* El columnista es autor de las novelas: “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo” y Premio Nacional de Periodismo 2016.
Recién renunció Omar Hamid García Harfuch como titular de la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía General de la República, cargo que ostentaba desde noviembre del 2016, nombrado directamente por Enrique Peña Nieto.
Antes encabezaba la división de inteligencia de la policía federal, puesto que dejó para relevar a Tomás Zerón, quien fuera acusado de alterar pruebas en el caso de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.
Desde que fue anunciado su arribo a la ex PGR, los padres de los 43 jóvenes protestaron contra García Harfuch debido a su presunta relación con “guerreros unidos”, grupo criminal señalado de participar en el ilícito mencionado, algunos de cuyos integrantes son buscados por la justicia, y otros permanecen en prisión por el mismo motivo, aunque los hechos aun no han sido debidamente aclarados.
El asunto es que Omar Hamid García Harfuch no podía seguir siendo parte de la 4T por la sencilla razón de que su formación tiene raíces en los gobiernos neoliberales.
Por ello extraña que no haya renunciado desde el primero de diciembre y no seis meses después.
Y es que desciende de una familia protagonista de la obscura historia del neo porfirismo.
Su abuelo fue el general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional durante el gobierno de Díaz Ordaz, y como tal, protagonista de alguna manera de los tristes hechos del 2 de octubre del 68 en Tlatelolco.
A este militar, sus “cuates” han tratado de vestir de héroe con alto sentido de lealtad patriótica, debido a que “rechazó” la presunta propuesta del gobierno gringo en cuanto a dar un golpe de estado contra el régimen de Díaz Ordaz, al que consideraba “insostenible” y en riesgo de provocar incluso, una guerra civil .
Dicha propuesta provenía del embajador Fulton Freeman en obediencia a instrucciones de Lyndon B. Johnson, entonces presidente del imperio gringo, llegado al cargo, como sabéis, tras el asesinato de John F. Kennedy en el 63, y electo para el siguiente periodo concluido en el 69.
Sócrates Campos Lemus, el más polémico líder del movimiento estudiantil, refirió en diversas ocasiones al columnista, eso de la heroicidad del general y cada vez con mayor énfasis, quizá impulsado por la amistad que don Marcelino y su hijo Javier le prodigaran, transcurrida la vergonzosa represión estudiantil.
Omar García Harfuch entonces, es nieto de Marcelino García Barragán, e hijo de Javier García Paniagua, el temible Jefe de la Dirección Federal de Seguridad y uno de los operadores de la guerra sucia contra los movimientos democráticos de izquierda o derecha, cuya eficacia lo llevó a ser considerado como probable candidato a la presidencia de la república.
Incluso dirigió el PRI.
Pero Omar también desciende de artistas. Su madre es María Harfuch Hidalgo, mejor conocida como “María Sorté”, destacada actriz de renombrada fama en el mundo del espectáculo.
Por ahí acusan a Omar de haber utilizado un helicóptero oficial para salvar a su progenitora, quien quedara atrapada en un centro turístico durante una inundación.
Pero bueno, ¿qué no hace uno por su madre?.
El caso de Omar Hamid García Harfuch es el de muchos que aun no se dan cuenta que México se está transformando. O que fingen no darse cuenta que la historia está cambiando.
POLÍTICA, LO MENOS IMPORTANTE
Mientras tanto, en las entidades donde hubo elecciones el domingo anterior, se registró el fenómeno recurrente de la abstención. En promedio la votación fue del 32-33 por ciento, lo cual indica que la política importa cada vez menos como intermediaria en la solución de la problemática social.
Y con mayor razón cuando los candidatos a los diversos cargos de elección no son los idóneos.
En Tamaulipas es muy penoso lo sucedido a MORENA con todo y las variadas explicaciones, o justificaciones, que no es lo mismo pero es igual.
Las disputas internas tienen mucho que ver, como también el importa-madrismo de la dirigencia nacional, obstinada en un pleito de callejón por el botín que sigue siendo virtual.
Lo que sí quedó claro fue la falta de profesionalismo político de Américo Villarreal Anaya, Héctor “el guasón” Garza González (quien en el apodo lleva la fama), Enrique Torres Mendoza, José Ramón Gómez Leal y por supuesto, de Yeidckol Polevnsky.
Esta última que celebrará lo hecho en Puebla y Baja California, aunque estos logros se debieron a circunstancias que no le corresponden.
En Tamaulipas entonces, desde el pasado domingo se empezó a escribir la otra historia que podría ser definitiva rumbo al futuro inmediato.
Sin embargo lo más delicado para el país, es que la política dejó de ser parte de la solución.
Ahora sí tiene sentido, aquello de: ¿votar?… ¿para qué?.
SUCEDE QUE
Después de este proceso, Américo Villarreal Anaya ha de entender que hacer política no es como él creía, pensaba o suponía. Recordad que la senaduría fue un regalo de la marca AMLO.
Ahora es diferente. Y si pretende avanzar tendrá que hacerlo con sus propias uñas. (Dicho sea sin ganas de ofender). Y eso si algo aprendió, si no, psss no.
Y hasta la próxima.