Tailandia.- Dice una frase que ‘la belleza duele’, sin embargo, en ocasiones, el dicho se convierte en una terrible realidad.
Recientemente se dio a conocer la historia de Victoria Curthoys, una australiana de 29 años a la que tuvieron que amputarle todos los dedos del pie derecho a causa de una grave infección producida tras haberse sometido a una pedicura con peces.
Sí, aunque suene a mentira en realidad ocurrió. En 2010 la mujer decidió sumergir sus pies en un estanque lleno de carpas minúsculas durante sus vacaciones en Tailandia, con el objetivo de que los animales se alimentaran de piel muerta y así tener una piel suave.
El problema radicó a que la joven se sometió al tratamiento cuando ya le habían amputado la mitad del dedo gordo por una infección que había contraído por pisar vidrios rotos.
Cuatro años después, las aguas del estanque tailandés resultaron contaminadas con ‘Shewanella’, un tipo de bacteria acuática que raramente afecta a los seres humanos pero que -en este caso- logró infectar a la joven a través de la cicatriz de su operación previa.
Inconsciente de este hecho, Curthoys comenzó a experimentar malestares y fiebres recurrentes a causa de la bacteria acuática, que los doctores tardaron años en diagnosticar.
Para el 2012, los médicos tuvieron que terminar de cortar el dedo gordo, pues la nueva infección ya había carcomido el hueso, y durante los siguientes cinco años, a medida que progresaba la infección, uno a uno fueron amputados los restantes dedos.
Un día podría perder la pierna derecha por completo […] pero reviso mi pie todos los días. Advierto a la gente sobre los peligros de los ‘spas’ de peces y si puedo los desaliento de que acudan, porque no tenemos idea de a quién han mordido previamente esos peces”; indicó Curthoys, según cita Media Drum World.
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Con información de Excelsior.