel López Obrador, Seguridad Alimentaria Mexicana.
Miren la fichita priista que acaba de reclutar AMLO: ha trabajado con cinco ex presidentes de la República del PRI, del más rancio PRI, del más represor PRI, del más anti democrático PRI.
Con Gustavo Díaz Ordaz (¿les es familiar el 2 de octubre del 68?), Ovalle Fernández era Jefe de la Oficina Vendedores Ambulantes de la Secretaría de Gobernación.
Con Luis Echeverría, era secretario particular y privado y después Secretario de la Presidencia.
En el sexenio de José López Portillo fue director de la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (Coplamar).
Con Miguel de la Madrid fue ‘becado’ y enviado como Embajador de México en Argentina y luego en Cuba.
Más acá con Carlos Salinas de Gortari manejó la CONASUPO, Compañía Nacional de Subsistencias Populares, si en la que hizo de la entrega de tortibonos y el reparto de ‘ayuda alimentaria’ toda una industria del voto comprado.
Bueno pues ese prócer, ese buen hombre que araña los 80 años, hará equipo con Manuel
Bartlett (el de la caída del sistema en el 88) y con Porfirio Muñoz Ledo protagonista del priismo de Echeverría y López Portillo.
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