CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Tan Tan! ¡Se cerró la calle Hidalgo! A partir de este sábado quedó prohibido el paso a motos, carros, camionetas, burros, trenes, aviones y barcos. Sólo se permite circular personas a pie, en bicicleta o en aparatos para discapacitados.
El gobierno municipal llevó a cabo esta medida con el fin de promocionar una mejor movilidad del peatón y vaya que eso sí surtió efecto, pues desde la mañana se pudo observar a cientos de victorenses que aprovecharon para echarse la caminata sabatina, a ritmo de cumbia colombiana patrocinada por Celso Piña y Pato Machete.
Solos, acompañados o con toda la novena de beisbolistas, en silla de ruedas y bicicletas, la calle hasta parecía ser más amplia de lo que era que hasta firulais aprovechó para tirar la weba a guuusto.
También hubo quienes sacaron a pasear perritos y perrotes. Y otros aprovecharon para simplemente echar la concha a sus anchas.
Sin embargo, los verdaderos ganones del cierre de la calle Hidalgo fueron los estacionamientos que lucieron repletos de carros que prefirieron pagar veinte o treinta pesos por todo el día incluyendo a los comerciantes establecidos en la plancha de la plaza del ocho que fueron obligados a sacar sus transportes con todo y tiliches y desocupar esa arteria entre las calles ocho y nueve.
En los alrededores de la zona cerrada luego luego se desató la batalla por los cajones para estacionarse, pues hubo quienes al más puro estilo del agandalle pusieron cubetas, triques y escaleras para apartar espacio, pero los tránsitos puntualmente les señalaron que tenían que ahuecar el ala, aunque eso desató discusiones y hasta advertencias para quienes subieron de tono los reclamos.
Lo primero que se divisa en un extremo de esta área son las macetas, conos anaranjados y cintas amarillas que señalan que no se puede accesar en auto, y el módulo de información a donde llegaron varios inconformes a sugerir que antes de hacer una modificación a la circulación de este tipo habría que preguntarles a los ciudadanos si están de acuerdo o no (algo así como “cien mexicanos dijeron” pero a nivel municipal).
Los comerciantes con estructuras semifijas fueron retirados de la banqueta y bajados a la calle con lo cual la acera volvió (después de décadas) a tener el mismo ancho y ahora sí se puede circular sin tener que apurar al que camina enfrente o esquivando chacharas de los puestos.
A simple vista todo parece haber “cuajado” a la perfección pero… ¿Qué opinan los involucrados? Los tránsitos tuvieron doble y hasta triple chamba para agilizar el tráfico y a la vez cuidar a los peatones que están acostumbrados a cruzar a la brava y no cuando el semáforo lo indica con la luz verde. Más de un marchante se puso en riesgo al aventarse sin precaución.
Los comerciantes en la calle sin embargo siguen con muchas dudas pues no se les ha planteado el proyecto completo y temen una posible reubicación que les alteraría sus ingresos, además que a pesar de que están en el pavimento hoy no les significó muchos cambios, pero en días de lluvia deberán trabajar sobre los charcos que generen los aguaceros.
A los que definitivamente no les benefició en nada la medida fue a los comercios establecidos porque como ellos explican el andador se hizo más ancho y el número de personas que pasan frente a sus locales disminuyó y con ello los visitantes. En conclusión: bajaron sus ventas.
También porque hay muchas personas que acostumbraban ir en auto hasta esos comercios y bajar a la esposa o a la tía enfrente del negocio para que compraran lo que necesitan mientras el auto le daba vuelta a la manzana y los recogían al regresar.
Eso ya no va a ser posible afectando también a las personas de la tercera edad y con capacidades diferentes que batallarán aun más para llegar a esa zona si dejan el auto a dos o tres calles de distancia.
Zapaterías, tiendas de regalos, venta de accesorios para celular, boneterías y demás changarros comparten la misma opinión: no les ayudó la decisión de cerrar la Hidalgo, antes bien les perjudicó.
Y agregaron que una medida de estas tiene que ser analizada desde todos los aspectos, y más porque ya con el mes de diciembre encima la cosa se antoja para que vuelva un sanquintín.
Otros que literalmente tuvieron que buscarle corriente al charco fueron los carros de sitio afuera del Hotel Sierra Gorda que por ahora no tienen base y deben pararse donde se pueda.
Ciertamente este será un periodo de ajuste para todos los involucrados, comerciantes, peatones y automovilistas, y habrá que aprender a lidiar con el tráfico y los ‘influyentes’ que siempre lo revientan sobretodo ahora que se aproxima el fin de año.
Ojalá las autoridades municipales tomen en cuenta todas las voces y todas las opiniones para resolver totalmente esas cuestiones que el Caminante recolectó en su breve recorrido. Demasiada pata de perro por este día.