Mante.- Alrededor de unos 35 trapiches de la región cañera tamaulipeca se resisten a desaparecer, y para conseguirlo sus productores diseñaron un plan de trabajo que ya fue entregado al gobierno del estado para que se considere dentro del Plan Estatal de Desarrollo a manera de obtener el apoyo requerido.
Miguel Padrón Solís, presidente de la Asociación de Trapicheros de Tamaulipas, mencionó que el proyecto tiene como finalidad rescatar y proteger esta actividad en vías de extinción a causa de añejos vicios convertidos en desventajas.
La molienda de caña a baja escala, también conocida como trapiches, es considerada como una actividad agrícola tradicional y artesanal que sorprendentemente no han desaparecido a pesar de una Ley ya derogada que prohibía el establecimiento de trapiches en las zonas de abastecimiento de los ingenios azucareros, sin embargo han surgido otros factores en su contra.
Explicó que en la zona cañera subsisten alrededor de unos 50 trapiches piloncilleros de mediana y pequeña capacidad; sin embargo, sólo unos 30 son constantes a la actividad, en esta región se cuenta con unas 40 mil hectáreas de caña de azúcar, con las cuales se alimentan los ingenios azucareros de El Mante y Xicoténcatl, y en buena medida al ingenio de El Naranjo, San Luis Potosí, que en conjunto se producen más de 2 millones de toneladas de caña y que a su vez rinden sobre las 200 mil toneladas de azúcar.
“Solamente una cantidad muy inferior, y cada vez menor, se procesa en pequeñas unidades de molienda llamados trapiches para la obtención de azúcares artesanales como el piloncillo o la panela, la meladura y otros dulces para autoconsumo o venta al mercado regional”.
Padrón Solís resaltó que el cultivo de la caña de azúcar es la característica y el orgullo de esta región; sin embargo, estas cifras no hablan de productividad, ya que el promedio es de 50 toneladas por hectárea, siendo solamente un 50 por ciento de lo requerido, pues el nivel tecnológico del campo es muy bajo, además de generar el autoempleo o empleo familiar, contribuye a frenar el fenómeno de la migración.
El líder piloncillero demandó el apoyo del gobierno para el rescate de la microindustria toda vez que se trata de una actividad noble, que transforma, alimenta, arraiga, sustenta y que desarrolla las comunidades, “además no es contaminante y es amigable con el medio ambiente, sobre todo que constituye nuestra cultura y la forma de vida de nuestras familias”.