Los jerarcas del PAN se quejaron de la negativa de MORENA a aceptar la derrota que sufrió este partido político en la elección de gobernador de Puebla, sin embargo, en la disputa de la alcaldía de Monterrey, Nuevo León, los representantes albiazules están haciendo exactamente lo mismo que criticaron a los morenistas.
Se resisten a reconocer el triunfo del PRI.
En el caso del Estado poblano, como es del dominio público, la elección ordinaria del primer día de julio de 2018, la candidata de Acción Nacional, la extinta Erika Alonso Hidalgo, ganó oficialmente la contienda por una diferencia de 124 mil sufragios, sin embargo, el abanderado del Movimiento Regeneración Nacional que resultó perdedor, Miguel Ángel Barbosa, impugnó el resultado y exigió la anulación de los comicios argumentando múltiples irregularidades.
Lamentablemente para los simpatizantes del partido político de AMLO, tras el recuento de 3.7 millones de votos del 29 de septiembre, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación confirmó el triunfo de la panista.
En el de la competencia regiomontana ocurrió algo similar.
La elección constitucional del uno de julio la ganó el priista Adrián De la Garza. Inconformes con el resultado de las votaciones, los panistas esgrimieron fraude electoral y en respuesta a sus exigencias, las autoridades electorales anularon los comicios ordinarios y obligaron a que se repitiera el proceso.
Desafortunadamente para los albiazules, en la elección extraordinaria del 23 de diciembre, el representante del tricolor volvió a alzarse con la victoria.
Y de nueva cuenta, los derrotados están demandando otra vez la revocación de los resultados de la jornada comicial.
¿Cuál será el desenlace final de los acontecimientos?
El de la capital de neolonesa, no se sabe.
En el de Puebla, como se ha informado, la muerte de la esposa del ex gobernador Rafael Moreno Valle ha obligado a la designación de un gobernador interino que tendrá que convocar a una nueva elección.
¿Estamos ante la presencia de una obcecación infundada o de procesos electorales amañados? La realidad es que todo indica que de dos elecciones fraudulentas y que tanto MORENA como Acción Nacional tienen fundadas razones y evidencias para exigir la invalidación de los comicios.
Hace 18 años México entró en un proceso democratizador que todavía adolece de múltiples fallas. El PRI fue sacado de la Presidencia en la sucesión presidencial del 2000, sin embargo, para muchos la alternancia no fue resultado del repudio generalizado contra el Revolucionario Institucional, sino de una exigencia de Washington al Presidente Ernesto Zedillo.
Para el gobierno estadounidense el tricolor ya no era garantía de estabilidad política ni económica y había que poner fin a su hegemonía política. Zedillo simplemente le soltó los perros al candidato priista, Francisco Labastida Ochoa, y el hartazgo contra el ex partido oficial se encargó de hace el resto.
El primer presidente no priista, Vicente Fox Quesada, sin embargo, no cambio las cosas, no se sabe si porque no pudo, no quiso o fue parte de alguna componenda, dejó intacta a la estructura del ex invencible y tampoco hizo nada para combatir realmente la corrupción y la impunidad y el cambio ofrecido en la campaña electoral resultó finalmente un cambio fallido.
Con el presidente Felipe Calderón Hinojosa, cuyo apretado triunfo fue fuertemente cuestionado, sucedió lo mismo.
Las instituciones electorales encargadas de hacer respetar la voluntad popular expresada en los procesos electorales no han cumplido cabalmente con su cometido, sobre todo en los Estados, en las que a menudo se someten a los designios de los gobiernos locales. Los casos de Puebla y Monterrey, entre muchos otros, son un ejemplo de esa desafortunada anormalidad.
Para finalizar dos buenas noticias, la primera que el 2019 se inicia con el dólar a menos de veinte pesos, la segunda el anuncio del gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, de la rehabilitación de las carreteras Tuxpan-Ozuluama-Pueblo Viejo-Madero y la de Tantoyuca-Pánuco-Tampico, una exigencia dé décadas de las poblaciones del norte de Veracruz y el sur de Tamaulipas.