La jugada del senador morenista Américo Villarreal Anaya de proponer, impulsar y elegir a Edgar Danés Rojas, ex asesor del gobernador Egidio Torre Cantú, como magistrado del Tribunal Electoral de Tamaulipas revela una alianza política con otro junior de la clase política estatal: Enrique Cárdenas del Avellano.
El nombre del juego tiene historia: la sucesión tamaulipeca en 1986. Manuel ‘El Meme’ Garza González, apoyado por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional (PRI), entonces presidido por su cuate Adolfo Lugo Verduzco, sentía que la candidatura y, por ende, la gubernatura, era suya, completamente suya.
Esa percepción no sólo era del influyente Manuel Garza González, prototipo del viejo y arcaico sistema político priista, sino de prácticamente todos los liderazgos, grupos y sectores del partido tricolor. Joaquín Hernández Galicia, ‘La Quina’, era uno de sus principales ‘padrinos’.
A pesar de su supuesta astucia política, ‘El Meme’ nunca entendió el cambio de rumbo registrado en el sistema priista con la llegada de los tecnócratas y de Miguel de la Madrid a la presidencia de la república. El padrinazgo de ‘La Quina’ apestaba, olía a podrido. Carlos Salinas de Gortari, desde la Secretaría de Programación y Presupuesto, ya lo tenía en la mira.
Eran los tiempos del ‘Gran Elector’. La Presidencia Imperial imponía gobernadores a diestra y siniestra. Todos tenían que acatar la decisión del ‘tlatoani’. El presidente Miguel de la Madrid Hurtado tenía su carta definida para gobernar Tamaulipas.
‘El elegido’ era un ingeniero civil egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que casi toda su vida laboral estuvo en cargos técnicos de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos. Su nombre y apellidos: Américo Villarreal Guerra. Un buen hombre (con todo lo que implica esa frase en los recovecos de la política real).
Uno de los pocos liderazgos que se la jugaba con Américo Villarreal Guerra era un ex gobernador con un incuestionable olfato político: Enrique Cárdenas González.
Pese a ser ‘echeverrista’ (los tecnócratas sostenían una cruenta lucha contra la visión económica estatista de Luis Echeverría Alvarez), a Enrique Cárdenas González se le permitió -desde Los Pinos, of course- que ayudara a Américo Villarreal Guerra.
Ese respaldo lo llevaría en 1991 a ser suplente en la fórmula al Senado de la República con Manuel Cavazos Lerma, quien al ser postulado un año después a la gubernatura de Tamaulipas, permitió que Enrique Cárdenas González llegara por segunda vez a la Cámara Alta.
Esa historia de la sucesión tamaulipeca de mediados de los ochentas conduce a la alianza de facto que sostienen en la actualidad los hijos y herederos de los dos ex gobernadores: el senador morenista Américo Villarreal Anaya y el dos veces diputado federal y ex alcalde de Ciudad Victoria, el priista Enrique Cárdenas del Avellano.
El apoyo del ex presidente municipal victorense también se entiende por otra vertiente: Todos saben que sostuvo pláticas con los enviados de Andrés Manuel López
Obrador en los meses previos a la campaña que culminó con la votación del primero de julio.
Si bien Enrique Cárdenas del Avellano nunca renunció al PRI para sumarse al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), uno de sus principales colaboradores fue
candidato de la coalición ‘Juntos Haremos Historia’ a la alcaldía de Ciudad Victoria: Eduardo Gattás.
Incluso, cuando Lalo Gattás recibió su constancia de candidato de la alianza Morena, PES y PT a la presidencia municipal victorense, tuvo un invitado especial: Américo Villarreal Anaya. Su asistencia tenía un significado político de fondo: el acuerdo con el heredero de Enrique Cárdenas González.
No obstante, la llegada de Edgar Danés Rojas, amigo de Enrique Cárdenas del Avellano y ex asesor de Egidio Torre Cantú, provocó un profundo malestar en el grupo de ‘Los Históricos’ de Morena en Tamaulipas.
A tal grado fue el enojo que la senadora morenista Lupita Covarrubias Cervantes hizo un pronunciamiento en su cuenta de Facebook que generó múltiples comentarios favorables entre quienes fundaron el movimiento pejista en la zona sur del estado.
‘Mi apoyo en Tamaulipas fue por una renovación (en el Tribunal Electoral de Tamaulipas), por una apertura emanada principalmente de una sociedad civil, capaz, profesionista y a tono con la Cuarta Tranformación. Lamentablemente, en este caso no fuimos favorecidos’, escribió la senadora que es lopezobradorista de corazón y convicción.
Ese pronunciamiento de Lupita Covarrubias (que votó por el abogado Iván Saldaña) fue un franco rechazo a la jugada realizada por Américo Villarreal Anaya para ocupar un espacio en el Tribunal Electoral de Tamaulipas (TRIELTAM).
En resumen: Américo tiene un magistrado en el Tribunal que comparte con el priista Enrique Cárdenas del Avellano, con quien estableció, por la vía de la historia tejida por sus padres en la sucesión de 1986, un acuerdo político rumbo a un futuro todavía muy lejano: el 2022.
Sin embargo, el senador morenista abrió un ‘frente de batalla’ con la militancia histórica del movimiento lopezobradorista… situación que le puede provocar, a la larga, dolores de cabeza.
LA INICIATIVA DE OLGA SOSA
La diputada federal del PES, la tampiqueña Olga Sosa Ruiz, presentó ayer en la tribuna del Congreso de San Lázaro la iniciativa para que en los Poderes Judiciales Estatales exista la igualdad de género.
Fue tan bien recibida la iniciativa de la legisladora jaiba que recibió de inmediato la adhesión de la experimentada presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Dolores Padierna, y de la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género, la morenista Wendy Briceño.