CIUDAD DE GAZA.- Dos años atrás, el residente de Gaza Saleh Abu Serdanah sacó un pequeño préstamo para casarse y formar una familia.
Hoy este obrero de la construcción de 31 años le escapa a la policía, vive escondido en un pequeño departamento que alquila y no puede saldar la deuda que contrajo.
Abu Serdanah es uno de cientos de jóvenes que sacaron préstamos para pagar por sus bodas y después no pudieron saldar la deuda por la falta de trabajo en este territorio palestino. Muchos se ven obligados a renegociar la deuda y otros simplemente se esconden de sus acreedores. Algunos terminan en la cárcel.
“Nunca estuve en una comisaría ni me metí en problemas. Ahora soy como un bandido fugitivo”, expresó Abu Serdanah.
La gente que presta dinero para las bodas ha cumplido un importante papel en la conservadora sociedad de Gaza, donde se espera que hombres y mujeres se casen muy jóvenes. Pero con una tasa de desempleo del 60%, abundan los jóvenes que deciden no casarse porque no tienen dinero para la boda.
Hace una década un grupo de personas ricas lanzó una iniciativa caritativa para ayudar a los jóvenes a pagar por sus bodas. Se promovieron los casamientos en grupo, que ganaron popularidad luego de que Israel y Egipto impusieron un bloqueo a Gaza tras la llegada de la organización Hamas al poder en el 2007.
Estos esfuerzos benéficos dieron paso a toda una industria privada, en la que se ofrecen planes completos para las bodas, con vestidos de novia, invitaciones, muebles para el dormitorio y comidas para los huéspedes.
Abu Serdanah se dejó tentar y aceptó un plan de 2.500 dólares de la empresa Proyecto Farha. Dice que jamás se hubiera podido casar sin ese dinero. Su boda de noviembre del 2017 incluyó una despedida de soltero con una banda en vivo y una despedida de soltera para su novia al día siguiente. La firma preparó las invitaciones, comida para 60 personas y trajes para la pareja.
Abu Serdanah aceptó pagar la deuda mensualmente a lo largo de dos años. Pero lo pudo hacer solamente durante algunos meses. Hoy lamenta haber contraído esa deuda.
“Quería pagar, pero las cosas cambiaron y ahora no puedo hacerlo”, comentó sentado en una alfombra afuera del departamento donde vive con su esposa. Una vela alumbra un pasillo oscuro. “No hay trabajo. ¿De dónde voy a sacar el dinero?”.
El bloqueo, que busca debilitar a Hamas, ha causado estragos en la economía. La altísima tasa de desempleo, combinada con recortes a la ayuda extranjera y los malos manejos de Hamas, han hecho que miles de familias dependan de la ayuda del gobierno.
Sanciones económicas impuestas por la Autoridad Palestina de Cisjordania, expulsada de Gaza por Hamas en el 2007, agravaron la situación. La Autoridad Palestina, reconocida internacionalmente, dice que sus sanciones buscan presionar a Hamas para que ceda el control.
Hamas, sin embargo, sigue firme en control, por más que el Banco Mundial diga que la economía de Gaza está “cayendo en picada”.
Abu Serdanah, un albañil que ganaba el equivalente a 15 dólares al día, confiaba en que podría pagar.
Pero cada vez consigue menos trabajos y no ha podido amortizar la deuda. En un esfuerzo por evitacaer en prisión, le pidió a Farha que refinanciase la deuda con pagos mensuales más bajos, pero la empresa se negó a hacerlo. Finalmente fue citado a declarar ante un juez y no se presentó.
“No trato de ganar tiempo. Pero no puedo pagar en estos momentos”, se justificó.
El ministro de economía de Hamas dice que llegó a haber unas 20 empresas que financiaban bodas registradas en Gaza. Pero hoy quedan solo cinco. La fiscalía de Hamas, el consejo judicial y la policía se negaron a permitir entrevistas a jóvenes detenidos por deudas contraídas al casarse y tampoco quisieron dar cifras.
Pero un funcionario de la fiscalía que habló a condición de no ser identificado porque no estaba autorizado a hacer declaraciones a la prensa dijo que hasta el año pasado se habían registrado unos 3.000 casos de este tipo.
El gerente de Farha, Salama al-Awadi, dijo que solo un 7% de sus clientes pagaron regularmente sus préstamos este año y que un 40% no dieron un centavo. Los otros pagan menos que la cuota mensual acordada.
“Uno puede ver que la situación es muy dura, de modo que tratamos de resolver esto como sea antes de acudir a los tribunales”, manifestó al-Awadi, agregando que la firma está también endeudada por los problemas que tienen sus clientes. Al no cobrar, no puede pagarle a carpinteros, proveedores y otros.
Con la recesión que vive Gaza, cada vez hay menos clientes. En el 2018 hubo un promedio de 20 novios mensuales que firmaban contratos con Farha. El año previo fueron 35.
“Este año serán menos”, dijo al-Awadi. “Cancelé muchos contratos y nuestro objetivo en el 2019 es sobrevivir con lo mínimo. Si las cosas siguen así, no tendremos otro remedio que cerrar”.
Uno de los clientes de al-Awadi es Yehiya Taleb, de 29 años, cuyos cuatro hermanos, todos casados, pensaban que en Gaza era problemático llegar a esa edad sin estar casado.
Taleb consiguió un trabajo como mesero en el que ganaba unos 180 dólares el mes, que no le hubieran alcanzado para pagar por una boda. Pero, deseosos de hacer cumplir los deseos de su madre, los hermanos firmaron un contrato con Farha por un plan de 2.000 dólares.
Se casaron en mayo y ahora Taleb y su esposa viven en una casa de alquiler en el campamento de refugiados de Shati, junto con la familia de un hermano. Sufre pensando cómo hará para pagar el préstamo. Espera que sus hermanos lo ayuden.
“Mi sueldo no cubre mis necesidades. A cuotas puedes pagar por algunas cosas”, manifestó.
Con información de Debate