En México, los adolescentes y veinteañeros que ya trabajan apenas sobreviven para pagar sus gastos diarios.
El medidor de la pobreza en nuestro país, el Coneval, arroja datos relevantes: cuatro de cada diez mexicanos entre 15 y 29 años tiene carencias en educación, salud, vivienda y alimentación y sus ingresos no les alcanzan para satisfacer sus necesidades básicas. Es decir, son pobres.
En su estudio reciente “Qué funciona y qué no en el desarrollo laboral juvenil”, el organismo indica que las condiciones y rigidez del mercado laboral, el costo elevado del despido y los altos impuestos sobre la nómina pueden afectar la creación de trabajos formales. Y eso es algo que impacta de manera especial a la juventud. Hay múltiples causas que explican por qué el trabajo hoy sólo es garantía de no caer en pobreza extrema para este grupo de mexicanos. En el informe del Coneval se le relaciona con la “precariedad” de los empleos.
La “precariedad” se manifiesta en sueldos que no superan los 270 pesos al día, pues durante el primer trimestre de 2018, casi 7 de cada 10 jóvenes que trabajaba solo cobraba entre uno y tres salarios mínimos.
Cuántas veces hemos escuchado la frase que dice: “Los jóvenes son el futuro de México”. ¿Pero en realidad lo son? O quizá la pregunta más oportuna sería… ¿Los estamos ayudando para que sean el futuro de nuestro país?
Las señales en el entorno dibujan un panorma muy complicado para el futuro (inseguridad, cifras de desempleo, alta deserción escolar).
Sin embargo, los jóvenes cuentan hoy con alternativas de estudio y trabajo que antes no había en México. Las nuevas tecnologías y los programas gubernamentales, tanto a nivel de centros de enseñanza como de becas, son ahora más abundantes.
El internet y las redes sociales les permiten también ser más emprendedores, es decir, desarrollarse de manera independiente y generar ingresos propios. Sitios en Internet como Fiverr (sí, con doble “r”) les ofrecen espacios para promover y cotizar mejor sus talentos en áreas como Diseño, Fotografía y generación de contenidos. Algunos convierten su pasión —la música, las computadoras o el diseño— en su profesión y a través de una administración inteligente de su tiempo y una manera efectiva de organizar su dinero logran una buena calidad de vida.
Estos jóvenes han logrado entender los modelos de negocios de plataformas digitales para convertirse en expertos en tutorías “online” e influenciadores a nivel global (como en YouTube) y reciben muy buenos pagos por publicidad que patrocina esos espacios.
Pero ciertamente es una minoría la que llega a triunfar y generar ingresos suficientes para tener una buena calidad de vida. Y en este aspecto el Gobierno federal entrante tiene la intención de ayudar.
Esta semana, por ejemplo, comenzó la promoción de la beca “Benito Juárez” en Tamaulipas para nivel bachillerato y media-superior. Diversos módulos para aplicar empiezan a ser instalados ya en 43 municipos del estado, según informó José Ramón Gómez Leal, representante del Gobierno Federal en el estado.
También en días pasados el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció más becas para estudios en el rango de 2 mil a 3 mil pesos mensuales. Además el nuevo gobierno está realizando gestoría con empresas y centros de trabajo para que ofrezcan tutorías, capacitación y mecanismos de inmersión laboral más eficientes.
Esto, aunado al reciente anuncio de aumento al salario mínimo (de 88 a 102 pesos y en la frontera hasta de 176 pesos) será un motivante adicional para empujar a la fuerza laboral juvenil y su calidad de vida respectiva.
El futuro ciertamente es de los jóvenes. Tenemos que dejarles mejores condiciones para que se eduquen y sean mejor remunerados en sus empleos, así como abrirles mayores oportunidades para que se integren lo más rápido posible al mercado y que aporten técnica, talento y creatividad sin límites.