CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La mañana del jueves 19 de septiembre de 1985 amaneció soleada y con un cielo azul brillante; el movimiento en las calles alrededor de las 7:00 de la mañana era intenso, pero nada parecido a las grandes multitudes que se mueven hoy.
A las 7:19 horas, la capital del país se sacudió con un sismo de magnitud 8,1. El movimiento devastó a la zona centro de la ciudad de México, provocando daños severos en cientos de edificios, causando la muerte de miles de personas.
El epicentro se localizó en el océano pacífico, cerca de la desembocadura del río Balsas, en la costa de Michoacán, y el hipocentro, a 15 kilómetros de profundidad bajo la corteza terrestre.
Hasta la actualidad, ha sido el más significativo y dañino en la historia escrita de los movimientos telúricos del país y de su capital, superando en intensidad y en daños, al registrado en 1957, que hasta entonces había sido el más notable.
Como recordaran, en 2017, un terremoto de grandes dimensiones volvió a golpear al centro de la república, tocando la casualidad que fue también un 19 de septiembre, como en el lejano 1985, por lo que al indagar más al respecto, descubrimos que entre las numerosas víctimas hubo tamaulipecos.
Fallecen los padres de historiador de Ciudad Madero
Entre los que desgraciadamente perecieron, se encontraban don Florencio Cruz Ponce y doña Gloria Álvarez Vázquez; padres de José Antonio Cruz Álvarez, conocido
historiador de la zona conurbada de Tampico.
El matrimonio se hospedaba en el cuarto 308 del hotel Principado, edificio de ocho pisos que estaba ubicado en José María Iglesias número 55, a metros de la plaza de República y el monumento a la Revolución. A las 07:19 de aquel 19 de septiembre de 1985, el edificio como otros, colapsó totalmente.
Según la información oficial, en este hotel había un 60% de su cupo total, de los cuales, entre clientes y personal, murieron 118 de sus ocupantes.
Un testigo anónimo recordaría:
“Decenas de cadáveres están siendo retirados de los que fue el hotel Principado de la Plaza de la República. No se puede acceder a los primeros pisos del hotel ya que las
escaleras del edificio han desaparecido”.
José Antonio Cruz Álvarez, hijo del matrimonio, y quien por esa época era un estudiante de artes gráficas de la Academia de San Carlos de la capital del país, participó activamente junto a los topos en la búsqueda de sus padres, pero los cuerpos jamás fueron localizados dentro de los escombros, y al igual que muchos otros, fueron enterrados en fosa común.
Cruz Álvarez recordaría:
“Hubo mucho desconcierto y mucho descontrol, había miedo a una epidemia y muchos muertos se fueron a la fosa común. Nunca pudimos recuperar los restos… los sacaban por atrás… Pero bueno, seguimos adelante, es muy difícil para mí contar lo sucedido”.
Muere el profeta del nopal: icono del rock mexicano
Muy cerca de donde murieron los padres de Cruz Álvarez, encontró la muerte otro tamaulipeco, quien con el paso del tiempo se convertiría en un icónico para el Distrito Federal.
Rockdrigo había nacido en la colonia Altavista de Tampico, Tamaulipas, un 25 de diciembre de 1950, siendo su padre el ingeniero naval Manuel González Sámano y su madre la señora Angelina Guzmán. Estudió en los colegios Federico Froebel y Félix de Jesús Rougier. Durante su infancia y adolescencia, Rockdrigo se nutrió de la tradición musical de la huasteca tamaulipeca y del rock y el blues en lengua inglesa. Abandonó la carrera de psicología en la Universidad Veracruzana y hacia 1975 se fue a vivir a la Ciudad de México.
Durante sus primeros años en la capital del país, formó un dueto de canto nuevo con su amigo Gonzalo Rodríguez. En 1976, Rodrigo González, Gonzalo Rodríguez y otros amigos músicos, interpretaron algunas piezas originales en la Sala “Manuel M. Ponce” del Palacio de Bellas Artes. Con el tiempo, logró trabajar al lado de Javier Bátiz en un bar de la glorieta de Insurgentes llamado Wendy’s Pub, alternando con muchos grupos, entre ellos el Grupo Dama.
Ya entrada la década de los ochenta, Rockdrigo, junto a artistas como Jaime López, Roberto González, Alain Derbez y Rafael Catana, fue un promotor del Colectivo Rupestre, un núcleo de artistas de importancia para el desarrollo del rock mexicano.
Hacia 1984 se presentó en diversos foros patrocinado por el CREA y editó un casete de manera independiente, Hurbanistorias, que a la postre sería el único material que él supervisara. En septiembre de 1985, Rockdrigo entabló una negociación con el productor José Xavier “Pepe” Návar, de la compañía discográfica WEA, con la finalidad de realizar un disco profesional, proyecto que nunca se llevó a cabo.
La última tocada de Rockdrigo González ocurrió en la fiesta del primer aniversario del periódico La Jornada, celebrada el 15 de septiembre de 1985: cuatro días antes del temblor.
