CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Es de todos conocido que la ciudad más antigua de Tamaulipas, fundada en 1617 y refundada en 1744, tuvo su auge comercial y político durante todo el siglo XIX y principios del XX, pero sin lugar a dudas, la Belle Époque se desarrolló en la etapa nacional conocida como El Porfiriato, pues Tula fue una de las principales ciudades debido a su industria, agricultura y comercio.
Telégrafo… la modernidad
Sin duda el arribo de la primera expresión de la tecnología de los tiempos modernos en Tula fue la llegada del telégrafo.
Con ello las comunicaciones con la capital del país y con Tamaulipas, se hizo expedita. El cableado provenía de un ramal construido directamente desde la Ciudad de México, que pasaba por las ciudades de Querétaro y San Luis Potosí, para después dirigirse a Ciudad del Maíz y de ahí a Tula. Seguía después rumbo a Victoria, con destino final en la ciudad de Monterrey. La inauguración de dicha obra tuvo lugar el 1 de enero de 1876, según lo hizo saber oficialmente don Julián de la Cerda, visitador estatal en ese tiempo del IV Distrito.
Inundación de 1878; la tragedia
A finales de agosto de 1878 las copiosas lluvias que tanto beneficiaron los campos en algunas poblaciones tamaulipecas, también trajeron consigo varios destrozos y no pocas desgracias en otras, siendo Tula una de las afectadas, pues se tiene noticia que sesenta y tantas casas arrastró el agua en dicha población, matando ente los escombros a un número de personas muy considerable.
Era de noche, y la naturaleza toda dormía blanda o duramente; pero a pesar de esto, el señor Francisco M. Rocha, segundo regidor del ayuntamiento de Tula, no dormía ni dormitaba siquiera, así como tampoco se ocupaba de eso don José Castro, ángel malo del primero.
Estos sucesos pasaron en noviembre de 1878. Como aquella ciudad no era de las en que difícilmente se encontraban las gentes que se buscan o no, las dos personas citadas se hallaron en un momento dado frente a frente, Castro le dio un balazo a Rocha, matándolo instantáneamente.
Auge de la explotación del ixte
El ixtle de lechuguilla fue el producto propio de la región cuya explotación permitió la acumulación de capital para una reducida elite empresarial asentada en el Cuarto Distrito, y en particular en Tula. Este factor se dio en el marco de la demanda de grandes cantidades de ixtle por el mercado mundial, que requería
la fibra para la elaboración de costales y cuerdas utilizadas en el traslado de mercancías, amarraes y atalajes.
La industria del ixtle daba empleo a más de 3,000 personas. La fibra era enviada a Tampico y de ahí se exportaba principalmente a Le Havre, Francia. El Anuario Estadístico de 1907 registra para Tula 3 fábricas de cal, 4 fábricas de piloncillo, una fábrica de aguardiente, una fábrica de dulces, una fábrica de fideo, 14 tallanderías de fibras, 4 fábricas de tejido de ixtle, una rebocería, una fábrica de velas, entre otras industrias.
Tula representó a México en París
Esta exposición tuvo lugar del 1 de mayo al 10 de noviembre de 1878 en París, Francia; era la tercera Feria Universal que se realizaba. El tema de ese año fue la Agricultura, Artes e Industria. México fue representado por varias entidades, entre ellas Tamaulipas, siendo el Distrito de Tula un digno representante, pues obtuvo el premio de medalla de plata, el ixtle que se cosechaba en la hacienda tamaulipeca de los Ébanos.
Los edificios y el recinto ferial estuvieron prácticamente inacabados hasta el día de la inauguración, ya que complicaciones políticas impidieron al gobierno francés prestar más atención a la exposición. Como dato curioso, en ese certamen internacional se presentó al público la cabeza de los que se convertiría en la estatua de la libertad.
Abrieron camino en la sierra
En la década de 1870, cuando comenzó a imperar un ambiente de paz social en todo México, la vecina Valle del Maíz supero a Tula como la ruta comunicante entre Tampico y San Luis Potosí. Esto fue consecuencia de la construcción de un camino que permitía el tránsito de vehículos de ruedas a través de la Sierra Madre Oriental, mismo que se prolongó en territorio de Tamaulipas a través de los municipios de Antiguo Morelos, Nuevo Morelos y Quintero, para ir a hacer conexión con el puerto fluvial de Tantoyuquita. Esto represento un duro golpe a la economía tulteca, que vio mermado notablemente su comercio, así como sus antiguos vínculos con aquellas importantes plazas comerciales.
El desplazamiento de Tula por dicho camino carretero se debió a los intereses que las autoridades potosinas tuvieron para la construcción del otro, en contraste al desapego que tuvo el gobierno de Tamaulipas en conservar la antigua ruta que pasaba por Santa Bárbara de Ocampo.
