Al principio se tomó como una leyenda urbana, pero con el paso de los meses, la misteriosa historia de Marité Guerrero y los millones perdidos en el PRI, ha cobrado suficiente veracidad para conocer más detalles sobre el robo del año.
Este es un recuento de lo que se sabe hasta ahora:
como si el relato no tuviera suficientes guiños irónicos, podemos apuntar que Marité Guerrero trabajaba como funcionaria (de medio pelo) en la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales.
Ahí conoció a Luis Vega Aguilar, el Secretario de Finanzas y Administración del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, con quien trabó una relación tan estrecha, que el operador estrella de Peña Nieto y Videgaray, se sintió obligado a cumplirle un deseo: le consiguió trabajo en su terruño y, ni más ni menos, que como representante financiera de la campaña de José Antonio Meade en Tamaulipas.
La susodicha tenía la tarea de recibir los recursos enviados desde el CEN priista y repartirlos entre los principales operadores de la entidad, para cubrir los gastos millonarios de la campaña.
Todo marchaba bien.
Las primeras entregas ocurrieron sin contratiempos, el dinero circuló hasta llegar a las manos indicados, cuentan quienes estuvieron involucrados directamente en la campaña.
Los problemas comenzaron en la recta final: mientras se acercaba el día D, crecían las necesidades económicas y de Marité, se sabía poco.
Aún quedaban 30 millones de pesos por aterrizar, que habrían servido entre otras cosas, para la movilización de las bases.
Resulta inolvidable aquel sábado, previo al domingo 1 de julio.
La escena, según algunos que estuvieron presentes, era caótica. Sergio Guajardo recibía el reclamo generalizado de decenas de candidatos y operadores de todo el
estado, que le exigían el dinero que estaba programado para entregarse desde días antes.
La versión que corría en ese momento y, que pocos creyeron, es que a Marité Guerrero la habían secuestrado con todo y los 30 millones de pesos.
El supuesto plagio terminó por desmentirse poco después de la elección, cuando en pleno drama por la derrota, los priistas detectaron a la financiera estrella en
Nueva York, donde pasó un mes de vacaciones a todo lujo.
Después, los hechos se tornan confusos; incluso hay quien afirma que la señora no ocultaba su botín y que eso habría ocasionado que el secuestro se materializara.
Lo cierto es que en pocos años, la famosa Marité se ha hecho de una fama que hasta a los priistas asusta.
No puede olvidarse que hasta el 2014, ocupó la Dirección de Relaciones Públicas del Congreso de Tamaulipas, bajo el mando de Ramiro Ramos, donde ganó celebridad por inflar las facturas de alimentos y servicios personales de los legisladores.
“Haiga sido como haiga sido”, la historia de Marité y sus 30 millones de pesos, se guardará para siempre en los expedientes X del priismo.