González
González, autor de famosas canciones como “Estación del Metro Balderas” o “ADO”, vivía en un edificio de la calle de Bruselas, de la colonia Juárez, junto a su novia Françoise Bardineten. Su hija, la también cantante Amandititita, por ese tiempo una niña, vivía junto a su madre en Tampico.
Tan sólo tres días después del temblor, iba a cantar en la presentación del libro “La banda, el consejo y otros panchos”, de Fabrizio, el cual trataba sobre las bandas
juveniles proscritas en esos años grises de Miguel de la Madrid.
Dos meses antes, Fabrizio había visitado a Rodrigo en su departamento para ponerse de acuerdo sobre unas rolas que iba a tocar durante el evento, llevando consigo su cámara profesional. Rockdrigo, quien tenía un gran sentido del humor “distensó” el momento para que el chavo de 25 años no le temblara la mano. Fabrizio tenía listos dos rollos blanco y negro y mientras disparaba escuchaba la guitarra blusera y la voz nasal del promotor del Colectivo Rupestre.
El Hotel Regis era muy visitado por tamaulipecos
La construcción comenzó en 1908 y finalizó en el año de 1910. En un inicio estuvo planeado para albergar las instalaciones del diario El Imparcial. En 1911, tras un terremoto, el edificio fue afectado. Se remodeló y se convirtió en edificio de departamentos, pero nunca se ocupó. Después de la Decena Trágica de 1913, se transformó en hotel y se le puso el nombre de Hotel Ritz. Pero sólo mantuvo dicho nombre un año; ya que, tras la caída de Huerta, tuvo que ser vendido y cambio de nombre. Así surgió el Hotel Regis.
Se dice que en el emblemático Regis se hospedaban muchos políticos tamaulipecos que acudían a realizar diversas gestiones a la capital, o a saludar a las figuras políticas del momento. Uno de ellos fue don Emilio Portes Gil.
Un paisano recordaría sobre una de sus tantas estadías:
“Nos poníamos nuestras mejores garritas. Los zapatos bien boleados, el pelo con bastante brillantina y lucíamos un discreto pañuelo blanco con tres picos arriba, en la bolsa situada al lado izquierdo de la solapa del saco. Estábamos listos. No es que fuese una visita cotidiana, pero cuando íbamos al hotel Regis pensábamos en la gente importante con que tropezaríamos, aunque no se tratara de amistades, sino sólo de nombres y apellidos dignos de las páginas de sociales de aquellos tiempos”.
Y es que el edificio neoclásico albergó en su primera etapa, a los más destacados prohombres nacionales: sinaloenses y sonorenses, quienes lo tenían como centro de actividades y conspiraciones. Incluso en 1928, tras el asesinato del general Álvaro Obregón, bajo la mirada vigilante del jefe máximo, Plutarco Elías Calles, fue acordada en sus salones, la designación del tamaulipeco Emilio Portes Gil como presidente provisional de la República.
La mañana del 19 de septiembre de 1985, el edificio ubicado en la calle de Azueta y Juárez colapsó, provocando que las toneladas de concreto de su estructura azotaran el suelo aumentando la intensidad del movimiento telúrico. A las 7.50 a.m. el gas almacenado debajo de la farmacia explotó dañando muros y provocando que el ala afectada colapsara. Al medio día de ese mismo día, se registró otro incendio que se prolongó durante tres días, los daños por la conflagración y las réplicas del sismo, terminaron por derrumbar la fachada de la parte antigua. Ese trágico día se rescataron 74 cadáveres y decenas de personas desaparecieron en los escombros y el incendio.
Aunque el hotel quedó prácticamente destruido después del sismo, fue demolido el 24 de noviembre de ese mismo año.
marvin-huerta@hotmail.com
A 33 años no se sabe número de víctimas
No se conoce el número exacto de víctimas que dejó el sismo de 1985: el gobierno dijo que fueron 3,692. La Cruz Roja Mexicana señala que la cifra superó los 10.000.
El número de personas afectadas por el desastre, entre damnificados y quienes sufrieron secuelas psicológicas, tampoco se conoce.
Algo que llamó la atención de muchos capitalinos después del sismo, es que muchas de las construcciones que colapsaron eran relativamente nuevas. Las viejas casonas y palacios, construidos algunas desde la época de la Colonia, sufrieron daños menores. Una de las explicaciones fue que las normas para construir en la capital no tomaron en cuenta las condiciones del suelo, que en sitios como el Centro y la colonia Roma se componen fundamentalmente de arcilla.
El histórico Hotel Regis, así quedó en ruinas
Así lucía el Hotel, en su época de esplendor
Una de las últimas fotos tomadas por Fabrizio, al tampiqueño Rokdrigo
En 1928, en el Hotel Regis se acordó que el tamaulipeco Emilio Portes Gil sería presidente
Don Antonio Cruz y su esposa Gloria Alvarez
Lentes y Guitarra de Rockdrigo