LO CLARO. ¿Qué mejores prácticas existen para concientizar a una sociedad ensimismada en su diario afán, donde la discriminación es un elemento latente y lacerante para quienes la padecen?
La Universidad Autónoma de Tamaulipas escenificó la problemática social de la discriminación, de la segregación en el entorno escolar y familiar.
Las consecuencias que conllevan y que obligan a quienes la sufren, a tomar acciones que pueden ser peligrosas.
Mediante la puesta en escena teatral, los universitarios propusieron la obra ‘Coctel Molotov’, donde la narrativa reflejaba la soledad y los causales depresivos que ocurren y que poca atención damos como sociedad.
LO OSCURO. Este ensayo –verídico- tuvo lugar en un grupo de estudio en los Estados Unidos, hace algunos años. Participaron adultos y pequeños.
La pregunta central “¿Crees en Santa Claus?”
El resultado fue sorprendente, pues aún que fluctuaban las edades de los participantes, se podría resumir las respuestas contextuales y formar una sola. Una para padres y otra para hijos. Y fue más o menos en el tenor siguiente.
Padres: “-¿Cómo crees? ¡Por supuesto que no! No estoy loco. Sin embargo, debemos seguir ‘la magia’ para que los pequeños no pierdan la fe. Pretendo un juego al que todos sabemos la verdad y quién es el verdadero proveedor… es por el bien de su conciencia”.
Hijos: “-¡Claro que no! Pero es un valor entendido. Debemos seguir el juego, para poder obtener los regalos, aunque todos en casa, sabemos que es papá el que los compra…”
Fin de la cita.
Amigo mío. Dolorosamente –o juiciosamente- podríamos hacer el mismísmo ensayo con la democracia y el juego de la política en nuestro amado México.
Sin ser tímidos, la respuesta podría sorprendernos en la similitud de alcances. Donde los políticos aseguran ser el depositario de la verdad y del cambio verdadero. Cumplidores de sueños y esperanzas de la sociedad que reclama mejores gobiernos. Y que en tiempos eleccionarios –como es el caso- renuevan sus votos de fe política en sus gobernados, platicándoles a éstos las bondades del sistema a través de los colores que los llevan a pedirles que nuevamente…CONFÍEN en ellos.
Un electorado, perspicaz pero muy noble. Que no quiere que su ‘papá’ se sienta desilusionado y acongojado porque sus niños perdiesen la fe en él, “cierran sus ojitos” para irse a dormir, en la certeza que mañana en el pino encontrarán calles pavimentadas, despensas, alumbrado, becas, apoyos asistenciales y recursos asistenciales que les permitan continuar con la magia de una democracia que existe…en la imaginación.
Los principales emuladores de papa Noel, son aquellos que tienen la sartén por el mango y detentan el poder para ser garantes de los beneficios a los pequeños que pidieron bicicletas y demás juguetes.
Los ‘Santas’ menos agraciados, son los llamados de oposición que poco acceso tienen a la bolsa de juguetes, pero que prometen igual.
Como si fueran dueños del Polo Norte.
No se trata de desangelar la credibilidad ciudadana en la política y el ejercicio pleno de la democracia.
Es tomar el papel real que nos corresponde. Que pasado el juego de las elecciones, este papá Noel regresará a la fábrica de sueños (alcaldía, gubernatura, congreso local) a continuar el juego de la democracia para acercar en un futuro, más deseos y más sueños a una sociedad que sabe perfectamente…que Santa, tiene su interés particular.
COLOFÓN: La conciencia transformada en autoridad electoral (INE) hace que la bolsa de Santa esté cada vez más roída… Paradoja del sueño llamado Democracia.