En 2014, el ensayista mexicano Julio Hubard, recopiló diversas entrevistas de Octavio Paz con las que integró su texto autobiográfico titulado: “También soy escritura”, libro en el que el Premio Nobel de literatura narró, entre otros eventos, el viaje que hizo de París a Barcelona en 1937. En aquella travesía por tren, le acompañaron Pablo Neruda, Carlos Pellicer y Ehremburg, este último, escritor cristiano nacido en el imperio ruso, de quien se dice, jamás toleró una crítica a sus ideales religiosos.
Después de una larga tertulia sobre literatura, de pronto, Ehremburg abrió paso al tema de la revolución y, dirigiéndose a Carlos Pellicer preguntó: “¿y usted que piensa de Trotski?”, a lo que Pellicer respondió: “¿Trotski? es el agitador político más grande de la historia, después naturalmente de San Pablo”, tras una pausa de silencio y con gesto de molestia, Ehremburg abandonó la mesa en señal de desaprobación.
En materia política, la prudencia es la mejor arma para quien sabe utilizarla; por el contrario, quien no la ejerce, difícilmente trasciende.
El 15 de enero de 2018, el entonces candidato a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador, sorprendió a la clase política nacional y a varios de sus cercanos, al nombrar como coordinadora de campaña a la exdiputada federal panista Tatiana Clouthier Carrillo.
La hija de “Maquío”, tan pronto como recibió el nombramiento, tejió una red política con diversas organizaciones de la sociedad civil. Posicionándose con éxito como una “rockstar” del instagram y twitter para defender al entonces candidato, adquirió, como gratificación, una diputación federal plurinominal y, antes de culminar el mes de julio; la Subsecretaría de Participación Ciudadana, Democracia Participativa y Organizaciones Civiles de la Secretaría de Gobernación.
Todo parecía seguro en el sendero político de Tatiana; sin embargo, cuatro declaraciones en medios de comunicación la dejaron fuera de la próxima administración federal (incluyendo de la presidencia de su grupo parlamentario en San Lázaro) como a continuación se citan:
El 11 de julio en el programa “Informe Brozo”, señaló que la sociedad civil les estaba pidiendo soluciones en materia de seguridad; ella contestó: “vayan y pídanle al que no se ha ido, exíjanle al que no se ha ido, pero algo más, que no se termine de llevar las cosas, vamos a ponerle vigilancia”, se refería al Presidente Peña, quien para entonces, colaboraba institucionalmente con la transición política de forma pacífica.
De igual forma, el 31 de julio en el programa “Imagen Noticias” con Ciro Gómez Leyva, criticó el nombramiento de Manuel Bartlett como próximo titular de la CFE, de quien expresó: “creo que había mejores opciones”. Lo anterior, obligó al presidente electo a salir a medios para ratificar su propuesta: “respeto la opinión de Tatiana… el senador con licencia ha defendido la industria energética del país y será pieza clave para combatir la corrupción”.
Y si lo anterior no era suficiente, el 8 de agosto en el programa “Contraseñas” de Julio Astillero, señaló a José Antonio Meade como cómplice del actual gobierno.
Tatiana olvidó que cinco días antes, el presidente electo había calificado al excandidato del PRI como un “hombre, bueno, decente y honorable”. Finalmente, el 10 de agosto acudió al programa “Despierta con Loret”, palestra que utilizó de nuevo para atacar al Presidente Peña, dando a entender que estaba distante de la realidad nacional y, entre otras cosas, que no tenía idea de lo que pasaba en el país.
Difícilmente se puede asumir un encargo en la Secretaría de Gobernación con un discurso que poco abona a la unidad nacional, la campaña se terminó el 1 de julio.
México necesita funcionarios prudentes y astutos en el arte de gobernar, no se puede hablar de todo, pero si lo haces debes cuidar tus palabras. Tal y como Octavio Paz señaló ante aquel penoso incidente entre Pellicer y Ehremburg: “ante ciertos temas y ciertas gentes lo más cuerdo es cerrar la boca”.
Twitter: @carloskgv