“Quien no los conozca que los compre”, reza un clásico de la sabiduría popular.
Así, se lucen en un video los priístas tamaulipecos que se reunieron con Ulises Ruiz durante su reciente visita al estado, rebeldes, arrojados, echados pa’ adelante.
Como si no fueran ellos responsables del problemón en el que está metido su partido, personajazos de la grilla local como Alejandro Etienne, Rafael González Benavides, Lupe González Galván, se desgarran las vestiduras denunciando imposiciones, alejamiento de las bases, corrupción de sus líderes.
La carcajada es inevitable al escuchar sus furibundas demandas: piden refundar el partido, pero claro, con ellos incluidos; que las bases elijan a sus líderes, cuando ellos apostaron por la imposición de Sergio Guajardo que aún hoy funge el tristísimo papel de presidente del CDE.
En resumidas cuentas, piden un nuevo PRI justo quienes construyeron una vida de lujos y abusos, a costa del partido.
Y claro, se sienten con la fortaleza, el capital moral para seguir comandando el barco; faltaba más, el partido rejuvenecido que piensan refundar, merece tener al frente a personajes con su experiencia y su bagaje político.
Eso por no hablar de su interlocutor, un miembro indiscutible del cuadro del terror de los gobernadores caciques que durante mucho tiempo dominaron a placer la política nacional.
A Ulises Ruiz no sólo se le recuerda por sumir a Oaxaca en una de sus peores crisis sociales, cuando la APPO y otras organizaciones civiles pusieron en jaque a su gobierno, también son célebres sus corruptelas que lo convirtieron en un hombre millonario.
Dicho personaje hoy sueña con recuperar el poder perdido, y para ello, bien vale la pena ponerse el disfraz de líder demócrata y salir a conquistar priístas incautos, que una de dos: son tan ingenuos para creerle sus nobles intenciones, o tan cínicos como él, al grado de olvidarse de que ellos están en primera fila en el reparto de culpas por la debacle de su partido.
En el video que circuló el mismo Ulises Ruiz como parte de su campaña para tumbar a Claudia Ruiz Massieu y asumir la presidencia del CEN, los priístas tamaulipecas escupen frases como para ser grabadas bajo sus bustos de bronce.
“El PRI no tiene ninguna culpa, el PRI es la plataforma, la culpa la tienen muchas personas que para qué mencionamos nombres”, pontifica Lupe, el ex alcalde maderense, de tristes recuerdos para el municipio petrolero.
“Las candidaturas deben de elegirse por consulta”, asegura Alejandro Etienne, cuya vida política se ha forjado dedazo tras dedazo.
Con esta y otras aventuras recientes de los priístas tamaulipecos, queda claro que su destino parece inevitable.
Los próximos años se les van a ir navegando por los mares de la intrascendencia política, mendigando alianzas para lograr una que otra posición de medio pelo, luchando por sobrevivir, pues.
Todo, porque la generación que destruyó al PRI siente que es la única capacitada para revivirlo.