En plan piloto el IMSS arrancó este 1 de abril el programa que busca dar certidumbre laboral a miles de mujeres, y hombres también, trabajadores del hogar. Es una medida inédita que por fin reconoce a las “ayudas” de la casa, como empleados formales. Desde el origen del clasismo ha sido muy marcada la discriminación para las “señoras”, “nanas”, “muchachas” o “domésticas”, que desde que se les describe ya se les etiqueta con títulos peyorativos, que asisten a las familias en el pesado trabajo de mantener en orden el hogar.
La justicia laboral a la que parece ya pueden acceder vendrá a normar una situación que casi raya en esclavitud en muchos de los casos, porque son personas que no sólo realizan la limpieza de una casa, sino que empeñan su vida por la de los demás, pasan más horas en hogar ajeno que en el propio, se vuelven cuidadoras de niños, adultos o enfermos, se convierten en asistentes de la economía familiar y también expertas en dar consejos o palabras de alivio para los miembros de la familia que así lo requieren. Muchas de las mujeres que trabajan en las casas, con nula o baja escolaridad, son sometidas a largas jornadas, malos tratos y poca paga y sin respeto a sus derechos humanos.
La exigencia de la Organización Internacional de Trabajo que era desatendida por gobiernos anteriores, fue visibilizada en México por colectivos de mujeres organizadas que no quitaron el dedo del renglón. Actualmente suman más de 2.3 millones de personas que se dedican al trabajo del hogar, el 98 por ciento de estas son mujeres.
Ahora las personas trabajadoras del hogar tendrán derecho a servicios médicos, hospitalarias, farmacéuticos y atención obstétrica, también a incapacidades, pensión por invalides y vida, fondo para el retiro y prestaciones sociales como guarderías y servicios funerarios, pero para alcanzar estos beneficios deben solicitar a su patrón la inscripción ante el IMSS. Aquí es donde su puede atorar el proceso, marcado hasta ahora como voluntario.
Recibir un trato digno y respetuoso, tener condiciones de trabajo óptimas para la salud y una retribución en efectivos, así como horarios de trabajo y de descanso establecidos, son derechos que deben exigir las empleadas domésticas, pero queda a la buena fe de las patronas o patrones que esto sea una realidad. Además el plan piloto deberá perfeccionar el sistema de salud, el IMSS no aguantará más derechohabientes sino se moderniza, arregla sus clínicas e incrementa personal para la atención médica.
Nuestra sociedad, en nuestro tiempo, todavía no considera las labores del hogar como un trabajo, sino como actividades propias o naturales de las mujeres, por eso ha sido este segmento laboral invisible y sin justicia social. Otros países, más avanzados en la protección de los derechos humanos y con conciencia social sostenible han dejado de ocupar ayuda para la atención propia, algunas comunidades han vuelto al origen de que la limpieza y manutención de la casa corresponde a todos los integrantes de la familia.
En Boca Cerrada
“Que el mundo nunca más tenga la comodidad de nuestro silencio” se lee en un texto de una mexicana que participa en los movimientos que buscan visibilizar el acoso hacia la mujer, la etiqueta #MeToo en México ha provocado más interacciones en redes que en ninguna otra parte del planeta, desde esta red se llamó a la denuncia anónima en el mes de marzo, pero ahora en abril con la muerte del escritor, bajista y fundador de Botellita de Jerez, Armando Vega Gil, el movimiento vuelve a estallar, las redes sociales siguen siendo un arma de doble filo.
@LupitaEscobedoConde