Improvisación de funcionarios provocaría riesgos al proyecto presidencial
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La reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública, fue dictaminada fast track por la aplanadora legislativa de Morena (y sus socios ocasionales en el Congreso de la Unión), por lo que a partir del 1 de diciembre –cuando Andrés Manuel López Obrador sea investido con el bando presidencial–, la Secretaría de Seguridad Pública iniciará operaciones con una estrategia ya definida; cambiará de nombre la de Desarrollo Social –Bienestar Social, se llamará en lo sucesivo–, desaparecerán varias subsecretarías –que para el Presidente electo nada bueno le aportan al servicio público–, y comenzaría la descentralización para reubicar más
de 32 entidades público-federales en puntos estratégicos de la geografía nacional.
Igual se observa el nombramiento de algunos funcionarios que deben ser sancionados por el Poder Legislativo –como serían los titulares de la Fiscalía Federal de la República, de Seguridad Pública y la Contraloría–, pues desde su campaña así lo propuso el tabasqueño.
Esto quiere decir que la composición estructural del Poder Ejecutivo sufrirá cambios sustanciales en algunas dependencias, a fin de, según el relevo de Enrique Peña Nieto, optimizar recursos, agilizar trámites, hacer más eficiente su función, adelgazar su padrón laboral y evitar la duplicidad de quehaceres.
Habrá direcciones generales que serían enrocadas para depender en el futuro de otras secretarías; y en varios casos sólo cambiaría su nombre y en otros su organigrama.
De cualquier forma la nueva administración iniciará con un gabinete en forma, ya designado por el tabasqueño.
Y antes de que tome posesión seguramente extenderá nombramientos a los nuevos funcionarios federales en las todavía delegaciones, aunque es un tema que conlleva tintes futuristas, por aquello de que los coordinadores estatales (ya nominados) se convertirían en ‘prospectos’ a las candidaturas gubernamentales.
En el caso de los órganos que cambiarían de nombre y atribuciones, no creo que ocurra nada extraordinario, pero en cuanto al nacimiento de las nuevas dependencias hay que verlo minuciosamente –no ahora, sino en análisis por separado–, pues el gasto corriente podría sufrir, también, modificaciones sustanciales, ya que al contratar empleados y asignarles infraestructura y recursos para su operación, podría aumentar el monto del presupuesto que le sea asignado al Gobierno Federal para el 2019.
Sobre todo en el área de la política social.
Claro que esto ya debe haberlo contemplado el tabasqueño, pero es interesante el tema, si tomamos en cuenta que para funcionar al cien por ciento cualquier
dependencia requerirá, cuando menos, colocar en sus carteras más estratégicas a profesionales del servicio público.
Y también cobran, aunque en lo sucesivo los salarios tienden a la baja.
Esto quiere decir que tendría que adelgazarse más el gasto de otras instancias, tomando en cuenta que no desaparecería ninguna de las instancias actuales, a menos que el burocratismo simple y llanamente sea reubicado, lo que, en el fondo, poco garantizaría por la proclividad que manifiesta a la improductividad.
La medida podría ser acertada –igual–, pero aquí la dejamos por el momento, hasta que no tengamos mayores elementos de juicio.
Buscadores de chamba
Desde que fue reconocido su triunfo electoral, las oficinas de Andrés Manuel López Obrador (en la Ciudad de México) se han atiborrado de los buscadores de chamba que le solicitan audiencia tratando de venderle sus ‘capitales políticos’.
También lo han buscado sus compadres, familiares o conocidos, según sea el caso, con cartas de presentación y recomendación en mano, tarjetas y, por supuesto, su currículo.
Son profesionistas muchos o quizá la mayoría –inclusive algunos ya con experiencia en el ejercicio público y otros por primera vez pretenden incursionar en las esferas del poder, aunque igual hay burócratas que resultarían víctimas del relevo institucional–, damnificados de los grupos políticos en decadencia y uno que otro saltimbanqui.
Y pasan largas horas haciendo antesala en busca de la oportunidad aunque ésta no sea de la jerarquía requerida o que consideran merecer.
Lo importante para ellos es ser enlistados en la nómina oficial y estar vigentes, pues en tiempo de crisis y desempleo cualquier ‘hueso’ significa un éxito.
Obviamente, presumo, no faltan las llamadas telefónicas ni las peticiones directas de políticos y personajes ‘influyentes’ –esos que consciente o inconscientemente hacen abrigar expectativas a quienes de una u otra forma les han servido y aún creen en sus falsas promesas y hueca palabrería–, que mediante la amenaza velada, la súplica o el soborno tratan de cobrar facturas con posiciones de dirección pa’ bajo.
En situaciones ‘normales’, la administración pública permite a cualquier alto funcionario integrar su equipo de trabajo con gente que le es afín y regularmente la coloca en los puestos claves de mando y toma de decisiones, porque con ello, se dice, garantizaría una dinámica de trabajo adecuada, alcanzaría los objetivos y metas planteados; y tendría la garantía de que no habría escurrimientos informativos ni deslealtades.
Pero la realidad siempre ha sido distinta.
Método selectivo
De acuerdo a lo observado, la nueva dinámica que podría aplicarse en la contratación del personal de confianza de los mandos medios, es que los jefes enfrenten el reto de conocer sobre la marcha el nivel de profesionalismo, eficacia y eficiencia de sus subalternos, pues muchos (de ellos) provienen de otras cofradías, llegarían
en base a negociaciones, o simple y llanamente porque así convendría al funcionamiento del sistema.
Por tanto, los nuevos integrantes de la alta jerarquía del Poder Ejecutivo Federal, admítase o no, estarían en todo su derecho de hacer un diagnóstico acerca de la experiencia y aptitudes de los recursos humanos que a su cargo pudieran contratar; e incluso de someterlos a evaluaciones a fin de evidenciar la calidad o deficiencia en su experiencia profesional, para entonces sí tomar las decisiones más acertadas.
