CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Conocía bien la ciudad de Reynosa y ahí la alcanzó la justicia. Perla Aydeé Puente Reséndez, señalada como una pieza clave en el complejo esquema de corrupción que se achaca a los ex presidentes argentinos, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, ahora está tras las rejas en el penal de Cadereyta, en espera de conocer su destino final.
Días antes, junto a su esposo Carlos Adolfo Gellert, habían intentado cruzar a Texas, para recluirse en su casa de Mission.
A él, de nacionalidad argentina, lo detuvieron autoridades migratorias de Estados Unidos; ella logró volver a territorio mexicano, pero terminó siendo ubicada por la Agencia de Investigación Criminal, en un domicilio de Reynosa.
Contaban ya con una ficha roja de Interpol y se espera que sean extraditados a Argentina, donde juegan un papel trascendental, en una investigación que ha cimbrado a todo un sistema político.
Son un eslabón importante en el supuesto desvío de más de 70 millones de dólares, por el que se responsabiliza en primer término, al ex secretario particular del matrimonio Kirchner, Daniel Muñoz, protagonista de un caso que inevitablemente salpica a la ex presidenta Cristina Fernández, acusada a su vez de ordenarle el cobro de sobornos millonarios a empresarios argentinos, a cambio de jugosos contratos con el gobierno.
Por esta causa hay más de 15 personajes de alto perfil detenidos y la Fiscalía ya le pisa los talones a la ex mandataria y actual senadora, cuyas propiedades, incluido el departamento donde vive, fue allanado en busca de pruebas.
El rol de Perla, “la mexicana”, en la estructura de corrupción y lavado de dinero, es de suma importancia.
Junto a su esposo, fueron los depositarios finales de más de 15 propiedades de lujo en Miami y Nueva York, que en realidad habrían pertenecido al poderoso Daniel Muñoz. En la lista aparecen condominios en Florida y en la Gran Manzana.
Por eso, el jueves la noticia recorrió como reguero de pólvora las redacciones de los principales medios argentinos: cayó en Tamaulipas, México, una de las prestanombres más importantes de ‘El Caso de las Valijas’, como han bautizado a esta investigación, cimentada en los sobornos millonarios que en maletas, transportaba un chofer bajo el mando del secretario de Cristina.
Perla Puente y su esposo Carlos Adolfo Gellert, ya eran buscados por la justicia argentina; su captura había sido solicitada desde hace semanas, por eso tenían tiempo escondiéndose en Monterrey, donde el argentino y la mexicana habían vivido por largo tiempo, hace algunos años.
Pero cometieron un error: acaso subestimaron el cerco que ya se había tendido sobre ellos y tomaron carretera a Reynosa, para intentar cruzar a Mission, por un camino que conocían bien, porque durante su estancia en México, antes de que el mundo se les viniera encima, dividían su tiempo entre Nuevo León y Mission, Texas, donde tienen una residencia ubicada en Hackberry Avenue, registrada ante el fisco estadounidense, con un valor de 300 mil dólares.
Al intentar cruzar, Carlos Adolfo Gellert fue detenido en el puente internacional por agentes de migración estadounidense, que lo habrían entregado a la Interpol; su esposa consiguió zafarse para volver a Reynosa, donde intentó esconderse, pero no por mucho tiempo.
Elementos de la Agencia de Investigación Criminal tenían bien documentados todos sus pasos y, muy pronto la aprehendieron.
Una historia de familia
La aventura criminal de la mexicana Perla Aydeé, que ahora ronda los 36 años, comenzó mucho tiempo atrás, por lo menos una década antes cuando conoció a Gellert, un joven rubio de posición acomodada, de la provincia argentina de Santa Cruz, la misma de donde proviene el matrimonio Kirchner.
Su madre se casó con Daniel Peralta, quien fue gobernador de su entidad entre el 2011 y 2015, mismo periodo en el que nombró a su hijastro como vocal en el Instituto de Energías santacruceño. Para eso, volvió a Argentina luego de haber llegado a México, muy joven.
Pero el dato más importante en la biografía familiar de Carlos Gellert, indica que es primo de Carolina Pochetti, la esposa de Daniel Muñoz, el supuesto brazo ejecutor de la corrupción kirchnerista, quien murió en el 2016 llevándose a la tumba mucha información sobre el manejo irregular de millones de dólares, en diferentes países del mundo.
