CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- El Caminante salió muy temprano a hacer sus compras en la zona centro de la ciudad, dispuesto a apoyar el comercio local. En su viejo Chevrolet circula por la calle 8 y al dar vuelta en la Hidalgo se topa con una novedad: media docena de autos se encuentran estacionados frente a la “plaza del Ocho” muy campantes (lo cual se prohibió hace tiempo) y frente a ellos un oficial de Tránsito, muy tranquilo observando el panorama.
El Caminante detiene su patas de hule frente al agente vial y pregunta:
– ¿Qué pasó mi oficial ¿A poco ya se puede uno estacionar ahí?
– No’mbre ya le hable a la grúa… no tarda en llegar, son de huéspedes de los hoteles.
El Caminante busca dónde estacionarse y regresa pa’ enterarse del argüende y al regresar al punto.
Al volver a la plaza, se topa con que el administrador de uno de esos hoteles reclama al agente vial la intención de remolcar al corralón los vehículos de los huéspedes.
“Nosotros como empresa estamos abiertos a la derrama económica lo cual la ciudad necesita, ¿pero qué sucede si nos ponemos intransigentes y nos oponemos a que 96 personas que se hospedaron en un hotel puedan irse tranquilamente? Sólo pedimos un poco tolerancia con estas personas que nos visitan”, expresa el trabajador.
Al parecer el empleado de ese negocio en particular acepta del todo la idea de cerrar la calle Hidalgo pero no del todo. “Yo considero que el tramo que no debería de cerrarse (entre las calles 8 y 9) porque libera la fluidez del tráfico porque ni en las grandes ciudades se cierra el tráfico a la plaza principal) si se comete el error de hacerlo peatonal (definitivamente) y no dejar liberación o fluctuación de tráfico sí va a ocasionar problemas y a nosotros como empresa va a ser difícil satisfacer la demanda de nuestros clientes”, opinó muy convencido Francisco Lupercio, administrador del Hotel Los Monteros.
El oficial de Tránsito observa y escucha las razones del señor Lupercio y asiente con la cabeza pues comprende y hasta cierto punto comparte su opinión. Sin embargo como guardián del orden vial tiene la consigna de seguir la instrucción que le dan sus superiores, y esa orden es claramente que nadie debe estacionarse en ambas aceras de la calle Hidalgo entre el 8 y 9.
“Yo entiendo la molestia de los ciudadanos, pero pues también entiendan que yo debo obedecer las órdenes que recibo, incluso el otro día vino mi primo y me decía ‘oye primo dame chance de pararme
aquí tantito, nomás vamos y venimos a esa tienda’ y pues con la pena pero me tuve que negar y pues hasta se fue echando madres”, dijo muy serio el uniformado.
En el tramo del 9 al 13 también se ‘cuecen habas’. No es raro ver a los agentes viales presionando a los automovilistas para que se retiren de los cajones pues aún con vallas, trafitambos, conos o cintas amarillas, a muchos les importa literalmente un pepino y se estacionan e incluso empujan o arrollan los señalamientos.
El Caminante se topó con el conductor de un Cavalier de modelo antiguo que se estacionó ahí entre el 11 y 12 Hidalgo y le preguntó si sabía que estaba prohibido pararse en ese lugar. La persona al volante reaccionó de manera agresiva:
– ¿Y tú quién eres o qué?
– Un ciudadano común y solo te pregunto si sabes que está prohibido estacionarse ahí – le respondió
– ¡A ti que te valga madre, si no eres Tránsito, no tienes porqué decirme nada, pendejo! – gritó muy convencido de sus palabras el fulano.
Lo cierto es que como este ejemplo ocurren infinidad día a día en esta tradicional calle comercial y no sólo generan infracciones al reglamento de vialidad sino también enfrentamientos entre ciudadanos.
El Caminante en su andar ha recopilado un montón de opiniones a favor y otras no tanto respecto al cierre de la calle Hidalgo. Por ejemplo, los puesteros, que ahora sí, con las últimas lluvias tuvieron que lidiar con encharcamientos pues fueron bajados a la calle para despejar las aceras. Y es que en otras ciudades los peatonales se encuentran en el mismo nivel de la banqueta, y hay suficientes alcantarillas o algún sistema de desfogue del agua que cae.
Esto aparte de lo complicado que le puede resultar a sus potenciales clientes acceder para realizar sus compras especialmente si son adultos mayores o personas con capacidades diferentes.
La carga y descarga de mercancías cuando está cerrada la calle también ha complicado el trabajo de quienes se dedican a las ventas en plena calle. A veces hay que dejar la Van o el auto hasta a dos cuadras de distancia (además de que deben cuidarse de que los cacos no se lleven las mercancías que ya llevaron al puesto).
Los comercios establecidos a los diez días de haberse tomado la decisión de cerrar la calle se manifestaron contra ello, y se llegó al acuerdo con el municipio de sólo cortar la circulación los fines de semana. Sin embargo también se les informó que el último día de enero el cierre será permanente. Esto, como algunos opinaron podría convertirse en el “tiro de gracia” para muchos negocios que ya batallan para subsistir pues es un hecho que la medida impactó sus ventas hasta en un 70%.
Algunos comerciantes han llegado a manifestar que sí están de acuerdo en que se cierre la Hidalgo pero que vaya acompañada de un proyecto para hermosear la zona con jardineras o más bancas, pues siendo honestos la calle luce no solo descuidada, con baches y parches en el pavimento, sino que además escasean los depósitos de basura y la vigilancia no es continua por oficiales de a pie y en general la apariencia de la citada avenida no es necesariamente atractiva como para venir “A pasear” al lugar.
“Si la zona estuviera bonita, planita y bien arreglada vendrían más victorenses para distraerse y entre ellos habría muchos más clientes potenciales”, expresó otra comerciante que prefirió reservarse su nombre.
Otros de plano rechazan el proyecto y señalan que si lo que se desea es promover que la población ‘se active’, o haga ejercicio entonces se deben mejorar las áreas verdes o deportivas de la ciudad, ya que para este uso fueron creadas. De igual forma si se quiere fomentar la convivencia familiar hay que crear o darle mantenimiento a los parques pues como dice la señora María González “Esta es un área principalmente comercial, no una de convivencia familiar, nosotros de esto vivimos, del comercio, entiendan que si no se analiza muy bien el proyecto nos van a perjudicar y nos quitarán el sustento que llevamos a nuestras familias”.
Tanto transeúntes, automovilistas, comerciantes, agentes viales y puesteros siguen a la espera de que se presente un proyecto integral que contribuya a tanto a la reactivación económica, familiar
y física de la población y que haga sentir a los victorenses orgullosos de su céntrica zona comercial. Demasiada pata de perro por esta semana.