CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Tamaulipas es la sexta entidad con más emergencias ambientales del país y la delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) continúa ignorando los hechos, guardando silencio respecto a las graves afectaciones a la ecología y, cuando actúa, lo hace ya con los daños ocasionados.
El caso más reciente es el derrame de hidrocarburo que ya afectó las costas del sur de Tamaulipas, San Fernando y Matamoros.
Desde la semana pasada aparecieron manchas grandes de hidrocarburo en la costa tamaulipeca. Primero ocurrió en playa Bagdad en Matamoros, donde rápidamente Pemex rechazó su probable responsabilidad.
Ayer por la mañana en Playa Miramar aparecieron manchas de petróleo en el máximo destino turístico de Tamaulipas. A la par en la playa y zona tortuguera de Rancho Nuevo en Aldama, de acuerdo con información oficial.
El domingo pasado, Pemex informó que en trabajos de mantenimiento del oleogasoducto Arenque, ubicado a 5 kilómetros de Miramar se registró una fuga de gas, que actualmente sigue en reparación.
Según prestadores de servicios, sólo el área certificada de Miramar estaba siendo limpiada por personal municipal, no obstante, ellos sólo cuentan con palos y picos.
A inicio de año se comprobó una mancha de hidrocarburo en la ribera del río Pánuco que afectó a al menos 50 familias. Personal de Pemex extrajo y limpió el petróleo, antes de que elementos de la Profepa llegaran a la zona.
En esta misma zona, hace unos tres años, pescadores reclamaron a Pemex la reposición de lanchas y equipo de pesca que se contaminó al parecer de chapopote.
Los problemas medioambientales en territorio tamaulipecos son mayúsculos debido a la operación de zonas industriales que han causado devastaciones en zonas protegidas, daños al suelo agrícola, explosiones en parques industriales rodeados de conjuntos habitacionales, derrame de hidrocarburos en cuerpos de agua y contaminación en
lagunas y ríos.
A partir de octubre de 2014, la delegación de la Profepa es encabezada por Aureliano Salinas Peña.
El trabajo en los 4 años de Salinas Peña ha dejado un rastro de devastación en los diversos ecosistemas de la entidad. Un ejemplo es el daño a 55 hectáreas del municipio de Victoria, producto del derrame de químicos que realizó una presunta empresa citrícola.
La explosión de la planta de Técnicas Especiales de Reducción de Altamira (Tersa) es otro ejemplo del mal trabajo de Profepa, ya que aparece solo para atender los daños, en lugar de trabajar en la prevención en conjunto con autoridades estatales y locales.
El 5 de marzo de 2018, personal de Protección Civil y Bomberos, y de Tránsito del municipio de Altamira, Policía Federal y el Ejército evacuó 2 centros escolares y cerraron las vialidades para evitar más daños. Sin embargo, no era el primer incendio en la instalación ya que antes hubo un primero hecho.
El 16 de marzo se clausuro temporalmente hasta que, cinco meses después, la delegación impuso una multa de 112 mil 840 pesos por infracciones a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR). La planta de Tersa fue abierta y opera con regularidad.
Como en otros años el manglar que existe a lo largo de la costa tamaulipeca, específicamente en el sur de la entidad, ha sido víctima de contaminación y tala ilegal. En ambos casos la Profepa no ha podido evitar estas agresiones al medio ambiente.
Hace un mes la Profepa intervino tardíamente en la laguna del Carpintero. Gracias a una denuncia en medios de comunicación acudieron al cuerpo de agua y descubrieron 10 muelles rústicos de madera, tarimas, varas y troncos de mangle. Pese a que la laguna es considerada “Sitio Prioritario de Manglar” por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), el delegado Salinas Peña no ha girado órdenes para una vigilancia programada.
las cifras
Emergencias ambientales
Guanajuato 1,325
Puebla 705
Veracruz 280
Tabasco 209
México 200
Tamaulipas 158
Hidalgo142
Jalisco 106
Oaxaca 85
Michoacán 79