El presidente de la república, quien no cesaba en favorecer e impulsar las mejoras materiales del país, trato de darle otro camino de importancia los tultecos, por lo que a inicios de la década de 1880 se ideo uno que fuera carretero hasta la capital del Estado.
A principios de diciembre de 1880 el general Julián Cerda recibió un telegrama en el que se le informaba que la Corporación Municipal de Tula lo comisionaba
para que en su nombre y en el del pueblo que representaba, felicitara al señor general Manuel González por su elevación a la primera magistratura de la nación.
A fines de noviembre de 1882, el mandatario federal deseaba que se terminara lo más pronto posible la obra del camino de Ciudad Victoria a Tula, por lo que dispuso que otra sección partiera de la cabecera del IV Distrito para que en poco tiempo se uniera a los 80
hombres que venían trabajando desde la capital. Al efecto, el general Manuel González, nombró al ingeniero Manuel Pardo como auxiliar de la dirección del expresado camino.
Los señores Ramón Rodríguez y el licenciado Rafael Guerrero, de Tula, se prestaron a ser los consignatarios de la herramienta y útiles que se enviaban a la población, mientras que el gobierno federal disponía la manera de establecerse la administración de la obra.
Se quema el Teatro González
Serían las siete de la noche del 5 de diciembre de 1882 cuando el toque de alarma anuncio que los habitantes corrían grave peligro. El fuego se inició, cosa rara, sobre el techo exterior del teatro “González”, cuyo local estaba construido en su mayor parte de madera, y tenía a su lado edificios que encerraban sustancias inflamables, las cuales al contacto con el fuego, causaron grandes e irreparables perdidas. Por fortuna fue advertido el incendio en sus primeros
momentos y el activo pueblo tulteco lo exterminó inmediatamente.
Según informes que se adquirieron tiempo después, se vino en conocimiento que fue hecho premeditado e intencional. Sobre esto el periódico La Unión de Tula escribió:
“[…] increíble nos parece que bajo el dominio de la civilización y de las mejoras materiales que son nuestro distintivo actual, se alojen elementos contradictorios, y que existan seres depravados que se constituyan enemigos del ornato y comodidad de un pueblo. Hay una ley que sujeta y castiga estos crímenes, y esperamos que ella caiga severa y enérgica sobre estos incendiarios”.
La autoridad competente pronto tuvo conocimiento de ese atentado y no tardaron en dar con los autores materiales de dicho atentado.
Estilo de vida muy afrancesado
Como consecuencia de la riqueza que generó la explotación ixtlera, la estratificación social de la ciudad se acentuó de forma notable. Esto era además mucho más visible que en otras regiones de Tamaulipas. Para un testigo de la época, la elite local o “sociedad de primera”, era pulcra y muy en contacto con la ilustración del interior del país, además de muy hospitalaria. Se trataba de una clase rica que disfrutaba de las comodidades de la Belle Époque, es decir, un estilo de vida acorde a la moda francesada en boga en ese fin del siglo XIX, que deleitaba sus tertulias familiares y sociales en las casas pudientes de la ciudad, o bien se manifestaban en los saraos organizados en el Casino Tulteco. Y, para reafirmar su pedigrí y prestigio social, presumían el hecho, circunstancial por cierto, de que en Tula había nacido en 1864 la esposa del presidente Porfirio Díaz: Doña Carmelita Romero de Rubio.
Educación
La educación en Tula destacaba a nivel estatal. El Ing. Alejandro Prieto señalaba en 1873 que en Tula se había tenido mayor esmero que en ningún otro pueblo del Estado en establecer el mayor número de escuelas públicas. Existieron en esa época hasta 22 planteles en la ciudad. La principal escuela primaria era la Escuela Benito Juárez (hoy Escuela Miguel Hidalgo) dirigida
por el Profr. Manuel Villasana Ortiz, que contaba con más de mil alumnos provenientes de varios municipios.
Del Cotón a la Cuera
Del cotón a la cuera tamaulipeca Lo que hoy se conoce como cuera tamaulipeca y que tanto nos identifica en otras partes del mundo, proviene de un traje típico llamado cotón que era utilizado por los vaqueros para protegerse de las ramas y espinas.
El clima seco y frío de Tula favorecía el uso cotidiano de este tipo de prendas.
La primera cuera como tal, fue elaborada por Rosalío Reyna, por encargo expreso del general Alberto Carrera Torres, quien a su paso por el centro del país, tanto llamó la atención de sus compañeros generales revolucionarios. En este primer modelo se agregaron más barbas al cotón y se añadieron los dibujos que representan las plantas y flores del campo.
Con el tiempo el atuendo se popularizó como parte de la identidad tamaulipeca. Durante el gobierno del Dr. Norberto Treviño Zapata se adoptó como traje regional.