La llegada de miles de migrantes hondureños hasta la frontera sur de México, las acciones de la Policía Federal; las declaraciones del presidente Enrique Peña Nieto y del electo, Andrés Manuel López Obrador, así como los múltiples tuits del mandatario estadounidense, Donald Trump, han dividido a los mexicanos.
Si, casi tanto como el proceso electoral para elegir al presidente de la República, el tema de aceptar el paso de los hondureños por México para llegar a los Estados Unidos, las redes sociales han explotado y nos han mostrado-para mi gusto-un poco tolerantes y un mucho discriminatorios.
No soy experta en temas migratorios y como muchos de quienes me leen, solo sé lo que pasa en ese país centroamericano, a través de los medios de comunicación y de las declaraciones de esos caminantes, que sin importarles lo que dejaban en sus hogares, decidieron llegar a un lugar con mayores oportunidades.
En los más de 20 años que tengo en esta frontera, he visto de cerca decenas de historias, de quienes viajan miles de kilómetros para alcanzar el famoso “sueño americano”, que se convierte en pesadilla.
Hombres y mujeres de diversos países de Centroamérica y, por supuesto de nuestro México, han pasado por un verdadero infierno, al enfrentarse a los obstáculos naturales y humanos que tiene esta frontera; abusos de delincuentes y de autoridades, que los ven con un signo de pesos.
Hace poco unos jóvenes nicaragüenses platicaban conmigo, acerca de los problemas que pasaron al llegar a Tapachula, con los agentes del Instituto Nacional de Migración que los tuvieron tres meses en el limbo de procedimientos legales, que no llevan más de 30 días, así de ese tamaño, es la corrupción.
Pero bueno, hablábamos de los migrantes hondureños que hoy dividen opiniones, pues hay quienes aseguran al más puro estilo de Donald Trump que son delincuentes, sin conocer cada historia.
No dudo que entre ellos haya personas que dejaron atrás cuentas pendientes con la ley, pero muchos otros, son esos migrantes que como los nuestros, buscan solo trabajar y darles a los suyos una mejor vida.
El problema ahora, es que el tema se politiza ante las declaraciones del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, al ofrecer trabajo para esos miles de migrantes.
Las publicaciones en contra, no se han hecho esperar y, es que efectivamente, la pobreza y marginación de muchas de las comunidades en nuestro país, lastiman, pero ofrecer empleo a cuatro o cinco mil personas, no terminaran con esa problemática.
Por qué lo digo, pues simplemente porque esas cuatro o cinco mil personas podrían llegar de manera invisible para la mayoría de nosotros y tratar de conseguir oportunidades en nuestro país, al fracasar en su intento de alcanzar los Estados Unidos.
De hecho, quienes algunas vez han vivido o viven en el sur de México, llámese, Chiapas, Oaxaca o Tabasco no me van a dejar mentir, pues ellos-los centroamericanos-se quedan en estos lugares, buscando mejores condiciones que las que tienen en sus países.
Pero lo hacen casi invisibles, inadvertidos por la mayoría de quienes hoy los llaman delincuentes o cosas peores, sufriendo la extorsión de las autoridades migratorias y de acoso de quienes sabiendo de su situación ilegal, los tratan como esclavos, al fin, quien los podría defender, si son indocumentados…¿se les hace una historia
conocida?….sí, la que muchos de nuestros hermanos mexicanos viven en Estados Unidos y que exigimos sea mejor.
Por ahora, la caravana ya avanzó, no sabemos el destino en la frontera norte, pero sí conocemos que a donde lleguen, deberán recibir un trato digno, el mismo que exigimos nosotros para los nuestros, en otro país.
Hasta aquí, por hoy
rosyrangel70@hotmail.com