* El columnista es autor de las novelas “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo”, y Premio Nacional de Periodismo 2016.
Transcurridos “los días santos”, los mexicas se disponen a ponerse al corriente de las novedades, dentro de las cuales destacan dos, que de alguna manera sacuden la conciencia popular.
Y se refieren a las órdenes de aprehensión contra destacados personajes. (Uno del mundo empresarial, otro de la clase política del PRI), y al regreso de los bienes a Elba Esther Gordillo, confiscados por su presunción delictiva de la que ya sabéis, resultó exonerada y con tan alto porcentaje moral y cristiano, que la ubican como fuerte aspirante a la santificación…cuando menos.
Pero vamos por partes.
El primer caso se deriva de la denuncia interpuesta en tiempo y forma, por Lydia Cacho Ribeiro, misma que sufriera tortura y fuera víctima de otros delitos relacionados con abuso del poder, como la violación de sus derechos fundamentales.
Todo sucedió cuando los hechos parecían olvidados para la opinión pública, pero no para el poder judicial que forma parte de la cuarta transformación.
Los personajes en cuestión son: Kamel Nacif Borges, el llamado “rey de la mezclilla” que en ese rubro mantiene su imperio en Puebla, y el ex gobernador “de allá mesmo”, Mario Marín Torres, el mentado “gober precioso”, (así llamado por Kamel en conocido audio difundido a gran escala, aunque ignorado por las anteriores autoridades de entonces).
El asunto es que ambos están con un pié en la cárcel, siempre y cuando se cumpla el acuerdo de un juez adscrito en Cancún Q.R.
“¿Por qué allá?”. Se preguntará.
Es que hasta ese lugar se trasladaron los policías enviados por el ex gobernador que detuvieron a Lydia el 16 de diciembre de 2005, debido a una denuncia por difamación interpuesta por Nacif Borges a quien la escritora, relacionara con una red de tráfico y abuso sexual de menores en su libro “Los demonios del edén” (2003), basado en sus investigaciones y evidencias aportadas por las víctimas.
La también periodista fue llevada desde Cancún hasta Puebla sin permitirle llamar a algún abogado o a su familia, y sin oportunidad siquiera de realizar sus necesidades fisiológicas.
Lydia logró su liberación unas horas después, tras pagar una fianza de 70 mil pesos, pero el objetivo de humillarla fue alcanzado por sus captores intelectuales, mismos que lo celebraron en el señalado audio donde el empresario Nacif llama “estrella de la película” al ex gobernador Mario Marín.
Por supuesto, la denuncia de estos hechos por parte de Cacho, no encontró eco en las autoridades del PAN y PRI, por obvias razones de impunidad.
Ni siquiera por la intervención de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que exigió al estado mexicano reparar la falta cometida contra Lydia, esta hermosa mujer activista y defensora de las víctimas sexuales de empresarios, políticos, policías y líderes religiosos a los que ha denunciado no solo en sus participaciones en diversos foros nacionales e internacionales, sino en medios de comunicación y en obras como, “Esclavas del poder” o la mencionada, “Los demonios del edén”.
De manera que la posible detención de Marín y el empresario Nacif, significará enorme escándalo. De suceder (lo cual esperamos a la brevedad que suceda), ya veremos lo que dicen sus virtuales cómplices, es decir, los neo liberales porfiristas.
LA BEATA ELBA ESTHER
Pues ya le digo, el caso de la ex lideresa del SNTE es sorprendente. Primero fue satanizada a la escala más alta de que es capaz el poder, y después casi santificada por el martirio carcelero a que la sometieron sus adversarios políticos, (léase Enrique Peña Nieto y los “cerebros” de la mal llamada “reforma educativa”).
Satanizada digo, y para que resultara creíble, le fue confiscada parte de sus bienes, entre los que se encuentran costosos inmuebles en el país y el extranjero, incluso obras de arte de los más admirados artistas mexicanos, joyas, vehículos de lujo y algunos otros “detalles” que según dijo ella, “fueron heredados de su madre”, a la que no se le conocía riqueza alguna, más allá de lo logrado por su trabajo de servidora pública de nivel intermedio.
El asunto es que el supremo gobierno le devuelve sus bienes, cosa que parece justa, aunque que ese no es el problema, sino que algunos no se sabe en qué manos quedaron.
Es la “bronca” que ahora enfrenta el fiscal Gertz Manero y de la que no se sabe cómo saldrá. Eso dicen.
SUCEDE QUE
Ahora un asunto personal. El columnista con edad más que adulta, hace tiempo fue censado por el gobierno federal para recibir el apoyo económico que como derecho le corresponde, cosa que no me apena, por el contrario.
Hace más o menos un mes recibí una tarjeta bancaria “muy mona” acompañada de la publicidad financiera acostumbrada, mediante la que me autorizaba a recoger la respectiva cantidad monetaria.
Dejé transcurrir tres semanas, pero al acudir resultó que la dichosa tarjeta “estaba dañada o vencida”, según apareció en la pantalla del cajero, y por lo tanto, inválida.
Entrevisté a un empleado del banco quien dijo que nada podía hacer, por lo que a la voz de “ahí muere”, decidí abandonar cualquier trámite, guardando la tarjetita como “souvenir”.
No me molesta, se que son descuidos o errores de quienes están atrás de la buenas intenciones de AMLO, de cuyo proyecto de gobierno sigo siendo fervoroso convencido y admirador.
¿Acaso se trate de un complot de banqueros para crear desconfianza hacia AMLO?. Es probable, dado que no se resignan al cambio, aunque también podría tratarse de la respuesta a la intención de los senadores de limitar el excesivo cobro por servicios a clientes.
De esta gente todo se puede esperar.
No creo que el caso de la dichosa tarjeta sea el único, pero sí creo que quiénes lo padecen, que deben ser miles, lo toman como argumento para dudar, criticar y aun atacar al ejecutivo federal.
Eso sí debiera preocupar a los “morenistas”, (si es que les queda tiempo después de partirse la progenitora por mejor acomodarse en el poder).
Y hasta la próxima.