Mientras la masa discute los altos salarios que reciben los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en México podría estarse gestando un daño gravísimo a las instituciones que ha costado años construir y que costará muchos más volverlas respetadas y respetables.
Así es mis queridos boes, desgraciadamente, la capacidad de análisis y reflexión del grueso del pueblo de México, no da como para entender que lo que está en ciernes, tras la discusión de los últimos días, no es terminar con el ‘abuso’ de loa ministros, sino el deterioro que amenaza con desmantelar uno de los tres pilares del Estado Mexicano: el Poder Judicial.
No es cosa menor, se trata de uno de los tres poderes de la Unión, hasta ahora autónomo, con el único fin de intervenirlo, tomarlo por asalto, desde el Poder Ejecutivo.
En 12 días de gobierno, no son pocas las señales de que el presidente Andrés Manuel López Obrador sigue en campaña, ahora tratando de obtener poderes extraordinarios, más allá, mucho más allá de lo que el voto popular le entregó en las urnas el 1 de julio.
Sucede que hoy el Presidente es el Jefe Supremo, tanto del Ejecutivo, para el que legítimamente se le eligió, lo es del Poder Legislativo, donde la bancada de MORENA le vitorea sin el menor rubor, le canta las mañanitas y hasta le hace leyes a la medida para que sus cuates, como Paco Ignacio Taibo II pueda acceder a un puesto que la Constitución le impedía.
Tal vez por eso va por el Poder Judicial, porque de ahí no han salido aplausos para su señoría, no aún, porque ya ha adelantado una propuesta de terna con puros amigos, porque por primera vez en la SCJN habrá por lo menos dos magistrados abiertamente militantes del partido que llevó al poder a AMLO; es decir ya ni las formas habrá que cubrir.
Creo que ese es el fondo del enfrentamiento de López Obrador con el Poder Judicial, no, no es tanto bajarles el sueldo, violando con ello la autonomía de un poder que tendría que ser contrapeso del Ejecutivo.
El objetivo real, insisto es tomar bajo su control también el Poder Judicial a través de sus amigos: la abogada Loretta Ortiz Ahif; Celia Maya García, magistrada del Tribunal de Justicia del estado de Querétaro – ambas colaboradoras de Morena – y el ex magistrado Juan Luis González Alcántara Carrancá.
Esto tendría que ser lo que estuviéramos discutiendo, el fin de la autonomía de uno de los tres poderes de la unión y no los salarios. Porque además el tema de los emolumentos creo pudo haberse consensuado con ellos y supongo que se hubiera logrado sin el linchamiento mediático, sin minar la credibilidad de una de las tres partes medulares del Estado.
Porque hay que recordar que ahí en la Corte es donde se dicta la última palabra de la justicia del país, porque ahí es donde terminaban por dirimirse las controversias entre los otros poderes y porque es ahí donde con sus juicios se logra la jurisprudencia.
¿Cómo va ahora esa Corte a ser respetada y respetable, cuando el Presidente y sus diputados la han dejado ante la opinión pública y el ejército de fans de la Cuarta Transformación como una letrina de cantina?.
Asómense un poco al futuro si AMLO logra someter al Poder Judicial, estaremos ante un presidente omnipotente, sin un solo contrapeso en el país, con una mayoría muy legítima en las cámaras legislativas y un Poder Judicial a su disposición.
Eso señores solo pasa en las dictaduras, Maduro en Venezuela disolvió el Poder Judicial con ayuda de sus diputados y la historia ya todos sabemos en qué término.
En México estamos a tiempo de que las cosas no lleguen hasta esos extremos, pero no saldrán de esa ruta, mientras estemos discutiendo si los magistrados ganan o no 600 mil pesos, estamos a
tiempo pues de ponernos a discutir el tema de fondo, antes de que sea demasiado tarde.
Y es que en 12 días hemos visto la destrucción, por ejemplo de un proyecto como el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, por el capricho presidencial que le ha costado ya al país más de 5 mil millones de pesos y la pérdida de la confianza de los inversionistas internacionales, el incremento de la deuda externa y ahora hasta de los boletos de avión gracias a que parte de las consecuencias del berrinche las pagarán los usuarios de los aviones.
Ayer se canceló la Reforma Educativa que había costado años y años lograr y que si bien no era perfecta, podía haberse corregido antes de echarla a la basura. Con la reforma se destruyó el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa; porque a los maestros les molestaba que los evaluaran.
Antes se destruyó al Estado Mayor Presidencial, que le daba seguridad al presidente y a los visitantes de otras naciones. Se ha comenzado a destruir la Reforma Energética, solo porque se les ocurrió y, por ejemplo este martes, se canceló la licitación de rondas en Pemex que traerían para Tamaulipas 2 mil 300 millones de dólares de inversión y 23 mil empleos.
¿Se trata de destruir o de construir?, ya no entendí nada.
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