Sudáfrica.- Fuera de la escuela secundaria Luhlaza Khayelitsha, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica un perro callejero con sus patas traseras paralizadas ladraba desesperado por comida y un poco de atención. Sin embargo, el director del establecimiento, Manono Makhaphela, pensó que era una “molestia” para su comunidad y ordenó a dos de los conserjes que se “libraran” de ella y que la enterraran en algún lugar lejano.
La adorable Lily había pasado la mayoría de su vida deambulando solitaria por las calles y su discapacidad hacía todo más difícil. Pero ni siquiera su triste historia sirvió para disuadir a los trabajadores de la horrenda y cruel instrucción que recibieron.
Justo detrás del patio de la escuela, decidieron enterrar a Lily con vida.
Afortunadamente, la encargada del aseo del lugar, Bukelwa Mbulawa, vio lo que estaba sucediendo y se contactó con la Clínica de Animales de Mdzanada, una organización que trabaja para ayudar a los animales vulnerables en Sudáfrica.
El personal de rescate no perdió ni un segundo y en 20 minutos ya estaban en la escuela listos para rescatar a Lily. Comenzaron a excavar y el perro fue desenterrado de un hoyo de un metro de profundidad cerca de las canchas de tenis. Estuvo bajo tierra durante al menos 30 minutos.
La llevaron a un hospital de animales para examinarla y por suerte no estaba herida. Finalmente estaba a salvo.
En la visita al doctor revisaron también sus patas traseras y se dieron cuenta que se debía a una lesión mayor que había sufrido en la columna vertebral. Lily se sometió a varios tratamientos para mejorar la movilidad en sus piernas. Gradualmente, se volvió más fuerte y pudo usar sus piernas nuevamente.
Ya estaba lo suficientemente fuerte, por lo que era tiempo de encontrar un hogar donde Lily pudiera recibir todo el amor que merecía.
La periodista local, Helen Walne, quien ha trabajado incansablemente por el bienestar de los animales en Sudáfrica quiso adoptarla e integrarla a su familia.
Y ahora, Lily desborda felicidad junto a su nueva y querida dueña. Y después de mucha práctica puede usar sus patas traseras.
¡Han pasado los años y la perrita está mejor que nunca! En todo este tiempo ha sido una inspiración con su historia.
Aunque los dos conserjes fueron acusados y condenados por crueldad animal, el director se negó a presentar un programa de concientización sobre protección animal en su escuela para ayudar a los niños a aprender sobre el bienestar animal.
Después de muchos meses de procedimientos judiciales y aplazamientos, la sentencia final se llevó a cabo y el director fue declarado culpable de abuso y negligencia contra animales, teniendo que pagar una multa.
Frustrados por la impunidad del director, la clínica lo denunció y fue arrestado. Le dieron un plazo para comenzar el programa.
CON INFORMACION DE EL MAÑANA DE NUEVO LAREDO.