Sería la mejor política en lo que toca a la administración del personal con que se contaría y de los nuevos servidores públicos que habrán de contratarse en lo que resta a este mes y los subsecuentes.
Sobre todo si tomamos en cuenta que los integrantes del gabinete (de primer nivel) fueron seleccionados de manera rigurosa acorde a su perfil, conocimiento y experiencia profesional requeridos en cada dependencia, según lo ofrecido por el tabasqueño.
Riesgo de improvisar
Reza un dicho popular que ‘echando a perder se aprende…’
Pero en esta situación tan delicada y sensible como es la de concretar a cabalidad un proyecto Presidencial para confeccionarlo con las propuestas del propio pueblo, las improvisaciones constituyen inercias que podrían retardar el cumplimiento de compromisos, lo que irremediablemente impactaría (para mal) en la imagen de la administración.
Sabedor de lo aquí consignado y basado en su conocimiento del manejo de personal y de que el trabajador debe adecuarse al puesto, no el cargo al empleado,
seguramente el nuevo titular del Poder Ejecutivo, asesorado por sus colaboradores más cercanos, revisa las áreas donde habrá de definir nombramientos; la documentación de los prospectos a ocupar las vacantes (aunque en las carteras sigan despachando los futuros ‘renunciados’), y evaluando trayectorias profesionales.
Esto sin embargo, no significa que los ‘prietitos en el arroz’ ya estén eliminados por completo. Pero la eventualidad de que haya colados e improvisados en los niveles de mando se reduce en forma considerable.
No olvidemos que en toda organización el principal recurso es el humano. Y que si éste falla difícilmente se alcanzarían las expectativas trazadas, repercutiendo inevitablemente en la imagen del mandatario quien requiere refrendar su liderazgo para que sus huestes ganen los cinco procesos electorales estatales y crezca así su presencia en el mosaico político nacional.
Carteras estratégicas
Por otra parte es pertinente señalar que la administración pública federal cuenta con áreas cuyo manejo (en los mandos medios y superiores) implica alta responsabilidad y probada honorabilidad, por lo que ahí debe evitarse que tengan cabida quienes acostumbran pescar a río revuelto.
Son instancias donde la transparencia amerita ser práctica cotidiana, como es el caso de las carteras encargadas del manejo financiero, recaudatorio, adquisición de materiales y equipo; asignación de obras, administración, aplicación de la justicia y prevención del delito; las responsables del manejo político y de la comunicación institucional.
Principalmente porque los ojos de la sociedad civil estarán puestos en los personajes que las manejen, a fin de constatar si transitan por el camino correcto o se dejan seducir por la deslealtad y la corrupción.
De cualquier forma en esas carteras no habría cabida pa’ los ‘busca chambas’… pero ¡cuidado!, éstos a veces son tan hábiles que en una audiencia podrían colarse hasta arriba y con el tiempo sacarle los ojos a quienes sin saberlo crían cuervos…
Usuarios acosados
El proyecto de iniciativa contra la usura bancaria, promovido por el senador Ricardo Monreal Ávila, prácticamente fue enviado a la ‘congeladora’ ante el reclamo capitalista que con ello ve amenazado su leonino negocio.
Pero de que propende beneficiar a quienes utilizan el servicio bancario ¡claro que sí!
Se lo comento porque el legislador plantea eliminar las comisiones (mil 299) que actualmente se cobran ‘a lo chino’ (o, mejor dicho, a lo cochino); y con plena inmunidad.
Ejemplo de esto, son los créditos hipotecarios (con 289 comisiones); el manejo de tarjetas de crédito (aplicándose 170 comisiones); crédito simple: 84 comisiones; y por el crédito de automóviles, 63 comisiones.
Entre ellas el manejo de cuentas, disposición en efectivo, pago con las tarjetas, reposición de micas, consulta de saldos en instituciones diferentes y gastos de cobranza… cuando menos.
Lamentablemente la usura bancaria ha presionado tanto al Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, para que no prospere la iniciativa de Monreal –bajo la argucia de violentar la autonomía del Banco de México (la única entidad autorizada legalmente para regular este concepto)–, dándole (éste) ‘línea’ a la dirigente de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Yeidckol Polevnsky Gurtwitz, para ‘bajarla’ a los 59 senadores partidistas (y 11 agregados representantes de otros membretes), acusando a Ricardo de insensato porque según ella la prioridad es reducirle el financiamiento a los partidos políticos.
Ciertamente ella (con todo el respeto que me merece por su calidad de mujer) no conoce el documento y por eso agrede al zacatecano con ‘rollos’, que ni al caso vienen, en un asunto trascendental para la sociedad, que, en los bancos, ven pulverizada su economía.
Y lo digo con pleno conocimiento de causa.
Por eso y pese a la insolvencia económica que padecen miles de tarjetahabientes y la incertidumbre provocada por la crisis financiera que se vive en todo el país, en pleno ‘Buen fin’, los bancos instrumentan nuevos endeudamientos.
Abandono tricolor
Los priistas que ejercen cacicazgos políticos regionales –bajo el disfraz de ‘liderazgos’–, han dejado sola a Yahleel Abdala Carmona.
Y sé que algunos ya coquetean con Morena y Acción Nacional (PAN), ofertando su experiencia en este proceso para renovar el Congreso local.
De buena fuente sé que al iniciar diciembre la dirigente tricolor le dará luz verde a los cuadros que con ella se la han jugado para que empiecen a placearse con, sin y a pesar de lo que opinen los otrora amos y señores de las comarcas.
E-m@il:
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