“¡Normalista marchando y al pueblo educando!” Arengas de la marcha del ’68.
LO CLARO. Cada región del planeta, cada estado del país, el país entero se mueven hacia el desarrollo, no porque tengan una gran producción agrícola o industrial. Los mueve una cosa en común: la investigación.
Los países más adelantados apuestan grandes sumas de sus dividendos, a generar investigación que ayude al progreso. Una vacuna, un sistema de riego, una nueva forma de procesar comida, siempre existen proyectos de innovación que fomentan el desarrollo. De ahí la importancia de inculcar la curiosidad de los estudiantes de instrucción básica.
La Universidad Autónoma de Tamaulipas, realiza el “4° día del Investigador”, donde involucran a niños y jóvenes en el extraordinario mundo de las investigaciones y les fomentan la inquietud mediante talleres, exposiciones y juegos con componentes científicos. Gran estrategia.
LO OSCURO. Esperemos no suene irreverente este tema.
¿Conoce los verdaderos alcances del movimiento independentista mexicano?
No hay duda que sí; pero haremos sin embargo, dos pequeños ejercicios al respecto.
Miguel Hidalgo, Miguel Domínguez, Ignacio Allende, Juan Aldama, eran personajes de alta jerarquía eclesiástica, militar y burgués de aquella Nueva España que se declaraba hastiada del poder desmedido de los ibéricos; de sentirse obnubilados por la Constitución de Cádiz, que les impedía ascender en la escala jerárquica que estaba destinada exclusivamente a los españoles de pura cepa y, que al final de cuentas, no tuvieron fortuna de ver consumado su acto de rebelión, cuyo fin era hacerse realmente de un nuevo imperio, que creían merecer.
Al final, Agustín de Iturbide encabezaría esa proeza; no de declarar una nación libre, soberana e independiente; sino una nueva monarquía, con él a la cabeza.
La buena razón imperó y, a la postre, se consiguió el objetivo que hoy nos hace una mejor patria; la libertad y soberanía nacional.
El movimiento estudiantil del ’68, ha sido un instrumento que aprovechan en su peculio algunos miles y miles de pseudo políticos, al darle nombre a una lucha social que tenía un fin específico.
Eran tiempos del autoritarismo de un gobierno totalitario, que igual habría hecho suyos hasta a los más acérrimos malquerientes, como Octavio Paz. A quienes por el uso de la razón o de la fuerza, obedecían al ‘Maximato’ que declaraba, qué tan negro era el color negro.
La represión estudiantil del ’68, fue el primer fenómeno conocido contra esa descomunal fuerza gubernativa que concentraba la simpatía de la sociedad civil. Fue entonces, el primer llamado a la democracia.
Ellos, quienes murieron, nunca supieron la real causa que enarbolaron.
Hoy la llaman ‘la entrada al México democrático’.
Y hoy también, muchos partidos políticos pretenden ‘sacar raja’ de una historia que movió al país entero.
Creeríamos a los héroes de los billetes, el centavito y la ‘moneda de a diez’, que buscaban patria y libertad y, al final, los sesudos historiadores aseguran que la fecha se escogió, porque “coincidía con el natalicio de Porfirio Díaz”.
La causa que marca como una fecha de luto para la nación y, que apenas ya, algunos recuerdan como ‘dos de octubre no se olvida’, en realidad era el ahogado grito de una juventud que deseaba la paz y la reconciliación social de su pueblo, harto del sometimiento. Y poco ha cambiado…
COLOFÓN: Sirva la lección y en el futuro, los casos que aún duelen –como Ayotzinapa- no se condenen al olvido o trastoque el fondo de las cosas.
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