TAMPICO, Tamaulipas.- Se llama Estela, tiene 70 años de edad y su dialecto es náhuatl.
Vende servilletas bordadas a mano en el centro de Tampico y es casi «invisible» para los ojos de todos los demás, quienes o la ignoran o con una sonrisa forzada, le dicen que no, cuando les ofrece sus servilletas.
Y también lo es para el Estado. No tiene acta de nacimiento, por lo tanto «no existe» legalmente, no sabe leer ni escribir y no tiene acceso a ningún programa del estado.
Dice que nació en Chahuatlán Veracruz, pueblo que está pasando el municipio de Tantoyuca y Chicontepec que pertenece a la huasteca veracruzana.
Afirma que vive en la colonia Candelario Garza en ciudad Madero con unas sobrinas y que llegó a Tampico hace 30 años, que primero se dedicó a vender periódico y ahora que ya es «grande» borda estas servilletas y las ofrece en el centro.
Relata que su mamá murió cuando era muy pequeña y no cursó ningún tipo de estudios.
Estelita, que a pregunta de como se apellida, dice que solo sabe su nombre y que si estuvo «junta» con su esposo, quien murió cuando se ahogó en el río y con quien tuvo un solo un hijo que asegura, vive en Saltillo, Coahuila.
«Yo los bordo, mijíta,-dice, mientras muestra una servilleta- tardo como tres días en hacer uno (la servilleta para las tortillas) y ahorita hice quince para vender», dice.
Estelita suele andar en la zona centro de Tampico vendiendo sus servilletas bordadas a mano en espera de poder obtener un poco de dinero que le permita poder subsistir.