* El columnista es autor de las novelas “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo”, y Premio Nacional de Periodismo 2016.
“La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar porque le falta, porque le falta, mariguana que fumar”.
Así sonaba el estribillo de manera clandestina, durante el régimen golpista de Victoriano Huerta. Es decir, a principios del siglo XX, después de los crímenes del Apóstol de la Democracia Francisco I. Madero y del vicepresidente Pino Suárez.
Huerta tenía fama de vicioso y no solo “le pegaba” al alcohol, (especialmente al coñac), sino a la yerba de penetrante aroma que circulaba en los barrios protectores de la delincuencia común, y en algunos sectores bajos del ejército de aquellos tiempos.
Huerta murió de cirrosis hepática, justo por sus excesos. Brindaba, dicen, casi todo el día con “Hennessy”, en sus versiones más sofisticadas. Moda adquirida por algunos jefes revolucionarios, como Rodolfo Fierro, quien en una de sus borracheras en el restaurant “Prendes” de la CDMX, no solo armó tremenda balacera, sino hasta “decomisó” uno de los dos relojes franceses que adornaban la barra del lugar.
Joya recuperada que, al menos hasta el régimen de Carlos Salinas, permanecía en la oficina del oficial mayor de la secretaría de Gobernación, según lo constató el columnista que aquí cuenta y escribe.
El asunto es que Huerta se ganó a pulso el despreciativo mote de “la cucaracha” más que nada por su traición a quien de alguna manera lo protegió y le hizo destacar en el ejército.
Y es que “el chacal”, otro de los sobrenombres merecidísimos, fue retirado de las fuerzas armadas después de que dirigió algunas acciones secretas contra Emiliano Zapata provocando el distanciamiento entre El Caudillo del Sur y Madero.
También se recuerda el incidente durante la rebelión orozquista, donde apresó a Villa acusándolo de ladrón de caballos, ordenado su fusilamiento. Sentencia que no se cumplió por la intervención de familiares de Madero. Ya sabéis que Pancho a cambio, fue encerrado en Tlatelolco de donde escapó, gracias a la ayuda de Luisito, un empleado de la prisión que luego se convirtió en su secretario particular, incluso murió a su lado durante el atentado en Parral Chihuahua, el 20 de julio del 23, ordenado por Obregón y operado por Plutarco Elías Calles, este último que en su calidad de secretario de Gobernación, se perfilaba como sucesor de “el manco de Celaya”.
Y ya que se presta la referencia a Villa, ¿sabía usted que “legalmente” se casó 75 veces, aunque a su muerte solo 23 reclamaron ser legítimas esposas?. Otro dado: su cadáver fue decapitado, aunque no existe información de que su cabeza fuera recibida por William Randolph Hearst, el magnate de prensa gringo quien ofreciera 5 mil dólares por el terrorífico “trofeo”.
Volvamos con Victoriano quien era traidor pero no tonto.
Cuando tenía quince años recibió una beca para estudiar en el Colegio Militar de donde egresó con el grado de teniente y graduado de ingeniero civil. Y hasta fue felicitado por Juárez, en ocasión una visita del presidente al lugar, con estas palabras: “de los indios que se educan como usted, la patria espera mucho”.
Huerta ejerció también la ingeniería, puesto que siendo gobernador de Nuevo León su amigo Bernardo Reyes, le encargó trazar y dirigir la construcción de algunas de las más importantes calles de Monterrey, incluso fue contratado para edificar lujosos hoteles que sobreviven en el centro de dicha ciudad.
Sin embargo, después del triunfo revolucionario Madero lo rescató para el ejército una y otra vez, hasta el capítulo de La Ciudadela donde Victoriano, siendo cabeza de las fuerzas maderistas, se unió a los alzados ex porfiristas, por instrucciones del embajador gringo Henry Lane Wilson, quien le tenía prometida la presidencia bajo la condición de eliminar a Madero.
¿MARIGUANOS SIN CAUSA?
Pero, “sin querer queriendo” ya me extendí en el asunto de “la cucaracha” y la mariguana, cuando solo quería decirle que el tema de la legalización de la yerba de nuevo toma cuerpo, cuando algunos destacados forjadores de la Cuarta Transformación la consideran factible, en coincidencia con neo porfiristas al estilo de Vicente Fox quien ya tiene su historia en la materia.
Entre quienes están a favor, se encuentra la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, así como el canciller Marcelo Ebrard.
No olvidéis que doña Olga, siendo como fue, efímera senadora de la república, propuso la iniciática correspondiente para que la mentada “cannabis” obtenga rango legal.
Dicese que la yerba podría mitigar males como el dolor crónico (se supone que en pacientes de cáncer, por ejemplo), también el glaucoma, esclerosis múltiple, alzheimer, esquizofrenia y ansiedad, entre otros.
La iniciativa en cuestión, que podría ser votada en el siguiente periodo del congreso, señala que cada persona puede portar 30 gramos, cultivar 20 plantas y cosechar hasta 480 gramos al año, (suficientes pa’ andar bien “cruzada” los doce meses “con sus noches y días”.
Además de su producción en cadena, que seguramente llevaría a crear una industria de incalculables proporciones económicas, aunque de consecuencias no previstas de tipo familiar y social.
Al margen del uso terapéutico, sin duda benéfico, ¿habrá cambiado tanto la moral y los valores como para introducir a la comunidad, y en especial a los niños y jóvenes, en el mundo ficticio de las drogas?.
Es la polémica, cuando pareciera que en afán de recibir recursos, el gobierno enfermaría a una sociedad que ahora más que nunca, merece salud plena para enfrentar la sobrevivencia en todos sentidos.
Yendo a los extremos, que en este caso serían parte de la realidad, ¿imagine aquellos hogares donde a la hora de los alimentos, el consumo de la mariguana sea el equivalente a un refresco o vaso con agua de sabor natural.
Y no se trata de modernismo mal entendido, falso pudor o angustias de inframundo, sino de la degradación personal, social y familiar…que no es cualquier cosa.
Lo cierto es que todos podremos convertirnos en “mariguanos” con o sin causa. Todo dependerá del aprecio que tengamos de la existencia propia y familiar. Y por supuesto, de la relación con los demás.
Sea que pronto cambiará el “nó”, por el “¡sí a las drogas!”…(qué gacho, ¿no?).
Qué bien que esto no lo verá mi sagrada abue, quien tanto se afanaba por condenar el vicio y las adicciones, al tiempo que traía a mis pobres tíos marcando el paso, cual soldaditos de cuerda.
SUCEDE QUE
Hablemos de política en Tamaulipas.
”Disculpe, ¿a qué tipo de política se refiere, si es que se puede saber?”.
Y hasta la próxima.