En en cuatro días y lo que resta de hoy estarán tomando posesión los 43 alcaldes de Tamaulipas, constitucionalmente a tiempo, pero políticamente tarde, con prisa, con una loza pesada a cuestas y sin la oportunidad de la curva de aprendizaje que los disculpe de yerros y resbalones.
Así es mis queridos boes, Chucho Nader, Xico González, Mario López, Maki Ortiz, Adrián Oseguera, Alma Laura Amparán, Enrique Rivas y el resto de los 43 presidentes municipales llegan a las presidencias municipales arrancado un proceso electoral local del que si sus partidos pierden serán los culpables y si ganan, quizás se los reconozcan.
Por eso digo que llegan con algo de retraso en lo político, porque a partir del 1 de octubre ellos serán los responsables, para sus partidos, de la elección de julio del 2019; es decir dentro de 9 meses.
De hecho, oficialmente el proceso de elección de diputados locales ya arrancó desde principios de mes y para enero y febrero en los partidos tendrían que estar casi definidos los precandidatos y las campañas arrancarían allá por Mayo.
Para entonces todos los que enumeré y el resto tendrán que haber presentado avances en sus programas de trabajo, obras y servicios.
Allá a la vuelta de este año, los que ahorita se miden el traje fino para la toma de posesión, escogen zapatos bien cómodos para aguantar las horas de ceremonia y besamanos tendrán que haber resuelto las calamidades que los que se van les dejen.
Porque a partir del 1 de octubre, es decir desde el primer minuto del lunes que entra, serán los culpables de que el camión de la basura no pase, de la epidemia de baches que haya en las cuidadas, de la lámpara apagada, de los robos domiciliarios, de los grifos de la llave que solo avientan aire, de las mordidas de los tránsitos, de las plazas enmontadas y de la jeta que le pongan los burócratas municipales a los ciudadanos en las alcaldías.
Por ende, para ellos serán las palabrotas, sí, las mentadas, para ellos los calificativos, para ellos los ‘memes’ en las redes sociales.
Todo eso va a ir minando poco a poco el capital político con el que asumen el cargo a partir del lunes, poco a poco, pero sin detenerse van a ir gastando el bono democrático (como le dicen unos), poco a poco, unos más rápidos que otros van a ir pasando de la fiesta al desencanto, si ellos y sus equipos no son capaces de cumplir con las expectativas que los que votaron por ellos y los que no, se han hecho.
Insisto, sólo si cumplen con lo que han prometido en campaña y en estos meses de transición, van a tener aseguradas buenas cuentas para los que serán sus candidatos a las diputaciones locales; porque de hecho ya son sus candidatos aunque no sepamos quiénes serán.
Sí, es también una situación inédita, por la reforma política que tiene como objetivo hacer elecciones concurrentes. Está será la primera vez que alcaldes con menos de un año de gestión tengan frente a sí una elección para diputados.
Por eso la prisa, por eso la carga de trabajo y también por eso la exigencia de que los resultados lleguen pronto, muy pronto y sean positivos.
Seguro que sus equipos de transición y ellos mismos ya se dieron cuenta que en los patios de servicios públicos de muchos municipios hay todo un deshuesadero de camiones para la recolección de basura, convertidos en chatarra, ahí deben haber visto pedazos de camionetas que debieron servir para servicios públicos y también deben haber registrado decenas de patrullas de tránsito, pipas, camiones y demás unidades que están para venderse por kilos.
Bueno, pues eso no les va a servir de excusa, los ciudadanos que les dieron su voto no van a aceptar más que respuestas, acciones inmediatas, porque el castigo por el contrario sería un castigo en las urnas para el partido y sus candidatos; si los del alcalde.
Claro que hay ediles más urgidos que otros, con mayor compromiso, con más prisa, esos son los que ganaron por primera vez y que desde ahora sueñan con la reelección en tres años. Éstos mucho menos tienen que fallar, porque el costo sería mayor que para los que asumen tras ganar la reelección.
El problema, o los problemas, son que es poco el tiempo para dar resultados, no habrá suficiente dinero para hacerle frente a las promesas que hicieron en campaña y no se sabe en qué medida les afectarán las primeras acciones del gobierno federal que viene.
Me queda claro que si en la pasada elección fue muy difícil para los aún alcaldes ganar la reelección, para los que siguen será todavía más, porque a eso se deberá sumar en su tiempo el ocaso de la administración estatal en curso y todo lo que ello conlleva. En síntesis, la tienen en chino y algunos ni español entienden.
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