La ruta del dinero trazada por la fiscalía argentina, es la siguiente:
Daniel Muñoz y su esposa Carolina Pochetti tuvieron en sus manos más de 70 millones de dólares, para lavar en diferentes operaciones inmobiliarias. Para eso, utilizaron como prestanombres a otra pareja: Sergio Todisco y Elizabeth Ortiz Municoy, él empresario textil y, ella, agente inmobiliaria.
Entre el 2010 y el 2015, ambos habrían creado cerca de 14 empresas en Miami y en Delaware, con las que habrían adquirido al menos 16 propiedades, que incluyen departamentos y plazas comerciales. Pero a partir del 2015, las empresas habrían pasado a manos de una misteriosa mexicana, prima política de la cabeza del entramado: la ahora célebre Perla Aydeé.
Casi dos años después, entre finales del 2016 y principios de 2017, la joven estampó su firma para vender todas las propiedades que sus empresas offshore habían adquirido en Miami y Nueva York. De esas transacciones obtuvieron en sus cuentas, un depósito total por 73 millones 677 mil dólares.
No es para menos, el catálogo de sus propiedades incluía entre otras joyas inmobiliarias, un condominio de 6 millones 375 mil dólares en el lujoso complejo St. Regis Bal Harbour y en Nueva York, el apartamento 607 del The Plaza Hotel vendido por 15 millones de dólares. También tenían un mini centro comercial en pleno corazón de Miami, por el que se pagaron 13 millones de dólares.
Parte de las ganancias se depositó en cuentas bancarias de Banorte y otras instituciones como el City Bank NA de Hong Kong y la Banca Privada de Andorra.
Vida fronteriza
Para realizar todos sus movimientos utilizaron compañías como Succesful Ideas, North Golden o Mother Queen Inc, 14 en total. Actualmente, la única que permanece activa es “Las Ideas Llc”, radicada desde el 2012 en Mission y dirigida en conjunto con su esposo, quien a su vez tiene otras dos firmas: MDAA Investment Group Inc y G-Square Enterprises Inc.
Carlos Adolfo Gellert y Perla Aydeé se acostumbraron a la vida en la frontera texana, pero también tenían un pie en Monterrey, donde de hecho poseen una vivienda. Ahí, Gellert estuvo relacionado con una compañía dedicada a la operación de casinos, misma que se vio implicada en el escándalo de sobornos que estalló en el 2011, tras la tragedia del Casino Royale.
En Mission vivían con comodidad, pero muy lejos de los lujos que podrían darse dos propietarios de 14 compañías multimillonarias.
Su negocio visible en el Valle de Texas, era un salón de belleza de la franquicia Shear Madness.
Hoy, ambos está detenidos y todo apunta a que su futuro más cercano, se encuentra en las cortes argentinas, declarando por una causa que amenaza con demoler el establishment político local.
el dato
La riqueza de ‘la mexicana’
A través de 14 empresas que alcanzó a dirigir, Perla Aydée poseía y luego vendió las siguientes propiedades:
Un condominio en el complejo Harbor House, al 10275 de la Collins Avenue, fue vendido en 315 mil dólares, con la firma Successful Ideas. Lo habían comprado en 2010, por 290 mil.
El condominio 2805 de las torres Icon Brickell, fue vendido por 280 mil dólares. Lo habían comprado, también en 2010, por 215 mil.
Un departamento, el 403 de 900 Biscayne Bay, fue vendido en 390 mil dólares, en 2014, con la misma firma. Lo habían adquirido en 2010, por 328 mil.
Otro de 3 habitaciones, 3 baños y medio, en el lujoso complejo St. Regis Bal Harbour, al 9705 de Collins Avenue, fue vendido por 6.375.000 dólares en 2015, con la empresa Harbor Golden. Lo habían comprado en 2012, por 4 millones.
El condo 1103 del complejo Turnberry Ocean Colony, también en Collins al 16051, de 5 habitaciones y 5 baños y toilet, fue vendido por 3.750.000 dólares el mismo año, con la firma North Golden. Lo habían comprado en 2013, por 50 mil dólares más.
El apartamento 607 del The Plaza Hotel 768, de la Quinta Avenida de Nueva York, fue vendido en 2015 por 15 millones de dólares, con la firma Free Experience. Lo habían comprado en 2011, por 13 millones.
Otra unidad en el mismo complejo neoyorkino, la 1608, fue vendida en septiembre ese mismo año por 2,1 millones de dólares. La misma firma la había comprado en 2010, en 1’850,000.
Un mini centro comercial de casi 9 mil metros cuadrados, de estilo colonial, al 1177 SW de 8st, fue vendido en julio del 2016 por 13,1 millones de dólares, con la firma Mother Queen Inc.