Tal vez para cuando usted lea esta columna muchos de los candidatos a diputados locales ya habrán ido a misa, porque eso dice el manual, aunque no sepan ni santiguarse, mucho menos claro testar el misal, es el arranque de las campañas, donde el PAN se juega el control del legislativo, el PRI busca no desaparecer y MORENA aparecer en el escenario tamaulipeco por méritos propios y no empujados por Andrés Manuel López Obrador.
Así es mis queridos boes, es un escenario complejo, por incierto, porque se da en un contexto nacional de crispación política y porque no conocemos aún la reacción del gobierno federal de la Cuarta Transformación ante una derrota electoral.
Paradójicamente, es el partido de AMLO, el que se enfrenta a un escenario más adverso en Tamaulipas, porque a los 22 candidatos del mismo número de distritos en juego, no los querían antes del diseño de la lista de aspirantes, no los querían cuando ya estaban en la lista y no los quieren ahora que los tribunales electorales los ratificaron para estar en la boleta del 2 de junio próximo.
De hecho, los candidatos de MORENA, la gran mayoría unos ‘perfectos desconocidos’, otros los más poquitos como Javier Villarreal en Mante, muy conocidos y por lo mismo rechazados por los verdaderos morenistas.
Es decir para el partido del Presidente la campaña que inició en el primer minuto de hoy pinta sumamente difícil, porque para nadie es un secreto que los alcaldes morenistas simple y sencillamente no se van a meter por esos candidatos, porque no eran los que ellos proponían.
¿Y si MORENA no gana un solo distrito o gana dos o tres o cinco de 22, qué va a decir López Obrador y Yeidckol Polevnsky, quienes nunca han reconocido una derrota?
Es válido el cuestionamiento, porque mientras fueron oposición, cada que perdían alegaban fraude, se levantaban en ‘armas’, bloqueaban, tomaban instalaciones y acusaban a la mafia del poder.
¿A poco no les da morbo, curiosidad, saber cuál sería la reacción si en Tamaulipas o en otro estado sus candidatos son arrasados, pese a que su proceso interno, los golpes bajos y acusaciones entre ellos los puso más cerca de la derrota que de la victoria desde antes siquiera de que comenzara la campaña?.
¿Contra quien arremetería el Presidente y su partido en una eventual derrota, contra el gobernador del PAN, contra los consejeros del IETAM, contra el INE o contra sus propios alcaldes que ya advirtieron que dejarán solos a los candidatos de MORENA y algunos hasta apoyarán a los del PT?
¿Se irá a culpar a sí mismo AMLO si sus candidatos pierden, porque las cosas por más buena voluntad que tenga no han salido como las quiere: la gasolina no baja, ha subido 13% en promedio desde que entró, los muertos no bajan, se han disparado a niveles récord desde que asumió el poder, el desempleo no baja, porque él y sus decisiones despidieron a decenas de miles de dependencias federales?
Es decir; los candidatos de MORENA en Tamaulipas no pueden confiarse en lo absoluto de la popularidad del Presidente y creer que la ola los arrastrará a la victoria, porque López Obrador no estará en la boleta, porque las últimas encuestas indican que su popularidad poco a poco va cayendo y en 45 días nadie sabe qué pueda ocurrir.
En el caso de los panistas, ya decía arriba, llegan como favoritos de las encuestas, en casi tres años han conseguido afianzar una estructura electoral a la que se sumaron decenas de operadores ex priístas y eso se notó en los registros y por las agendas para hoy se notará en los arranques de campaña.
Para ellos no hay planB, se trata de conseguir si o si la mayoría en el Congreso y con ello garantizar la gobernabilidad que ha tenido el Estado en los casi tres años del régimen panista.
Además, no pocos panistas llegan a esta elección con doble propósito, el primero: garantizarle al Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca la mayoría y segundo afianzarse en proyectos personales para el 2021 y aunque usted no lo crea para el 2022.
Si, hay candidatos azules que harán hasta lo imposible por el triunfo, como ensayo para ir por las alcaldías en el 2021 (recordemos que los diputados que se eligen estarán dos años en el cargo) y para uno o dos la elección podría significar estar en la recta final allá por el 2022 cuando se elija gobernador.
Del lado del PRI, la elección es de vida o muerte, si bien a nivel nacional están casi muertos y sin dinero, en Tamaulipas todavía los candidatos (aunque ellos se dicen pobres) traen lana de las prerrogativas que les tocan tras ser el segundo lugar en la elección del 2016.
De vida o muerte porque si como dicen los pronósticos se van al tercer lugar y su votación es escasa, para el 2021 tendrían que comenzar de cero y sobre todo sin dinero; es decir el tricolor compite este 2019, pensando en sobrevivir para el 2021.
Por esos tres escenarios, el de MORENA, PAN y PRI, creo que esta elección no será como la mayoría de los que analizan creen: aburrida y desairada, por el contrario pienso que será intensa, podría ser hasta medio violenta y con la disputa por férrea por cada voto. Comentarios: meliton-garcia@hotmail.com Twitter: @melitong