Muertos de hambre, así es como dice la mayoría del pueblo mexicano, le tienen las autoridades, es cuento de nunca acabar, administraciones llegan y se van y todo sigue igual.
Mucha razón tiene en su percepción el colectivo, pero igual la frase “muertos de hambre”, puede tener varias connotaciones, depende del sentido que se le quiera dar y el tema que se tenga que tratar.
Hoy día, no solo las personas que no tienen que comer pueden morir de hambre, también están muchos políticos que andan que mueren de hambre de poder, unos todavía ni llegan y ya están viendo cómo el presupuesto federal morder, mientras que el noble pueblo mexicano sin esperanza, seguirá gritando con hambre y sed de justicia social y, casi sin aliento a DIOS le pide vida, para un mejor futuro a sus hijos, forjar.
Todas esas connotaciones se ven a diario, pero se manifestaron más ayer 2 de noviembre, que a lo largo y ancho del territorio mexicano, mientras unos celebrábamos el día de los Santos Difuntos, fecha en la que la manifestación pura de nuestras tradiciones vivas recuerdan a los muertos, otros que se veían casi muertos, políticamente hablando, bueno, también por edad, cobran vida con hambre de poder y venganza desmedida.
Eso es con las altas luminarias del poder, pero hasta en los panteones, los vivillos viviendo de los muertos se llegaron a ver y, con el sentimiento de la gente, que acudió a visitar las tumbas de sus difuntos, su negocio lograron hacer, flores, veladoras, agua, comida y golosinas caras, muchos comerciantes fueron a vender.
Aunque ha bajado la cantidad de visitantes a los camposantos, sobre todo en los estados fronterizos, como el nuestro, el ‘Día de Muertos’, resulta un negocio de vivos.
Apostados afuera de las entradas a los panteones, se puede encontrar cualquier cantidad de negocios, haciendo su agosto en noviembre.
Cierto, hay necesidad, la gente requiere trabajar para sobrevivir, pero no se vale lucrar con el sentimiento de familiares, de los que se nos adelantaron en el camino.
Cierto es que nuestros muertos merecen las mejores ofrendas florales y lo que se invierta en arreglo de tumbas y montaje de altares, pero la acción no debe medirse por cuánto se gaste, sino por el valor sentimental que a la fecha se le pueda dar. Como dijera un comercial de televisión, el sentimiento infinito, no tiene precio.
El ‘Día de Muertos’, es una fecha muy especial y la gente es capaz de gastarse su dinerito para homenajear y con cariño a sus difuntos recordar, pero no es justo que al día siguiente mueran de hambre, porque se gastaron su presupuesto y, la despensa, no alcanzaron a comprar.
Importante es seguir con nuestra tradición y a nuestros fieles difuntos, montarles altares y visitarles en el panteón, pero también se debe llamar a la reflexión, no gastar más de lo que podemos, para luego no entrar en predicación.
En fin, la situación es que ayer ‘Día de Muertos’, muchos mexicanos, a sus difuntos al panteón fueron a visitar, se gastaron su dinerito para las tumbas adornar y en familia la fecha celebrar.
Importante es para los mexicanos la fecha recordar y nuestras tradiciones refrendar, pero siempre debemos reflexionar, cuánto en arreglo de tumbas y altares podemos gastar, para que alcance también recibos pagar y despensa comprar.
De lo poco que tenemos, esfuerzo debemos hacer para ahorrar, porque sabemos de nueva administración federal, que nos pueda esperar, se ve un panorama incierto, aunque se espera que todo pueda mejorar y, de hambre, no nos quieran matar.